Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #14: De Buen Hijo No Se Hace Un Soldado

Al igual que los funcionarios del gabinete presidencial, el nuevo secretario de Gobernación, Lavestida, desinforma sobre la naturaleza del ejército de changos verdes. El secretario aseguró que "únicamente el ejército tiene la autoridad legal y moral" para imponer orden en Chiapas. Hágame el cabrón favor.

Yo le digo al secretario: El ejército tendrá autoridad legal, pero no moral.

En realidad, ningún ejército tiene autoridad moral. En tiempos de guerra y paz, los soldados son poco más que matones legalizados por, y al servicio único de, sus gobiernos. Los soldados matan enemigos, extranjeros o nacionales, porque matar es la razón de la existencia del ejército. Hasta los llamados "ejércitos del pueblo," como el de México, Cuba, China y Vietnam, acribillan y apachurran vivos con tanques a civiles al menor intento que hagan de desestabilizar a sus gobiernos. En México, después de la masacre de Tlatelolco en el 1968, de la violenta represión de sindicalizados e indígenas, y de tantas y tantas vejaciones diarias a civiles -bien documentadas por comisiones nacionales y extranjeras de los Derechos Humanos- a manos del ejército, pocos creen todavía que éste es una institución al servicio del pueblo. Mienten voceros del gobierno y periodistas encubridores al insistir en ese tipo de propaganda. Inclusive las noticias sobre la conducta del ejército entre la población ponen en entredicho esa afirmación tendenciosa. Es natural entonces -e inevitable- que los mandatarios apoyen en todo a sus generales, en detrimento de la ciudadanía. Sobre todo en las dizque democráticas naciones latinoamericanas, incluido México, donde es tradición que el ejército sea el servicio de guardaespaldas de los presidentes.

Ningún procónsul en México aceptará entonces, en público, que el ejército es la barrera protectora entre ellos y la población. Gracias a eso se permiten hacer desmanes administrativos y jurídicos sin perder el sueño. Saben que los soldados y sus metralletas velan sus sueño. Si por ahí sale una guerrita contra otros países ya irán esos soldados a pelear al extranjero, pero no con muchas ganas, pues se toparían con gente bien armada y entrenada. Cualquier ejército prefiere enfrentar civiles indefensos o, cuando mucho, guerrilleros nacionales mal pertrechados, mal comidos, mal dormidos, y peor entrenados.

Pocos han olvidado la crueldad asesina del Ejército argentino contra los civiles hace años, pero en la guerrita por Las Malvinas se vieron casos dramáticos de soldados argentinos llorando cual niños ante la fiereza de los soldados Gurkas del Ejército británico que degollaban a todos, pues esa unidad de combate no toma prisioneros. Es un hecho que los soldados se sienten más seguros cuando hay que disparar sobre estudiantes, indígenas, mujeres y niños, tal como hacen estupendamente los "ejércitos de paz" de la ONU en Somalia, o como hacen los soldados israelíes disparando ferozmente contra la chiquillada Palestina, o como hicieron los ejércitos occidentales en la Guerra del Golfo, enterrando vivos a decenas de miles de soldados iraquíes ya rendidos. Y bombardeando ciudades para destruir la población civil.

A propósito, días antes de la Guerra del Golfo decía un Marine que únicamente temía que los soldados iraquíes no respetaran las reglas de la guerra. ¡Y luego van y entierran vivos a los soldados iraquíes ya rendidos! Magnífica y ejemplar ética militar, similar a la de bestias salvajes en la jungla.

Solamente en este siglo XX, los civiles en China, México, Rusia, Africa, Inglaterra, Francia, Alemania, Vietnam, Camboya, Japón, India y más países han sufrido pérdidas humanas devastadoras a manos de militares. Quien haya visto documentales de los bombardeos sobre la ciudad de Dresde en Alemania, o sobre Vietnam y Camboya, concluirá sin duda que solamente mentes militares y enfermizas pudieron ordenar esas masacres de civiles.

Las únicas dos veces que se han usado artefactos nucleares en guerra fue precisamente contra civiles. Por eso, cuando un ejército se niega a disparar contra civiles, como hizo el ejército de Irán desobedeciendo órdenes y negándose a disparar sobre la multitud que quería derrocar al Sha, es digno de admiración. No obstante, ese espectáculo en Irán, que engrandeció por un momento el espíritu humano, no se da muy a menudo, pues ahí los soldados pensaron. Nada de "obediencia debida" para esos hombres, pues ¿cómo iban a matar a su gente obedeciendo una orden estúpida? Pero pensar es precisamente lo que no se les permite a los soldados de ningún otro país. Sus oficiales los idiotizan hasta el punto que sueñan únicamente en matar, aunque sea a su propia gente. Por eso los ejércitos matan con saña a sus conciudadanos civiles con tal de mantener a sus gobiernos en el poder.

Los soldados, para que sean eficaces, deben ser mentalizados -igual que rabiosos mastines- con entrenamiento diario hasta cometer ciegamente actos que avergonzarían a sus padres si lo supieran.

Por ejemplo. A la menor oposición de civiles, los militares mexicanos inmediatamente abren fuego sobre ellos, o los amenazan con "colgarlos de un árbol. ¡Para eso les pagamos! De esas acciones tarde o temprano se avergonzarán esos animales uniformados y sus familias. Concediendo que tuvieran conciencia. Pero no la tienen, por eso son soldados.

Un capitán de fragata argentino, acusado de torturar, violar y asesinar a civiles argentinos -y de secuestrar y asesinar a unas monjas francesas- dijo ésto a la prensa de su país: "La Armada me nseñó a destruir, no a construir; a poner bombas, a matar. Todo eso lo se hacer bien." Qué bonito, ¿eh?, la sociedad crea sus propios verdugos. Los impuestos que paga el pueblo son empleados para que los militares conviertan a jóvenes reclutas en partidas de monstruos locos, armados y con sed de sangre humana. Por eso se sabe seguido de matanzas en los propios cuarteles. De que la perra tiene rabia...

Hace veinticinco siglos Confucio dijo, "Las personas de buen carácter no matan con sus propias manos." O sea, matar enfundado en un uniforme militar (o policíaco) no es digno de personas inteligentes. Desde entonces las madres en China les dicen a sus hijos, "De buen acero no se hacen simples clavos, y de un buen hijo no se hace un soldado."

Así que, aunque la legalidad del ejército es aceptable, su moralidad mejor ni la mencionemos, pues luego empieza uno a recordar Tlatelolco, El Charco, Guerrero, Chiapas, etcétera.

PARA MORIRSE DE RISA:  La altura, la deficiente distribución de los recursos naturales y humanos, la contaminación ambiental y la inseguridad están matando capitalinos por racimos..., y ni así se salen esos cuates del dantesco desastre urbano-ecológico. Los criollos apodados "chilangos" (capitalinos) creen ser más listos que la gente de provincia (los pueblerinos), pero están demostrando lo ontrario. La historia demuestra que son los capitalinos los que tienen al país de rodillas, por pendejos. Están como conejos encandilados en la mitad de la carretera: Nadie atina a dar el primer paso decisivo para solventar realmente el problema. Gran parte de su problema se solucionaría si el gobierno cambiara de sede algunas de sus dependencias, digamos a Jalisco, o a Nayarit. Digo, si fueran listos, que no lo son más que en su imaginación. Los avances en comunicaciones, tales como satélites, telefonía, televisión, radio, cable, internet, fibra óptica, aviación, etcétera, han sido enormes en los últimos años, no se necesita que el gobierno federal esté apiñado en la capital. En una nueva o nuevas sedes, la planificación para absorber grandes números de gente sería más ordenada. Los recursos naturales, la vivienda, el transporte público, carreteras y la educación se distribuirían mejor. La gente viviría mejor y más tiempo. Pero no.

Con tal de que sus casitas (en terrenos robados a los indígenas cuando la Conquista) no sufran devalúo, ahí están los criollos capitalinos apretujados como cigarros. Tiran por la borda un promedio de veinte años de vida por persona.

Menos mal que los "pueblerinos" -ja, ja- somos menos listos: Fuera de la envenenada atmósfera de la capirucha viviremos una vida de más calidad y más larga. Así somos los provincianos, tarugos.

RITUALES CHINOS:  La persona que sabe rituales chinos entiende que cuando se encuentre en problemas los puede resolver con la ayuda de la metafísica china. Si el Cielo está de su lado y los dioses escuchan sus peticiones, sus deseos serán concedidos. Si fracasa en el intento, su situación no estará peor que antes de intentarlo.

Los rituales pueden resolver los problemas de trabajo, romance y dinero de cualquier persona. Con igual facilidad resuelven problemas de mayor alcance. Por ejemplo. Los problemas que un general pueda tener para resolver un conflicto armado, o los problemas de negocios o corporaciones, los problemas nacionales para evitar agresiones de otros paises...

Igualmente, los dioses no hacen las mismas distinciones que los hombres hacen entre lo bueno y lo malo. Algunos actos que los hombres condenan, los dioses no los castigan. Y los actos que los hombres admiran, a veces los dioses los reprueban. Tampoco se impresionan los dioses con la jerarquía de los humanos.

Todos podemos pedir ayuda a los dioses, quienes decidirán si conceden o no los deseos pedidos, sin importar el tipo de problema. Hasta las personas encarceladas pueden recurrir a rituales especiales para exponer sus casos ante los jueces celestiales y recobrar su libertad. Bajo ese principio de metafísica, los narcos mexicanos en riesgo de ser extraditados, y hasta los grupos de guerrilleros pasivos y activos -por mencionar algunas personas con problemas serios- tienen mejor alternativa protegiéndose con rituales que entrando en negociaciones con el Gobierno. Al fin que los gobiernos tarde o temprano acaban traicionando a los que se ven obligados a firmar acuerdos desventajosos con funcionarios. Los dioses, en cambio, nunca traicionan a quienes buscan su ayuda con fe y sinceridad.

En el ocultismo chino los rituales están divididos en nueve categorías: Tres tipos de rituales llamados "comunes," tres rituales llamados "superiores" y tres tipificados como "extraordinarios." Los rituales extraordinarios son para problemas de gran envergadura, tales como derrocar gobiernos, proteger un país de ataques militares internos o extranjeros, o atacar y neutralizar maniobras políticas o económicas de otros países. Estos rituales son considerados de Estado y hay más dedos en las manos que gente en China capaces de llevar a cabo tales rituales con éxito. Es más, la mayoría de la gente ni siquiera sabe de su existencia, menos de su estructura y alcance. Los rituales superiores son para proteger o atacar corporaciones o instituciones. Los rituales básicos o comunes tienen tres niveles ascendentes de fuerza, apropiados para resolver los problemas personales. Los rituales del primer nivel son ligeramente superiores a los que hacen chamanes, brujas, curanderos y demás; los del segundo nivel, más fuertes, son similares a los rituales hechos por los sacerdotes católicos, incluidos la misa, los exorcismos y el rosario; los rituales del tercer nivel son para extricar o hundir gente en cárceles y trampas similares.

Todos los rituales pueden ser hechos sin necesidad de pertenecer a ningún grupo religioso, pues no son religión y se hacen en la intimidad del hogar. Si la persona sabe rituales del tercer nivel, puede "sentarse a la puerta a ver pasar sus enemigos cuando los lleven a enterrar." Los rituales del primer y segundo nivel son más limitados en poder y requieren de más esfuerzo y continuidad para ser efectivos.

Con rituales chinos el Vaticano ayudó, a través de alianzas con gobiernos del primer mundo, a derribar el Muro de Berlín y trastornar la economía de Rusia y de otros países de Europa del Este. Pero la Iglesia, sintiéndose con fuerza suficiente para atacar países enteros se vio obligada a frenar en seco cuando quiso zarandear también a China, pues funcionarios de este país le advirtieron públicamente al Popis romano que ya habían detectado sus ataques y era mejor que no se metiera en honduras pues las consecuencias metafísicas para el Vaticano podrían ser negativas. Sabiendo el Papa que China es la cuna de todos los rituales católicos secretos, esos que esconden a los fieles, prudentemente dejó a China en paz en lo que a rituales políticos agresivos concierne.

Cuba e Irak, en cambio, junto con todos los demás países del tercer mundo incluido México, no han escapado a la influencia de ritualillos católicos y políticos emanando del Vaticano para forzarlos a ceder terreno político y militar. Desde 1980, La mayoría de los países sufren ataques de ese tipo, hechos por religiosos de diversas denominaciones cristianas. Es evidente que México sufre ataques políticos, económicos y metafísicos pero los criollos en el Gobierno no se han enterado, ocupados como andan en hacerse ricos en un año robando al pueblo. Y si lo supieran tampoco sabrían como defender al país utilizando rituales, pues no tenemos religión propia. Y con la Igle$ia no se cuenta, pues es romana y parte del lado atacante.

Para finalizar, y para que no piense usted que le hablo de oidas, le diré un método fácil para hacer sus propio rituales. Si usted prefiere no meterse en este tipo de acciones, entonces simplemente olvídelo. Este ritual, o petición a los dioses, es del primer nivel. Se hace desde casita, y se le conoce como "el arte del desquite" porque la persona puede pedir a los dioses lo que los hombres no le concederían jamás: Retribución sobre sus enemigos. El ejecutante puede pedir, por mencionar algunos ejemplos, castigo celestial al policía (o a cualquier autoridad nacional o extranjero) que le arruinó el día y el bolsillo con injustamente; o pedir un mejor trabajo (o simplemente trabajo); o castigar al político mentiroso por el que un día votó inocentemente; o lanzar ruina sobre oficiales y sus familias si le cargaron la mano en cualquier oocasión; o pedir ruina para el ladrón (y para sus hijos) que le aligeró de algunos bienes o dinero; o simplemente desearles lo peor a la compañia telefónica o de luz si le cobraron de más este mes. En fin, con este ritual pida lo que quiera y cuando quiera. El oficiante, claro está, igual puede pedir cosas buenas para sí mismo o para los suyos. Los dioses escuchan todas las peticiones. No es seguro que concedan de todas todas, pero las escuchan.

En este método se utiliza dinero como ofrenda a los dioses, mismo que de seguro redituará más beneficios que, digamos, darlo a los barrigones obi$pos. De cada cien pesos donados a los curas, descontarán los gastos personales y administrativos, la mochada al Vaticano o al pastor, menos lo que pesca el sacristán, y al final poco queda para motivar que los sacerdotes ayuden individualmente con rituales extras a los jodidos, a menos que los solicitantes sean muy criollos y muy ricos. En cambio, al hacer la persona sus propios rituales, el dinero es utilizado íntegro en la ofrenda y por ese motivo el efecto esotérico es más poderoso que el de un sacerdote. Además, la persona pondrá más interés en su propio ritual, que un sacerdote o chaman a sueldo.

Aclaremos también que no se necesita autorización de nadie para comunicarse con los dioses, ni para hacer exorcismos, ni para hacer o deshacer entuertos con la metafísica china. Los dioses no le han dado a nadie en particular patente de exclusividad para hacer peticiones al Cielo. No hay ni "escogidos" como alegan los judíos, ni "interlocutores autorizados" como dicen ser los pastores cristianos, ni "representantes de Dios e intermediarios" entre Divinidades y humanos como se ostentan los obi$pos.

Créamelo: Cada persona puede hacer su propio ritual en la intimidad de su hogar y como mejor le plazca, que eso no es ni delito ni pecado pues no requiere de la participación ni venia de sacerdotes, ni de cursos en teología. Al diablo con las Igle$ias, haciendo este ritual usted es tan poderoso como cualquier cura. La fuerza psíquica que emana de la quema de peticiones personales es más fuerte de lo que aparenta ser. Con la nada despreciable ventaja de que aquí nadie se entera de lo que usted desea que el Cielo le conceda.

Empecemos. Encienda una vela o varita de incienso en algún lugar de la casa que esté a salvo de interrupciones. Luego tome un billete de cualquier denominación (si en el país donde usted vive está prohibido quemar dinero, use dinero de otro país). Escriba en el billete el nombre del dios a quien la ofrenda va dirigidoa Por ejemplo, si quiere dinero, dirija su petición al "dios del dinero." Luego agregue su nombre y fecha de nacimiento. Encima de todo escriba lo que desea que los dioses le concedan. Queme el billete en un recipiente que contenga el fuego producido, frente a la vela, y concéntrese en pedir mentalmente el o los mismos deseos en el billete. Finalmente, apague la vela, cerrando el ritual.

Repítalo cuantas veces sea necesario, a cualquier hora del día o de la noche, y por cualquier motivo.


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


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Copyright © 1998, Francisco J. Vargas