Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #157: Nacidos Para Matar

(Antes que nada, mil disculpas a los lectores que durante más de dos meses esperaron en vano material nuevo de este habitualmente activo diseminador de principios militares. ¿El motivo? Un "apagón técnico" navideño, en el que el equipo de oficina cambió de dueño y nos impidió momentáneamente publicar nuevos artículos. Extraño incidente. A ver cómo les va después en la vida a los ingenuos pillos que están en el ajo, pues yo no necesito saber los nombres de quiénes me hacen cosquillas para freirlos. Porque afortunadamente [o no], yo no soy sumiso indígena de Acteal ni uso pañales, por lo tanto no me quitan el sueño los matasietes ni los locos. Lo bueno del traca-traca y su resultante receso fueron unas semanas de inmerecido aunque sabroso descanso en soleada y pacífica playa caribeña [conste, allí no vi por ningún lado al Ratón Atómico]. Finalmente estamos de regreso, bronceados y [espero] rejuvenecidos. Eso sí, estrenando por fuerza equipo cibernético, puertas y cristales de las ventanas. Pero cuando los dioses y el interés de la gente están del lado de una persona o de un pais, no hay enemigos físicos o metafísicos de importancia al frente. Por muy violentos que sean los canijos. Regresamos pues, y regresamos para quedarnos. A ver qué nos depara el nuevo Año del Caballo, pues trae consigo candentes y continuados galopes para todos. Es decir, será un año caliente y carrereado. Ay de quiénes suelten la rienda. Y con lo que le gusta al Cocacolo Fox treparse a cuacos y aviones, podríamos tener un año realmente divertidísimo.)

Todos entendemos que en tiempos de guerra es obligatorio empuñar las armas y defender al país contra quién sea (función no exclusiva de changos verdes). Pero también sabemos que los tiempos de paz, muy escasos por cierto, son periodos de progreso que nos permiten afianzar la civilización que tanto buscan destruir los bárbaros uniformados.

De manera que solamente un despistado piensa que la solución a sus problemas económicos es enrolarse voluntariamente en el ejército, especialmente en el Ejército mexicano, singular generador de represores legalizados. Todo mundo sabe que los generalotes mexicanos (incluidos los presidentes, sus jefes supremos), ordenan a la tropa secuestrar, torturar y desaparecer a ciudadanos civiles por el simple hecho de ser disidentes políticos (y algunos por ser "estudiantes," dijo un imbécil generalote responsable de algunas matanzas de civiles durante la guerra sucia en las décadas de los sesentas, setentas y ochentas).

Los mexicanos pagamos entonces el salario y el entrenamiento de los militares y a cambio ellos nos hacen víctimas de sus bestialidades. Ellos son los pisadores y nosotros las uvas, pues ni en el Legislativo ni en el Judicial, mucho menos en los medios, se considera criminal que los soldados asesinen civiles. Al contrario, se la llevan inventando leyes y pretextos para que los militares (disfrazados) ocupen las calles de las ciudades. Por su parte, los militares gastan enormes sumas de dinero (nuestro) en propaganda disfrazada de publicidad, esparciendo la lunática y hasta burlesca versión de que las fuerzas armadas son "limpias y honorables."

En el H(orrible) Ejército les hacen creer a los sardos que "matar por México" es prueba irrefutable de masculinidad. Luego van y matan a estudiantes, campesinos y disidentes. Hasta en el Colegio Militar engañan criminalmente a los cadetes, diciéndoles que dizque allí les enseñarán "a ser hombres." Pero eso es mentira. Hombres ya lo son desde que nacen, pues el valor no se enseña en ninguna escuela militar. En las siniestras fuerzas armadas nada más enseñan a los muchachos a cometer crímenes "en nombre de la patria." Después ya no sirven para nada, salvo para destruir ilegalmente vidas humanas. Por eso la mayoría de los gavilleros y guardaespaldas de narcos, curas, políticos y empresarios son ex-militares.

Pero contrario a lo que los generalotes mexicanos alegan, matar es un asunto demasiado serio ética y metafísicamente. Nada más que si algún civil se atreve a reprocharles sus marranadas, lo tildan de resentido o de envidioso, o a lo peor hasta de "traidor a la patria." Piden "pruebas," pero ellos no necesitan de las mismas para vejar y desaparecer gente, pues las leyes no aplican a las fuerzas armadas. De manera que esta pandilla de malhechores y paladines del oprobio llamada "ejército," continúa su sucia labor bajo el interesado cobijo y protección de las demás castas de poder ladino, incluyendo Iglesia y Congreso.

Ésa es mi opinión.

Y aunque los changos verdes gustan hablar mucho y bonito de banderotas tamaño sabana, de "razones de Estado," soberanía y de "honor militar," son los ciudadanos quienes al final pagan el precio de la trágica farsa con su dinero y hasta con su sangre al ser reprimidos por la odiosa y corrupta fuerza militar.

Desde luego que los tiempos políticos están cambiando ligeramente para bien de los ciudadanos, pero todavia no es posible criticar públicamente al ejército sin arriesgarse a desaparecer en alguna mazmorra militar, popular método de represión clandestina que causa placer infinito a los desquiciados generalotes verdes.

Así de retrógradas en derechos civiles andamos en este triste país.

Desgraciadamente, la protección del silencio que otorgan los medios a los militares es escalofriante y desmesurada, pues falsamente los tratan y publicitan como "héroes." Por eso, a pesar de que gobernantes y generalotes dan muestras de tener las manos manchadas con sangre de civiles, el pueblo mexicano no reacciona pues tiene el cerebro lavado con la propaganda militar. Por eso se resiste a creer (o toma de mala manera) las acusaciones que infinidad de denunciantes hacen continuamente sobre el abuso militar. No olvidemos que los militares ladinos son listos y sobornan a muchos comunicadores con falsos rangos militares ("oficiales auxiliares"), aunque lo suficientemente válidos para cobrar en la pagaduría militar el correspondiente pago del supuesto rango. Por eso los televisos leedores de noticias, directores de periódicos y columnistas pretenden tapar el sol con un dedo al defender los crímenes del ejército.

Lo bueno es que gracias a la televisión satelital y al Internet, la información sobre salvajadas militares en cualquier país vuela sin fronteras y ya no es posible detenerla matando a los mensajeros. No andaba errado un poco conocido escritor ladino peruano que, cuando empezó la gente a comunicarse entre si por Internet, exclamó horrorizado: "Esto es el Diablo, párenlo o se arrepentirán demasiado tarde." Entendió perfectamente que "la información es poder" y que el control ladino-gachupín sobre la indiada latinoamericana peligraba. Pero por lo visto sus hermanos étnicos pusieron oídos sordos y ya llegó a México el demonio de la información que tan acertadamente anunciaba el andino. Cuando la enfermedad se deja crecer, seguro que acabará con el enfermo.

Huelga pues decir que el sofocón de la información sobre los crímenes cometidos por militares mexicanos será enorme, pues aunque los "comunicadores" ladinos en los medios nacionales (conductores de noticias en radio y televisión, editorialistas y columnistas en la prensa), son necesariamente unos alcahuetes, el publico mexicano empieza lentamente a darse cuenta del engaño. Percibe ya que, contrario a lo que le han hecho creer los supuestos "líderes de opinión," el Gobierno y Ejército son vil caricatura de lo que deberían ser y no buscan servir, sino explotar y asesinar a los ciudadanos para enriquecerse en unos cuantos días. La corrupción gubernamental es la raíz de las masacres de civiles perpetradas por militares mexicanos (Octubre-02-68, El Charco, El Bosque, Aguas Blancas, Acteal, el genocidio endilgado por el Ejército a estados como Guerrero y Chiapas, asesinatos de activistas indígenas, et al).

De hecho, el miserable asesinato de la defensora de indígenas Digna Ochoa a manos de enfermizos sardos es solamente el último de una larguísima cadena de crímenes militares que empezó con la llegada a México de "Hernán Cortés y sus Carniceros Gachupines" (no precisamente un grupo musical, aunque aún bailamos al son que nos tocan sus descendientes en el Gobierno mexicano). Por eso digo que matar no es el "glorioso honor" que cacarean los militares. Al contrario, para ser asesino de civiles simplemente por se opositores políticos se necesita ser un desgraciado. Y para encima asesinar a mujeres y niños hay que ser un marrano en uniforme militar.

Los principios chinos de filosofía explican que los militares (y asesinos de toda clase, incluidos sacerdotes inquisitoriales) son diferente al resto de nosotros los humanos. Son, digamos, similar a las bestias aunque caminen erguidos. Ciertamente el Creador utiliza exactamente el mismo principio divino para manifestar vida en personas y cosas, pero por eso mismo los humanos civilizados respetamos la vida de los demás. En cambio, los sinvergüenzas, ladrones y asesinos (incluidos los gobernantes), son bárbaros y salvajes, especie muy por debajo de los humanos y más en armonía con los animales. Bueno, pues más abajo todavía de esos salvajes están los militares (de cualquier país).

Afortunadamente, el hombre educado sabe que nadie puede dar vida a otros, por lo tanto nadie tiene derecho a matar nomás por antojo, o por "órdenes de mi general." Quitar vidas es asunto exclusivo de dioses y de jueces. Es absurdo que un ejército como el mexicano asesine a la población civil y nadie proteste. Hasta el más elemental sentido común nos alerta que matar a una persona daña simultáneamente a su madre, esposa e hijos. ¿Qué daño le puede haber hecho al soldado la familia del civil que cae asesinado por sus balas? Obviamente ninguno, y sin embargo los familiares también sufren, y en mayor grado, las consecuencias del crimen. Todo porque el soldado es tan bruto que ignora qué es exactamente la vida humana. Eso sin considerar el punto más importante en un asesinato, que es cortarle abruptamente a la víctima, sin derecho alguno, su actual ciclo de reencarnación. Precisamente por eso consideramos estúpidos a los militares, porque no piensan antes de matar y utilizan la débil excusa de "cumplir órdenes superiores."

Por eso hombres y dioses desprecian a los asesinos, uniformados o no, considerándolos representantes del peor aspecto del hombre.

Fíjese usted en la cara de los militares (o en la de los cuicos, o en la de los chacales de la PGR), y aunque no sepa mucho de metafísica ni de fisonomía notará que esos cuates traen la maldad en la cara y a flor de piel. Sus intenciones malignas y asesinas son visibles hasta para los niños, por eso es aberrante que haya tanta gente en México que guste de asistir a los desfiles militares.

Si la gente tuviera la habilidad extra-sensorial necesaria para leer los pensamientos de los militares, muchos se desmayarían del susto. Por ejemplo. Hace unos años conocí a un general, y aunque era de noche y la luz eléctrica del lugar era escasa, al estrechar su mano sus pensamientos y mirada esquizofrénica me permitieron detectar instantáneamente alrededor de su cabeza un número considerable de cabezas descarnadas. Evidentemente eran los espíritus de sus víctimas, posicionados ya alrededor de su cuerpo esperando nomás su muerte para arrastrarlo ante el Juez de la Muerte. De hecho su propia cara ya mostraba ser, esotéricamente, más calavera que rostro humano. Tuve después que marinar mi mano durante media hora para finalmente despegar la invisible pero viscosa pátina de sangre humana que dejó plasmada en ella el militar.

Pobres diablillos, nuestros militares. Creen que los poderosos son ellos únicamente porque se atreven a cegar vidas humanas ilegalmente.

En años inmediatamente posteriores al conflicto Estado-Iglesia mejor conocido como La Cristiada, una familia norteña relataba que encontrándose reunida por fuera de la puerta de su casa al caer la noche, se detuvo frente a ellos un maduro oficial del ejército que a pie pasaba por allí. Les pidió permiso para utilizar la letrina de la casa, y se lo dieron. Ese tipo de retrete, por carecer de drenaje, siempre se construía al fondo de las casas, así que usualmente había que atravesar un corral antes de llegar al cubículo. Hacia allá iba el militar, cuando de repente se regresó corriendo con cara de espanto y gritando que el suelo del corral, alumbrado por la luna, estaba "empedrado con calaveras." Así se fue corriendo calle arriba, gritando como poseído. La familia no detecto borrachera en el hombre, así que tomaron su conducta como algo raro pero sin consecuencias.

Pero usted y yo sabemos lo que pasó: El militar vio los espíritus de sus víctimas clamando venganza. Por eso el relato no es tan raro como parece, ya que todos los países tienen historias similares. Los anales militares chinos, por ejemplo, contienen diversos incidentes mencionando a generales de diversas épocas que tuvieron alucinaciones similares a las del militar mexicano. Y es que la conciencia del ser humano reacciona igual frente al asesinato, en todas partes, sin importar su origen étnico, aunque pocos entienden que asesinar va contra la esencia del hombre y que las consecuencias son terribles en este mundo y en el otro. Por eso Confucio, el maestro más grande de la historia, se negaba a hablar de asuntos de guerra a pesar de ser un experto en el tema y de haber condenado a muerte el mismo a varios criminales cuando alguna vez fue gobernante.

El valor de la vida humana es tal que, invariablemente, los asesinos nunca vuelven a ser los mismos después de matar a su primera víctima, cuantimás si hacen del asesinato un hábito. Militares, clérigos, o civiles, los matones viven el resto de sus vidas sumidos en el alcohol o las drogas, pues su conciencia no les concede paz mental. El hombre sabe instintivamente que hace mal al quitar la vida a otros, de ahí que la primera ejecución siempre le provoca vómito al asesino, señal física y metafísica de que hizo algo indebido y monstruoso, entrando estúpida y voluntariamente a un camino escabroso y sin regreso.

Pero los civiles tenemos mucha culpa de las atrocidades militares, pues les pagamos a los changos verdes para que luego se vuelvan contra nosotros y muerdan la mano que los alimenta. Aunque algunos de los que matan legalmente (militares en tiempos de guerra, jueces y verdugos), pueden esgrimir la excusa de que sus actos son éticamente justificables. Su problema es que aún así será difícil que escapen a la venganza de los espíritus de sus víctimas.

Es evidente entonces que solamente un tonto busca empleo donde haya que matar gente, pues quien por necesidad de su trabajo tiene que causar la muerte de otros no terminará bien. Esto no quiere decir que no debe haber militares, pero hay que ser tarugo para desear ser uno de ellos. (Hasta pontífices y cardenales mueren de forma horrible debido a las muertes que causan. Acuérdese también como murió Hank (el mata-indios) hace poco, y espántese al ver el circo familiar que se traen JoLoPo y la Sasha a causa de la retribución a los crímenes del imbécil ex-presidente.) Los militares mexicanos terminan sus vidas de peor forma simplemente porque el número de sus víctimas es por necesidad mayor que el de los asesinos civiles, víctimas ejecutadas además lejos del campo de batalla y para beneficio único de los gobernantes.

El Ejército y el Colegio Militar son por necesidad nidos de ratas con botas ya que su enemigo natural es el pueblo. Porque póngase a pensar: México tiene militares armados hasta los dientes pero no hay enemigo externo que justifique el gasto, ya que al norte están los USA y al sur está Guatemala. Uno por grandote y el otro por chiquito, ninguno de esos dos ejércitos enfrentará jamás al ejército mexicano en el campo de batalla. El enemigo del Ejército mexicano es, entonces, interno. Las fuerzas armadas existen únicamente para servir y mantener al Gobierno gachupín en el poder. Los militares son pues cómplices dóciles de los gobernantes en eso de reprimir ciudadanos.

Y si la mexicanada se queja, los sardos se dicen inocentes de las barbaridades porque fueron "manipulados por politicos." Alegan que ellos "solamente reciben órdenes." Como si fueran bebitos lactantes los sinvergüenzas, o como si no tuvieran libre albedrío.

Quisiéramos que las cosas fueran diferentes, pero el patrioterismo de tercera siempre ha servido en México para que los generalotes ladinos, y la clase gobernante toda, vivan lujosamente al manipular en su provecho la fuerza represora de los uniformados. Buen negocio es para nuestros militares eregirse en "defensores de la soberanía" sin que nadie se los pida, y luego repartirse entre ellos el cuantioso presupuesto militar. Presupuesto que por cierto es ridículamente alto y desproporcionado, un insulto al pueblo si se tienen en cuenta los millones de pobres que tiene este país. Aún así, los medrosos y corruptos legisladores ladinos criminalmente aprueban el presupuesto tal y como lo solicita anualmente Defensa, sin quitarle ni un peso y sin que los generalotes tengan que rendir después cuentas del mismo a nadie. La única condición es que los militares asesinen indios rebeldes. (Son tan perversos los generalotes verdes, que para que el pueblo no se espante con el más de un millón de soldados que mantenemos con nuestros impuestos y pidiera cuentas al Gobierno, lo partieron en dos y a medio millón de sardos lo vistieron de color gris (PFP) llamándoles "militares con licencia." Al cabo que tenemos la cara de estúpidos.)

El militar mexicano criminal se defiende con el débil alegato de que obedece órdenes de sus superiores gachupines para matar civiles porque "las órdenes se obedecen sin discutirse." Pero aún si esto fuera cierto, se necesita ser muy pendejo (o muy sádico) para aceptar que las "órdenes superiores apegadas a Derecho" sean secuestrar, torturar y matar civiles. Aunque la impunidad les sea garantizada.

Por eso digo: Los militares mexicanos no solamente son delincuentes y asesinos, también son tercermundistas idiotas. Aunque exhiban metros de medallas de latón colgadas al pecho, recibidas "en pago a sus servicios" extramilitares.

#2. En las instalaciones militares de San Miguel de los Ja-güeyes, el secretario de Defensa quiso defender públicamente la participación del Ejercito en la guerra sucia alegando que "Los militares solamente cumplieron ordenes de gobernantes civiles de acuerdo al mandato constitucional que así lo establece."

Es decir, ¡este generalote baboso nos quiere hacer creer que dizque la Constitución establece que los changos verdes pueden legalmente masacrar civiles cada que se le hinchen los güevos al presidente en turno!

El generalote, ya totalmente fuera de si y de la realidad, agregò: "Así estamos educados los militares."

Pues que cabrones.

METAFÍSICA: Si usted nunca ha oído historias sobre extraños casos de actores de teatro, cine y televisión poseídos por espíritus vengativos, prepárese para entretenerse un rato con este fantasmal artículo.

Para empezar, es del dominio público que muchos actores están bastante trastornados mentalmente, o "lucas," como dice la gente. Sufren insomnio, depresiones, desenfrenos sexuales, conflictos de personalidad o identidad, y adicciones a distintos estimulantes. Es natural entonces que la mayoría de ellos acaben su vida trágicamente, o simplemente de mala manera. El origen de su disfuncionamiento mental, de acuerdo a la metafísica china, es que los actores ignoran que muchos de los personajes que interpretan están metafísicamente contaminados. Puede ser que la obra o script describan negativamente a un personaje histórico y por eso su espíritu toma venganza dañando al actor. O que las obras hayan sido plagiadas y los espíritus de los verdaderos autores exijan al Cielo retribución, por lo que se les permite posesionarse de actores y autores. Mientras más interprete fielmente el actor a un personaje de ésos, peor le irá en su vida personal. Casos de éstos hay miles, lo mismo en China que en Europa o en América.

Por citar un ejemplo, diremos que hay un misterioso maleficio que ha perseguido y destruido física y mentalmente a muchos de los actores ingleses (117 hasta la fecha) que han interpretado en teatro, cine y televisión a Sherlock Holmes, el frío y zurdo sabueso inventado por Arthur Conan Doyle.

Entre los más famosos intérpretes de Sherlock Holmes en el celuloide recuerdo a Basil Rathbone, John Barrymore, Peter Cushing, Christopher Plummer, Frank Langella, Stewart Granger, Roger Moore, y sobre todo al último y definitivo Sherlock Holmes por televisión, Jeremy Brett. De los actores ingleses más afectados por el maleficio, se sabe que cada uno de ellos trató de darle un toque personal a su interpretación del mítico detective ("El hombre que nunca fue"), pero en el pecado llevaron la penitencia.

Quizás el personaje está maldito porque ahí se oculta un gran crimen o un plagio. O porque simplemente al espíritu de Conan Doyle no le ha gustado la manera en que el analista supremo ha sido interpretado. Recordemos también que Conan Doyle fue teósofo, ocultista y espiritista de hueso colorado, así que no sería extraño que espíritus benignos o malignos se hubieran colado en sus obras. Porque Sherlock Holmes es un tipo bastante oscuro, complejo, frío, terco, algo repulsivo, y de pilón depresivo. En otras palabras, Holmes es un tipo cruel. "Todo cerebro y nada corazón," diría de el su compañero de cuarto y único amigo --¿y amante?-- el doctor Watson.

(Por cierto, Sherlock nunca dijo "Elemental, mi querido Watson." Fue Watson el que dijo triunfal, en El Caso del Hombre Deforme: "Elemental, mi querido Holmes.")

Conan Doyle describió a Holmes como adicto a la cocaína, fumador empedernido, espadachín non, boxeador, judoka, desafinado violinista amateur, químico autodidacta y peligroso debido a las continuas explosiones en su "laboratorio," y homosexual. Su lenguaje corporal lo pinta vagamente como un hombre introvertido y depresivo, al grado de pasar días y noches trepado en un sillón y en posición fetal, párpados entrecerrados y con las rodillas cerca de la nariz. Quizás como resultado, digo yo, de que su hermano mayor, Mycroft, es más listo que Sherlock y tiene una posición importante y misteriosa en el Gobierno, exactamente en el Ministerio del Exterior.

Ahora bien. Al no haber un modelo físico exacto y único describiendo al excéntrico y cerebral Holmes, cada actor trata de inventar a través de su interpretación su propia versión visual de la supuesta personalidad del detective. Y como la mayoría de los actores busca convertirse en el personaje mismo, les resulta imposible, al terminar el día, abandonar la falsa personalidad adquirida. Y se llevan a casa con ellos el personaje. Por eso la locura se apodera fácilmente de quienes tratan de encarnar fielmente a Holmes en el escenario o en el celuloide. Al darle vida a su manera al hueco muñeco de ficción, los actores prácticamente invitan al espíritu de Conan Doyle a posesionarse de sus mentes y llevarlos de la mano a la tragedia personal.

El personaje llamado Sherlock se apoderó hasta de la mente de su creador, Doyle, pues la vida personal del escritor fue absorbida por el monstruo que su pluma creó (o no). Es tan fuerte la personalidad de Holmes que todavía hay gente que creé que el detective privado existe y vive en una calle (221B) de Londres llamada Baker Street. Al menos siguen llegando cartas a esa (ficticia) dirección (o sea a la Oficina Postal), tratando de contratar los servicios de Holmes.

La mayoría de los actores que personifican a Sherlock Holmes, decíamos, eventualmente sufren sentimientos de inferioridad profesional y se extienden más allá del límite de su capacidad física y mental, convencidos de que no han logrado el nivel de interpretación que el personaje requiere. Holmes, para decirlo pronto, les roba el alma. Y esa es precisamente la maldición de Sherlock Holmes, porque llega el momento en que la obsesión rompe la delgada cuerda del equilibrio mental de los actores y éstos acaban dementes o adictos a drogas y alcohol. Acuciados por los espíritus, los actores erróneamente imaginan que su interpretación puede extenderse más todavía, y un mal día el terrible síndrome de Jekyll and Hyde se apodera de ellos dotándolos de escalofriante doble personalidad acompañada de depresión aguda. Caen en profunda fosa depresiva y su mente se puebla de fantasmas, conversan con personajes famosos e imaginarios, escuchan voces, e inútilmente pelean contra esos demonios.

Luego les viene el insomnio, la pérdida de apetito y las malpasadas, la irritabilidad, los excesos en conducta, las alucinaciones, el discutir por cualquier cosa, y el narcisismo. Padecen ataques de neurastenia, imaginan fantasías grandiosas, hablan con Dios...... Finalmente es necesario internarlos en manicomios para ahogar su enfermedad con productos químicos, o aplicarles un exorcismo antes que se auto-destruyan al creer ser importantes pero ficticios personajes de los que interpretan.

El último actor que representó --estupendamente, por cierto-- a Sherlock en la televisión británica, Jeremy Brett, terminó totalmente paranoico. Una fría y lluviosa noche londinense se le brincó la cadena y lo encontraron semi-desnudo, de rodillas y llorando inconteniblemente fuera de la casa de Conan Doyle, suplicando al espíritu del escritor que lo librara del maleficio del detective. Pero antes y despues tuvo muchas otras recaídas mentales. Entraba y salía a hospitales siquiátricos constantemente, evidentemente poseso. Finalmente Brett el actor murió del corazón, creyendo ser el Sherlock Holmes de ficción hasta el último minuto de su ya miserable vida.

Casos de ésos sobran en el mundo del espectáculo, y lo mismo hombres que mujeres pueden caer víctimas de posesiones como las descritas. Recientemente encontraron vagando por las calles de un suburbio de Los Angeles a la desquiciada actriz canadiense que hizo el papel de Lois Lane en las películas de Supermán. Y sabemos que muchos actores mexicanos, hombres y mujeres, acabaron destrampados. Hay hasta ventrílocuos que pierden la cordura cuando "descubren" que dizque sus pinches muñecos de madera tienen vida propia.

Por si las moscas, le advierto: Si usted está planeando convertirse en actor, le sugiero que se vaya con mucho tiento. Porque yo veo que hasta Chespirito, Chabelo, y Brozo, personajes infantiles realmente demasiado oscuros y auténticos casos de siquiatría, se apoderaron ya de sus bastante maduritos actores. Y qué me dice de Eugenio Derbez y de Ortiz de Pinedo, patéticos casos de asilo para locos. Pulula ahorita por la farándula capitalina un actor que interpreta a una mujer demasiado bien en una obra teatral sobre jotos peluqueros de señoras, y luego se enoja cuando en la calle los demás le dicen puto. Dice que únicamente hace su trabajo (ah pa' trabajito que se buscó el güey) y pide "respeto" para sus cinco hijos, pero al vestirse de mujer el es quien primero les falta al respeto a sus vástagos. Yo no me vestiría de mujer para ganarme el pan ni por todo el oro del mundo, así que debo concluir que a ese cuate ya lo poseyó el espíritu de algun travestido jarioso, o ya le agarró por su propia cuenta amor terrenal al pitirrín. (Adal Ramones es solamente un inservible desabrido.) Mejor limítese usted a interpretar a alguno de los enanos amigos de Blanca Nieves, y ya que ande allá abajo entreténgase levantándole la falda.

Y si usted no es actor ni piensa serlo, entonces la próxima vez que lea sobre las misteriosas locuras de artistas no los critique, mejor compadézcalos: Viven bajo la terrible influencia de espíritus poco chocarreros.

Lo que yo realmente quisiera ver es cómo acaban de la cabeza Alfonso Arau y Alejandro Fernández, ahora que el par de sinvergüenzas ladinos buscan cagarse en el nombre y espíritu de Emiliano Zapata. Arau anda haciendo una méndiga peliculita sobre el líder campesino mexicano sin otro fin que embolsarse mas dólares. El afán explotador de Arau lo llevó a insultar al pueblo mexicano no-ladino insistiendo en que Fernández sea el intérprete del más famoso agrarista del país. Dice Arau que el cantante es el intérprete idóneo porque dizque "monta bien a caballo." Hágame el cabrón favor.

Pero así queman los ladinos gachupines mexicanos.

Y después se sorprenden y hasta disgustan si la gente los embruja con rituales por ser hijos de su pu......

NUESTRO FÚTBOL: Tanto que chingan los técnicos nacionales alegando que no tienen el tiempo suficiente para preparar a la Selección, y el día que lo tienen lo desperdician poniéndose a "ver jugadores." Como si nunca hubieran visto lo que hay en el mercado local.

Así que el Babas Aguirre (también le dicen El Vasco), en lugar de utilizar la Copa de Oro para amalgamar al equipo que llevará al Mundial, su puso a hacer "experimentos tecnicos." Según el para prepararse para el próximo Mundial, pero pocos de esos jugadores iran al Oriente. Lo único que logró fue exhibirse como un estratega incapaz. Sin jugadores probados no gana nada. Más le valdría ponerse ya a practicar, de rodillas, el discurso para convencer a Cuauhtémoc Blanco de que vuelva al tricolor.

Y de pilón está ciego el güey, pues después del juego contra Corea alegaba que los orientales ¡se habían encerrado! Lo que pasó fue que el equipo coreano le jugó al fuerza-contra-fuerza y Aguirre (como todos los técnicos mexicanos) nunca supo descifrar el fácil acertijo que le mandó el técnico holandés. Y la malteada, naturalmente, se la bebieron los coreanos.

Con justicia le gritaron los aficionados "burro" al Vasco.

Y sin embargo la solución a los problemas del tricolor es mas sencilla de lo que supone el "genio" Aguirre: Nada más hay que sentar a los jugadores frente a un pizarrón y explicarles, como a los niños, que las triangulaciones con el balón de poco sirven, que se requieren más líneas rectas y largas. Y hacia al frente, no hacia el propio portero. Porque los pasecitos laterales de dos y tres metros, que además fallan los mexicanos el 95% de las veces, no sirven para ganar nada grande. Lo que nuestros tontuelos jugadores llaman despectivamente "el pelotazo," requiere de alta técnica y de un mínimo de inteligencia, misma que les sobra a los europeos pero que yo no les veo por ningún lado a los seleccionados ladinos.

La verdad es que Aguirre no podrá hacer un buen papel en el Mundial ni aunque se lleve a todos los extranjeros naturalizados que haya en el balompié nacional. Porque el problema es el lerdo cerebro del técnico, no la falta de jugadores capaces. Lo anterior se comprobó, por si hiciera falta todavía, cuando la selección de Yugoslavia le recetó después un baile a la Selección en Phoenix. Los juveniles de Yugoslavia le pegaron antes a Meza, y la Selección grande le pegó ahora a la de Aguirre.

El futuro para la Selección pinta bien, ¿o no?

#2. El uniforme de la Selección esta peor diseñado que los anteriores. Los federativos ladinos de la FMF son unos inútiles y tienen el peor gusto del mundo. Con decirle que el tercer uniforme está más vistoso que el primero. Y ni cuenta se han dado los dueños de la Selección, tercos en meternos los colores de la bandera por los ojos para que no les mentemos la madre por su porquería de equipo y técnico.

#3. Como jugador, el ladino Hugol fue un grande a quien nadie le regaló nada. Como tecnico, este cuate padece de ínfima calidad humana. A lo peor por eso se lleva tan bien con los espanholes. Lo que hizo con Marcelino Bernal, despidiéndolo a mitad de la temporada sin siquiera permitirle retirarse honorablemente al concluir el torneo pasado, fue una auténtica cochinada. Hugo Sánchez creé que nomás el existe en el fútbol nacional. Pero resulta que Marcelino también fue un grande de las canchas y con la Selección, aunque no haya "jugado en Espanha." Lo que Hugo le hizo fue un insulto no solo al jugador, sino a todo el fútbol y a nosotros los aficionados, pues se permite que un baboso destruya impunemente la trayectoria profesional de otros por envidia y por razones personales. A eso le llamamos mala educación y poca madre. Nada es más importante en la sociedad que la cortesía, el darle su lugar a las personas decentes. Pero Bernal se pasa de buena gente al soportar callado la humillación, demostrándole inusitado respeto a quien no lo merece. El respeto se le demuestra únicamente a quien lo sabe apreciar.

Hugo, querido: Yo aplaudí en los estadios tus hazañas futboleras. Pero en cuanto a ética de técnico, eres una pena. Así no se demuestra liderazgo sobre los hombres, ya lo verás.

FISONOMÍA: Los diez millones (última cifra revisada y aumentada) de ladinos gachupines mexicanos controlan a noventa millones de no-ladinos, sabido es. Triste pero cierto. Y aparte del control económico, cultural, religioso y militar sobre la indiada, los ladinos también controlan el mundo del entretenimiento y los deportes.

Por ejemplo. Los ladinos nada más promueven a los suyos en el deporte. En las Olimpíadas de Invierno en Utah, fueron unos mexicanos no-ladinos a competir en deportes sobre hielo, y debido a que México es un país caliente su bajo nivel de competencia los dejó en los últimos lugares. Y no vea la escandalera que armaron los comentaristas ladinos en los medios. Lo menos que pedían es que los competidores regresaran de rodillas y de noche al país. No es que no sepan que el espíritu de las Olimpíadas es exclusivamente competir, su rabia es que los muchachos no pertenecen a la casta gobernante.

Porque en el tenis, donde los competidores mexicanos si son gachupines, históricamente únicamente se ha hecho el ridículo, pero los mismos comentaristas no dicen nada porque son hermanos étnicos. Lo mismo pasa con los corredores de carros, con los toreros, con los jugadores de fut americano y soccer. En cambio, no vea el paroxismo que viven los cotorros del micrófono con los regulares logros de la corredora Guevara. No digo que ella no merezca elogios, pero es que siendo ladina todo lo exageran y hasta estatua le hicieron. Todo esto con el fin de tener a los indios bobos con los ladinos blancos.

En cambio, el mexicano no-ladino que sin alharaca le dio verdadera satisfacción a los mexicanos, el boxeador Marco Antonio Barrera quien le arrebató el campeonato del mundo a un inglés, ni siquiera mereció una invitación a desayunar a Los Pinos como la Guevara y otros ladinos mediocres, mucho menos le harán una estatua. Los comentaristas están mudos en cuanto a Barrera se refiere, únicamente porque no es gachupín.

¿Alguien duda todavía que México vive hoy bajo la alpargata de los conquistadores espanholes?

Quién sabe qué celebrarán los taimados ladinos mexicanos cada 16 de septiembre, espuria fecha de "Independencia."

Dice la historia oficial que por esas fechas "los mexicanos expulsaron a los españoles."

¡Bah! La madre del Gran Caca Fox es nacida en Espanha.

OPORTUNO AVISO: Debido a próximos cambios técnicos indispensables para continuar esta década con la publicación de nuestra columneja que tanto escozor causa en Gachupilandia, (es que nos vamos a cambiar de casa en la red, aunque mantendremos la misma dirección de e-mail), y por la meticulosa preparación requerida en el lanzamiento en espanhol (ahora si ahí viene el lobo, en el otoño) de mi libro Ocultismo Chino, el número de artículos publicados este año será obligadamente menor al del año pasado. Pero lo que ganaremos todos a cambio, en cuestiones de metafísica china y estrategia militar, será sensacional. Ya lo verá usted, será un método político-esotérico único en la historia del mundo. (Que el Cielo agarre confesados a los malvados.)

Y made-in-México, para que más les duela a nuestros racistas ladinos.


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


left arrow.gif - 83 Bytes  Col #156 up arrow.gif - 83 Bytes   Home up arrow.gif - 83 Bytes Columnas right arrow.gif - 83 BytesCol #158 

 

  Copyright © 2002, Vision Press Films