Dice Fox que "no es posible seguir ordeñando a PEMEX." Miente. Mientras los ladinos gachupines estén en el poder, será posible seguir ordeñando a todas las instituciones que tengan algo qué robarles.
A los que ya no podrán seguir "ordeñando" desde Los Pinos es a los campesinos de Mexico.
Producto de la voraz e ilegal expropiación de casi seis mil hectáreas de fértiles tierras que el Encomendero Fox quiso hacer víctimas a los campesinos de Atenco, pequeña comunidad ejidal del estado de México, las supuestas ovejas de sacrificio se les rebelaron con éxito a sus explotadores gachupines en el momento y lugar menos esperados. Y ardió Atenco. Tenía que ser, porque a la violencia hay que responder con violencia similar o mayor, so pena de ser arrollados por bravucones autoritarios como la Rata Montiel, gobernador del Edomex. No es posible razonar con bestias, ni aunque sean funcionarios de gobierno.
Los campesinos mexicanos finalmente se hartaron (después de cinco siglos de sumisión) de entregar lingotes de oro a los gobernantes ladinos a cambio de viles cacahuates. Terminaron los de Atenco con la tradición gachupina de expropiar tierras de indígenas a la brava, tradición que impuso el invasor gachupín Hernán Cortés al expropiarle a Moctezuma su lujoso palacio para que el matón ibérico construyera allí el suyo propio. Excelente método de hacerse rico sin trabajar, el de los ladinos.
La gota que derramó el vaso de la inconformidad en Atenco fue la brutal expropiación de fértiles terrenos para construir en ellos el Aeropuerto Internacional de Texcoco. Esa construcción, según planearon los ladinos en Los Pinos, sería una mina de oro para ellos y un valle de lágrimas para los campesinos. Al fin que los nativos nada valen y la Constitución mexicana está hecha para robar indígenas a la luz del día. Permite que los gobernantes puedan expropiar sus mejores tierras y casas a campesinos o citadinos inermes, sin más pretexto que el "interés público."
En otros países, la expropiación de terrenos para obras públicas es bienvenida por los afectados porque se les paga el precio justo por sus propiedades, y/o se les reubica en tierras de valor similar. En los Estados Unidos, por ejemplo, la gente se alegra cuando les expropian sus casas para carreteras públicas, porque les pagan por ellas el precio que tienen en el mercado de bienes raíces. Pero en México los políticos y gobernantes ladinos copiaron el concepto de la expropiación de otros países, y luego lo torcieron perversamente para beneficiarse nada más ellos, aduciendo que no hay necesidad de pagar nada a sus víctimas. Mucho menos hay necesidad de pedirles su opinión.
Aquí no hay participación ni consenso público antes de una expropiación, no hay consulta a la ciudadanía, no hay reposición de terrenos expropiados, mucho menos hay pago de la tierra a su precio verdadero. Los proyectos públicos se planean en secreto, sin explicación alguna a las víctimas de las expropiaciones. Aquí los ladinos se reparten desde antes las ganancias, y llevan a cabo el robo de tierras sin más aval que la firma del presidente en turno. La justificación oficial es, "friéguense unos cuantos para el beneficio de muchos." Pero la mentada "utilidad pública" es teoría solamente, ya que en la práctica los terrenos expropiados siempre han servido como la Lotería Nacional, no para beneficio público sino para enriquecer a gobernantes aprovechados de la ocasion.
Y el Congreso callado ante tales abusos, pues los legisladores ladinos se benefician también con las expropiaciones, ejemplo viviente de lo cual es el senador panista "jefe Diego," dueño de magníficas tierras cerca de la playa en Punta Diamante. Sucede que esas tierras fueron expropiadas arbitrariamente por el gobierno priísta, y después obsequiadas en bandeja de plata al ahora senador y entonces candidato a la Presidencia, a cambio de su silencio político en la increíble ascensión de Zedillo al trono de México. Los gobernantes no roban a punta de pistola, sino con la Constitución en la mano.
Y no tienen llenadero los sinvergüenzas. No es suficiente que el gobierno administre para su único provecho enorme cantidad de tierras a lo largo y ancho del país, tierras que en esencia son de todos los mexicanos. No bastan a los gobernantes las enormes ganancias por la explotación de recursos naturales como petróleo, minerales y maderas, ganancias que invariablemente acaban en sus manos. Tampoco les basta con imponer al pueblo onerosos e injustos impuestos para pagar robos salvajes como el Fobaproa. No les basta con la explotación de licencias y concesiones de comunicaciones y transportes en beneficio único de las familias de la clase gobernante. Menos les basta con los préstamos de miles de millones de dólares que cada año recibe el Gobierno del exterior, millones que los presidentes y sus cómplices se embolsan enteritos pero que nosotros pagamos después con más contribuciones. Tampoco les basta con los contratos de construcción de obras de gobierno otorgados a amigochos y parientes sin licitación previa alguna. Tampoco bastan el acaparamiento y venta ilegal de tierras que el Gobierno vende para engordar las cuentas de banco de los secretarios de Estado. Nada de eso basta. Ahora el Gobierno del Encomendero Fox ordenó que los campesinos de Atenco entreguen sus tierras de gratis, y se vayan a buscar el pan brincado la frontera norte ilegalmente, pues el gobierno panista es "de mercaderes, y para mercaderes."
La "utilidad pública" es pues jerga política de los gobernantes para decir a los ciudadanos: "Arriba las manos. La bolsa o la vida."
(Ni se imagina usted, por citar un ejemplo, la cantidad de tierras que expropió para su provecho el presidente Miguel Alemán: Millones y millones de hectáreas en todo el país, especialmente en Baja California norte. Saque cuentas de las tierras que se han repartido entre ellos los ladinos en el poder [políticos, senadores, diputados, gobernantes, gobernadores, generales y curas], y entenderá la imperiosa necesidad de sacar a los ladinos de Los Pinos. Es imprescindible regresarles esas tierras malhabidas a los campesinos y pobres del pais.)
Precisamente porque el asunto del aeropuerto en Texcoco involucra el inhumano desplazamiento de miles de personas, el ex-presidente Zedillo desistió de expropiar los terrenos durante su administración. El estudio de la situación que Zedillo ordenó recomendaba un pago alto por indemnización a cada ejidatario, más casas nuevas con todos los servicios en algún otro lugar, y hasta empleos para los campesinos en la construcción del aeropuerto. Proyecto carísimo, así que quedó archivado.
Pero llegaron a Los Pinos el muerto-de-hambre Vicente Fox y su pandilla. Desempolvaron, entre otros, el proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco. Buscaban ganancias rápidas y sin inversión, y se carcajearon de la prudencia de Zedillo. Los panistas dictaminaron que a la indiada no hay que pagarle nada por sus propiedades, pues somos producto de explotación, ovejas engordadas para el león hambriento. Por eso el Babas de las patotas procedió a expropiar-robar tierras a los campesinos de Atenco. Ni siquiera tuvo Fox que embozarse, ni robar en camino real con arma de fuego en mano, pues bastó su firma en el decreto de expropiación.
Y chinguese el pueblo, que para eso es pueblo, ¿o no?
Pues no. Esta vez, no.
Sucede que por su avaricia Fox metió la pata hasta al hombro en Atenco, arruinando para siempre el próspero negocio de la explotación de indios que tantas y tan enormes fortunas ha dado (y que ya no dará más) a los ladinos mexicanos. Bien dice el principio de estrategia china: "Nada hay más humillante que ser exhibido por un oponente menor que se haga famoso derrotándonos." Y aconteció que el grupo de campesinos anónimos de Atenco derribó, sin querer queriendo, al hasta ahora omnipotente poder presidencial ladino cuando le pararon los pies a Fox y gavilla que lo acompaña.
Hagamos memoria. Los gobernantes deben servir y proteger a los ciudadanos, no victimarlos. Pero los campesinos de Atenco fueron arteramente victimados cuando se dio a conocer, el 22 de octubre de 2001, un abusivo decreto expropiatorio de dizque "terrenos de ínfima calidad" para construir el Aeropuerto de Texcoco. Vivillos, ¿eh? Y Fox ni se dignó avisarles a los campesinos directamente del robo, pues él gobierna para los ladinos, no para la indiada. Su sucia conciencia hizo al presidente esconderse de los labriegos como dicen que Caín se escondió de Dios después del quijadazo. Los afectados se enteraron del despojo presidencial….por los periódicos.
Hágame el cabrón favor!
La expropiación fue injusta porque el gobierno priísta les vendió a los ejidatarios de Atenco tierras infértiles hace treinta años, a seis pesos (de los de antes) el metro cuadrado. La venta la hizo el Gobierno a través de la reforma agraria con el fin de quitárselos de encima, pues los campesinos estaban posesionados del lugar desde que terminó la Revolución. Es decir, titularon las tierras de familias descendientes de los revolucionarios, quienes después de "la bola" se dedicaron a trabajar la infame tierra a donde los relegaron los políticos grandallas.
Los ladinos poderosos fueron los únicos beneficiados económicamente por la bendita Revolución, los que sin arriesgar la vida acapararon los mejores terrenos en las ciudades, playas y campos. Por eso el gobierno consideró que darles tierras lejanas y salitrosas a los sombrerudos sobrevivientes, y además hacerlos que pagaran por ellas, era negocio redondo. Y ciertamente fue negocio para los gobernantes-explotadores priístas, puesto que las tierras federales pertenecen al pueblo. El gobierno es únicamente administrador de bienes, pero a los campesinos de Atenco les vendieron lo que ya era suyo, lo que debieron darles de gratis por sus servicios al país durante la Revolución. Ellos pelearon por obtener un terrenito, y a los que el gobierno no asesinó (como a Emiliano Zapata), les vendió terrenos inhóspitos. Pero así es mi tierra.
Y ahora el Uñas-largas Fox trata de robarles sus tierras a los campesinos de Atenco por medio del criminal decreto de expropiación. Y "como compensación," el salvaje presidente-delincuente les asignó la fabulosa cantidad de siete pesos (de los actuales) por metro cuadrado a pesar de que todavía días antes de la expropiación se estaba vendiendo libremente allí la hectárea de tierra de baja calidad a tres millones de pesos, y a seis millones la hectárea de tierra de primera. Y ahorita mismo vale ya tres veces más en el mercado de bienes raíces.
La avaricia de Fox se hizo evidente hace meses, cuando alguien le preguntó en público si el pago de siete pesos por metro cuadrado era justo. Y tuvo la indecencia de contestar que los campesinos "se habían sacado la Lotería" con el pago de siete pesos por metro. Y otro funcionario federal, todavía más burlesco que Fox, presumió que hasta se les estaba pagando de más a los labriegos "por sus tierras saladas." Así de cínicos son los angelitos.
Pero en julio 15, un día después del trueque de rehenes y detenidos, nos despertamos con la noticia de que los precios de las tierras en Atenco se han disparado en Los Pinos: Fox ofrece ya a los campesinos ¡53 pesos por metro cuadrado! Ocho veces más que antes. ¿Otra "Lotería" del presidente explotador para los campesinos? Pues no, porque todavía es menos en valor real de lo que pagaron los campesinos por tierras sin construcciones ni servicios hace tres décadas. Tampoco hay oferta todavía de reasentamientos, no sea que les de un infarto a los campesinos por tanta generosidad gubernamental. Y no ha dado todavía la cara el falso "ranchero" Fox a los campesinos de Atenco. A lo peor teme el presidente que se le caiga la cara de vergüenza cuando los campesinos le digan en su cara lo que vale.
Imagínese el negociazo secreto que pensaban hacer Fox y cómplices con esas tierras al revenderlas a los inversionistas del aeropuerto. No es de extrañar que "A la calle los de Atenco," fuera la tajante orden de un presidente con signos de dólares en los ojos. Qué los campesinos se vayan de mojados a arriesgar la vida si quieren comer al menos una vez al día, fue la decisión personal de Fox. O que se mueran de hambre en la calle, pues al Cocacolo lo mismo le da. Le faltó a Fox verbalizar sus verdaderos pensamientos: "Fuera de sus tierras por sombrerudos, por no ser ladinos-gachupines. Quién les manda tener la piel oscura y no hablar yidish."
Pero si los campesinos pagaron en su día seis pesos por metro cuadrado, por las devaluaciones e inflación hoy esos seis pesos valen menos que seis centavos. De manera que al ofrecerles Fox unos pesos por metro cuadrado, que serían centavos de antes, y ya con la tierra fértil en un 80%, con luz, agua y carreteras, y casas construidas, el Gobierno panista literalmente los está asaltando a plena luz del día. Pretende obligarlos a abandonar sus tierras, su historia, sus memorias, la tierra de sus antepasados, sus cementerios, su fuente de ingresos para medio subsistir al menos, pues nomás de trabajar la tierra en parcelitas nadie se hace rico. A cambio, Fox les ofrece la muerte por hambre, la calle como vivienda, el desempleo, el analfabetismo, y la ruina.
¿Eso es la cacareada "utilidad pública"? Digo, yo me sentiría mal al tomar un avión en el nuevo aeropuerto sabiendo que está hecho (dizque para mi "beneficio") sobre las lágrimas, el dolor y los cuerpos de los campesinos del área. ¿Será porque no soy ladino? Porque para los ladinos mexicanos de la capital, los campesinos de Atenco son "macheteros rebeldes," dignos solamente de ser reprimidos por el Ejército, no de negociar con ellos. A ellos les vale madre si bajo las pistas de vuelo hay cadáveres de campesinos, pues son egoistas. Son capaces de bañarse con el jabón que hacían los nazis con la grasa de las víctimas de los hornos crematorios, y aducir que tienen derecho porque los jabones son "de interés público."
Sencillamente no me explico la avaricia ladina que mueve a lastimar comunidades enteras nomás para que Fox, la Amigocha Marta, los miembros del gabinete, y sus amigos mercaderes que le financiaron la candidatura presidencial, se hagan ricos alegremente con el producto de otros, y sin trabajar. Ni siquiera les ofrecen a los campesinos un porcentaje de los ingresos de la explotación de el nuevo aeropuerto, y de las concesiones de tiendas, hoteles, servicios de transporte, ni de nada que produzca dinero, pues eso les pertenece a los explotadores del tesoro de los mexicanos. A lo más que podrían aspirar los nativos de Atenco, si bien les va, sería a barrenderos del aeropuerto los hombres, y a recamareras de limpieza en los cuartos de hoteles las mujeres. Y ni eso les garantizan por escrito los ladinos de Los Pinos.
Vaya futuro para los de Atenco, vaya "Lotería," vaya avaricia de los méndigos gobernantes.
En cambio, Fox y sus cómplices negociaron con sus parientes étnicos de Europa el pago de seis mil millones de dólares, limpios de polvo y paja, a cambio de la tierra y de concesiones en el nuevo Aeropuerto. ¿A quién le importa si los campesinos trabajaron duro por generaciones para arrebatarle sus tierras al salitre? Y creen los pillos ladinos que nadie los ve babear frente a la posibilidad de embolsarse tal fortuna. Ya sabemos que Fox emplearía recursos de la nación para construir el nuevo aeropuerto, y los seis mil millones de dólares le quedarían limpiecitos de polvo y paja en los bolsillos.
Pero justamente por tamaña avaricia, su diabólico plan le abortó al cuate de las bototas. A los nueve meses del robo-expropiación de tierras que dizque son "suyas" porque son terrenos federales, le brotó a Fox no un robusto bebé de oro, sino horrible y pestilente engendro. Se le apareció el Diablo cuando los labriegos se rebelaron. De que son inteligentes los campesinos de Atenco lo demostraron ya ganándole la guerra al salitre, convirtiendo el área en terrenos fértiles que dan hasta doce toneladas de maíz por hectárea. Pero para el Encomendero Fox, los no-ladinos valen mucho menos que los chupa-sangre que buscan hincharse de millones de dólares a costa de los de abajo. Y es que en México, dice el senador "jefe Diego," nadie dice nada…
O mejor dicho, nadie decía nada. Porque ya se dijo.
Marque la fecha en su calendario y en su memoria: 11 de julio del 2002. Ni antes ni después, este día quedará escrito en la historia del México contemporáneo por ser el día en que dio inicio formalmente el principio del fin del poder ladino que impuso a sangre y fuego el gachupín Hernán Cortés. ¡Nos salió el "nuevo Sol" a los mexicanos, tal y como lo predijo Cuauhtémoc! Ni yo me lo esperaba tan pronto.
Admitamos que les tomó cinco largos siglos, pero finalmente los ladinos mexicanos lograron despertar a la gente del letargo mental impuesto por los curas, por Televisa y Tvazteca, por los periodicototes, por la propaganda política, y por la criminal Secretaría de Educación Pública. ¡Bravo, mis niños! Desde hoy ya no importa si hay o no negociaciones de funcionarios con los campesinos de Atenco. No importa si como es su costumbre, el gobierno les lanza al Ejército vistiendo diferentes disfraces (y todos ellos pagados por el mismo pueblo), para aplastarlos y matar hasta a los ancianos, a los niños y a las mujeres del poblado. No importa ya si los changos verdes asesinos arrasan con Atenco y no dejan piedra sobre piedra. No importa tampoco si los gobernantes ladinos se espantan con su propia avaricia, y se olvidan de construir el nuevo aeropuerto en Texcoco.
Lo importante es que de hoy en adelante todo mexicano sabe ya que no necesita falsos líderes ladinos --como el cura Hidalgo o el subcomandante Marcos-- para reclamar lo suyo…y ganar. Los labriegos de Atenco demostraron en solamente nueve meses que no hay razón para temerle a los ladrones panistas-priístas-perredistas que operan desde Los Pinos. Demostraron que no hay razón para temer al Ejército ni a las amenazas huecas de los curas traidores. Nos demostraron que no hay razón para temerle a las autoridades corruptas que siempre arrestan campesinos con falsos e inflados cargos, pero que nunca tocan a los funcionarios ladrones gachupines que saquean al pueblo.
Esa gran lección la hemos recibido de dignos hombres, mujeres, niños y ancianos de Atenco. Gracias a ellos todo mexicano no-ladino sabe ya que aunque sea con palos y machetes, es posible enfrentar con éxito al Gobierno, al Ejército genocida, a los medios de información engañadores de gente, y al Clero prepotente y falso. Basta tener la razón en el conflicto. La razón da fuerza, da valor, da orgullo. El hombre que tiene razón no teme a la muerte, ni a los abusos de los militares, mucho menos obedece a curas-pederastas que de religiosos no tienen más que la sotana pues siempre han sido y son chismosos infiltrados al servicio del gobierno ladino y traidores a los indígenas y mestizos.
El poder del gobierno depende del consentimiento del pueblo, no al revés. Cuando el pueblo le da la espalda al gobierno, la revolución está ya a la puerta.
Poner mercaderes a gobernar un país es provocar el desastre. Pero es que los ladinos son tercos. Dije hace tiempo: "No hay poder destructor más grande que un pueblo agraviado." Naturalmente me tiraron a loco pues mi deber, según ellos, es ser indígena sumiso, no mexicano "picudo." Mencioné que los gobernantes han pervertido la Historia de México para encubrir sus horrendos crímenes contra la población, y que al torcer la historia se ocultaron a si mismos los errores que llevan a las revoluciones. Por eso quedaron encuerados frente al futuro, porque prefirieron pagar a mercaderes de la historia. Prefirieron contarnos mentiras favorables a los ladinos en los libros de "Historia mexicana."
Y ahora, demasiado tarde para recular, les tronó el cuete político a los tarugos por querer pasarse de listos.
Aunque entiendo a los gobernantes al dudar de lo que yo decía, pues el negocito de la explotación de México les había resultado muy bien por quinientos años. ¿Para qué cambiar de conducta y tratar bien al pueblo solamente porque un "indio renegado" como yo lo pedía?
Lo malo es que los dioses primero vuelven ciegos y sordos a quienes desean destruir, y los ladinos no creyeron que los tiempos han cambiado para desgracia de los explotadores gachupines. Pero el nivel de progreso en materia de comunicaciones hoy día es tal, que en segundos se sabe en todo el mundo lo que pasa en lugares como Atenco.
Nadie oyó cuando avisé que los rituales chinos iban a dar al pueblo mexicano el soporte de los dioses para sacudirse, esta vez de a deveras, el yugo gachupín. Pero como si los dioses quisieran darles a los tiranos una prueba de que no hay poder humano que pueda enfrentar con éxito a los dioses, un punto geográfico cerca del conflicto armado Gobierno-Atenco es el lugar llamado…¡Teotihuacán! Eso quiere decir que los dioses de los antiguos mexicanos, cuyos templos fueron destruidos hace cinco siglos por los invasores, nos están avisando de qué lado del conflicto están: Los dioses estan del lado de los mexicanos.
Ya habían empezado a resurgir los antiguos dioses del Templo Mayor. Y ahora, con los rituales chinos que mexicanos de todos lados están haciendo, los dioses de las pirámides del Sol y de la Luna en Teotihuacán empiezan a demostrarnos que aunque los gachupines los taparon con piedra y lodo, nunca nos abandonaron realmente. Razón de más para incrementar el número de peticiones y derrotar a los explotadores, estén donde estén. Si había incrédulos acerca de la eficacia de los rituales chinos (sean indígenas, mestizos o ladinos los hombres de poca fe), ahí tienen la respuesta de los dioses.
Únicamente los ciegos podrán hacerse disimulados ante los últimos portentos. Y en el futuro, cuando los ladinos se hayan ido y todas las iglesias sean derribadas por los mexicanos, cuando los templos y dioses nuestros que están enterrados desde hace siglos bajo esas feas y siniestras construcciones vaticanas vean la luz de nuevo, entonces la liberación de México estará terminada. Las peores pesadillas de los ladinos se les convertirán en realidad.
Y no piense usted que es descabellado ni estúpido hacer rituales chinos para componer al país. Tampoco deje que otros lo desanimen. ¿Se acuerda que le conté que hace años (en 1980) los ladinos de Nueva York se pasaron de listos y me hicieron tablas la información sobre rituales chinos con el fin de hacerlos nomás ellos? Le dieron mis rituales a los vaticanos y los curas metieron en aprietos a los países comunistas utilizando las peticiones chinas. Pero también dije que cuando publiqué el libro en 1992, los rusos lo adquirieron inmediatamente en grandes cantidades, algo raro puesto que Rusia es país ateo. Pues acabo de leer en prestigiada revista americana (The New Yorker), que en Rusia ya les dieron mano libre a los sacerdotes católicos, pero para que se pusieran a hacer rituales para proteger al país, tal como se indica en el ritual chino "El Círculo de los Magos." Y claro, a los rusos les está yendo mejor y hasta cuates de los gringos son. Probablemente Rusia volverá a ser una potencia económica y militar en unos cuantos años. Buscando ser come-solos, los ladinos gringos lograron lo opuesto, lograron que todo el mundo sepa hacer rituales chinos, demostrando que para ser baboso no hace falta tener maestros. Los rituales chinos pueden voltear países boca abajo si la gente se lo propone, y México no será la excepción.
Pero decíamos que militarmente el Babas Fox y su gobierno de compinches abarroteros están de espalda contra la pared por el asunto de Atenco. Y es que desde que la Amigocha Marta maneja los premios de la Lotería Nacional, Fox sueña a todas horas en puros premios gordos que se reparten entre ellos y sus familias, haciendo trampa (como ya hacían trampas con la Lotería los priístas), y engañando a los compradores de boletos. Nomás en millones piensa Fox, pero como dicen en China los expertos en principios de dinero: "Las ganancias exageradas hacen tonto al listo."
Si un marciano aterrizara hoy mismo en México, le garantizo que antes de cinco minutos ya iría de regreso a Marte espantado por lo que vería. ¿Y qué es lo que vería el no-terrícola?
Vería el extra-terrestre que México tiene un presidente ladrón, y cobarde también. Porque durante los días del conflicto armado en Atenco, Fox estuvo escondido en Los Pinos. Cuando dijo algo al respecto, fue porque los reporteros lo acorralaron en algún acto público, o por medio de sus achichincles secretarios de Estado.
Por eventos mucho menos importantes, Fox ha requisado las cámaras de televisión para dirigirse al pueblo en transmisiones nacionales. En cambio, ahora estuvo metido bajo las faldas de la "segunda dama" Marta. Nunca se enfrentó a los que quiere robar sus tierras. Demuestra pues no saber quiénes son sus patrones mientras sea presidente, pues él se creé superior a los labriegos. Así está educado Fox. En su latifundio los campesinos no merecen dialogar con el patrón. Jamás habrá entonces negociaciones directas con los campesinos. O arrasan los ladinos con el pueblo, o simplemente echarán abajo el decreto, pero jamás tendrán la decencia de tratar directamente con ellos. Para Fox, los campesinos son ciudadanos de tercera.
Vería también el marciano, que en México los bienes de la nación son manejados y explotados por Fox como si fueran propiedad suya, sin que el Congreso ni los medios de información digan nada. Al contrario, los medios presionan al Gobierno por permitir el canje de rehenes, alegando que los campesinos machete en mano violentaron la ley. Como si las autoridades fueran Hermanitas de la Caridad y respetuosas de la Constitución. O como si el pueblo no tuviera derecho a defenderse de abusos gubernamentales aunque sea con machetes.
¿O somos esclavos y no me he dado cuenta?
Vería asombrado el marciano, que periodistas, comentaristas, y conductores de programas de radio y televisión están por la represión de "los macheteros." Todos ellos son ladinos, y temen la liberación de la mexicanada, aunque no opinarían lo mismo si les expropiaran a ellos sus casas y los echaran a la calle. Ninguna Constitución, de ningún otro país, obliga a los ciudadanos a bajarse los pantalones y empinarse (de gratis) cada que lo demande el gobierno. Tendrán los ladinos que aprender que las protestas de ciudadanos son inevitables en las democracias.
Vería el extraterrestre que ninguna negociación de los campesinos de Atenco con autoridades servirá de nada si los labriegos hacen concesiones prematuras. Los tratos con cualquier gobierno no valen el papel en que están escritos. Los intercambios entre campesinos y gobernantes deben hacerse completos y de valor similar, simultáneamente. No hay que dejar cabos sueltos ni acusaciones pendientes en los juzgados, porque las utilizara el Gobierno después para hostilizarlos. Hay que aprovechar cuando se tiene la sartén por el mango, cuando la opinión pública está de su lado, para lograr las demandas integras. No hay que permitir que el Gobierno utilize a los parientes de los campesinos presos para hacerlos que firmen liberaciones incompletas. En conflictos armados no hay medias tintas, ni buena fe: O todo, o nada.
Vería el turista espacial que los gobernantes mexicanos tienen una noción de la palabra "justicia" muy diferente a la que tiene el mundo civilizado. Para ellos justicia quiere decir lo que a sus muy particulares intereses conviene en cada situación. Y los jueces siempre están del lado del Gobierno y contra los humildes. Al campeón, dirán los magistrados, hay que irle hasta que pierda. Por eso hay expropiaciones como en Atenco.
Vería el marciano que los mexicanos somos dizque "desunidos." Eso ocurre porque el pueblo todavía no capta bien a bien que el factor de desunión entre los mexicanos es el grupo ladino que gobierna al país. Por eso hay que sacar a los ladinos del poder y lograr que México sea uno, pues los intereses de indígenas y mestizos son similares. Si el pueblo apoyó abiertamente a los campesinos de Atenco es porque siente que el Gobierno no tiene la razón. Por eso, aún a riesgo de perder la vida, muchos mexicanos están con Atenco.
Vería el marciano que si Fox dio marcha atrás en el plan de utilizar a los soldados en Atenco (los tarugos de la tropa ni cuenta se dan que los están obligando a matar a sus propios hermanos), fue únicamente porque la visita del Popis se acerca. Es más importante atarantar indios con el cuento de Juan Diego, que balear campesinos no-agachones. Pero ya que se vaya el Popis, Fox volverá a Atenco con la ayuda de los salvajes militares, pues su vanidad no le permitirá aceptar que unos indios huarachudos lo hayan exhibido frente al mundo entero y le saquen las ganancias de la bolsa.
El Ejército mexicano está entrenado únicamente para asesinar ciudadanos, y correrá la sangre de civiles cuando los soldados le hagan el trabajo sucio a Fox en Atenco. Hacer que campesinos y tropa se maten entre ellos les sale muy bien a los ladinos, y hay indicios de que el Ejército pudiera lanzar una contraofensiva sorpresiva que incluiría entrar a Atenco de noche y arrasar con el pueblo entero. Así operan los generalotes verdes ladinos, pues si no matan civiles no viven a gusto. Por eso el Pinocho Creel pretende ser amable con los campesinos, para bajarles la guardia y entonces masacrarlos fácilmente con los sardos. No hay que descartar una represión militar en Atenco, pues hoy corren más peligro los campesinos que el mismo 11 de julio.
Vería atónito el marciano que lo más espeluznante de la situación en Atenco es que los generalotes verdes aprobaron rápida e ilegalmente el desplazamiento de tropas al área para asesinar a la población civil, población que supuestamente deben proteger. ¿La excusa de los generalotes? Qué dizque los campesinos son "guerrilleros" y "terroristas"! (Nomás faltó que el corrupto procurador mexiquense Navarrete Prida les fincara cargos de "portación de arma prohibida (machetes) y de uso exclusivo del Ejército" a los detenidos. Pero como los machetes son herramienta de trabajo campesino, y es sabido que los güevones changos verdes no trabajan, se les cebó la acusación al gobernador Rata Montiel y a su títere y achichincle Navarrete Prida.)
Los militares se creen dueños de las vidas de los mexicanos (y ahí los informadores ladinos no se quejan del abuso militar, unos por miedo y otros porque están maiceados por el Ejército). Vejan gente impunemente, secuestran y desaparecen a enemigos del Estado. Pero si alguien toca con el pétalo de una rosa a los sardos, entonces las fuerzas armadas se dicen "agraviadas." Pero es que precisamente les pagamos su sueldo a los changos verdes para que se arriesguen a recibir no solamente agravios, sino hasta pedradas y balazos. Pero los guachos se nos han vuelto delicados como doncellas.
Recientemente, en Yucatán, unos pescadores secuestraron a tres marinos abusivos que intentaban despojarlos arbitrariamente de sus enseres de pesca porque dizque "iban a la pesca ilegal de pulpo." Por si usted no lo sabía, en México los militares de mar son adivinos, saben desde antes lo que la gente va a hacer, y proceden a despojarlos de sus implementos de trabajo para evitar "el futuro crimen." Y luego, un baboso que se dijo almirante y "comandante" de la Región Naval, vociferó que si no liberaban los pescadores a "sus muchachitos," se iba a encabronar todavía más de lo que ya estaba. Se vería obligado, agregó el tarugo en uniforme, "a llegar al extremo de ir en persona por mi gente para liberarla, pues aunque los militares no queremos la guerra (contra civiles), ya encarrerados echaremos toda la carne al asador."
Válgame dios. Este militar imbécil desconoce que el pueblo le pagó su educación, y le paga su sueldo, para que cuide los litorales de enemigos externos, no para que amenace masacrar a ciudadanos ("con la guerra") por el secuestro de sus marinos. Matar civiles, por la razón que sea, no es prerrogativa del comandante hocicón, a pesar de lo que el ignorante crea. La Armada no es institución privada ni autónoma para declarar "la guerra" a los ciudadanos mexicanos. Los "agravios" a los uniformados no son insultos personales a los comandantes militares, pues para eso hay jueces. A ver qué dia ponen maestros de verdad en las academias militares. Aunque sea nomás para evitar vergüenzas similares, vergüenzas al ver desplantes de oficiales ignorantes de las leyes del mismo país al que sirven. Porque lo peligroso es que los habitantes del lugar donde ocurrió el secuestro de marinos, hartos de los abusos militares, querían linchar a los uniformados abusivos. Tuvieron los changos verdes del Ejército que rodear el poblado con las mismas intenciones salvajes de siempre: Hacer matanzas de civiles.
Ningún ladino en el Gobierno, menos en las Fuerzas Armadas, parece entender que este país está a punto de explotar y que el pueblo prefiere morir matando que vivir humillado. Y para que vea usted que los militares son estúpidos de raza aunque vistan traje y corbata, el general Álvaro Vallarta --nada menos que secretario de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados-- declaró muy quitado de la pena que el Ejército "estaba listo para restaurar el orden (léase masacrar civiles) en Atenco." ¿La razón? Pues que "los ejidatarios," según el pendejo diputado, "habían incurrido en diversos desórdenes." Increíble. Y nadie le ha exigido al baboso renunciar ni dar disculpas públicas por su perorata justificadora de genocidios. Por eso, por eso hacen los generalotes mexicanos lo que quieren con la mexicanada, porque nadie se toma la molestia de decirles lo que deben y lo que no deben hacer. Dicen que "Quién por su gusto es buey hasta la coyunda lame." Aquí hasta les permitimos a militares asesinos ser diputados. Viva México.
Vería el hermano étnico de los extraterrestres de Roswell, que el Popis taimadamente les dio un santo poderoso a los políticos ladinos, Thomas Moore (quien fuera ministro en la Inglaterra de Cromwell), pero a la indiada mexicana nos ofrece santos que fueron indígenas que nada tenían y que nada podrán dar a quienes les recen. El Popis se asegura entonces que los de abajo perdamos con los ladinos hasta en guerras de santos. La sangre llama y el Popis es judío, por eso se coloca al lado de los ladinos mexicanos.
(Los mexicanos debemos hacer caso omiso del Popis y sus santos chafas, y dedicar las peticiones a Cuauhtémoc, a Moctezuma, a Tlaloc, a los grandes dioses antiguos. Pero nunca pedir nada a santos ramplones como Juan Diego, pues ni existieron ni pueden dar nada.)
Veria el marciano de piel escamosa, que el Babas Fox podria poner en riesgo su trono si llegara a soltar a las hienas militares para hacer su habitual matazón de mexicanos no-ladinos en Atenco, porque entonces ardería todo México, y probablemente hasta algún otro país en Centroamérica. Y entonces ningún gobierno extranjero le daría ni el saludo a Fox. Tendría que dimitir so pena que sus cuates gringos invadan México para prevenir problemas militares en su propia frontera con México. Eso sellaría el final de los ladinos en el poder, aunque de todas maneras ya andan volando bajo. Solamente los propios ladinos no ven que los mexicanos están cerca de identificarlos como el cáncer que roe y acaba con México. A ver si los reciben luego sus parientes en Gachupilandia. Por lo pronto, sería bueno que Cuauhtémoc Cárdenas, MMH, Zedillo, JLP, y demás ladinos que presumen mucho de tener lazos sanguíneos en Espanha, vayan comprando sus casitas allá. Porque se me hace que aquí la indiada les va a chamuscar el nido tarde que temprano. Si yo fuera ladino, no dormiría a gusto.
Vería el espantado visitante del espacio, que la tozudez de funcionarios de gobierno ha evitado durante setenta años que se hagan carreteras anchas adecuadas para el progreso del país. Todo por el miedo ladino a los "indios alzados," y para evitar que en un levantamiento los rebeldes se muevan rápidamente de un lugar para otro. Pero en el pecado llevan la penitencia, pues en Atenco el mismo gobierno quedó estrangulado al cerrar los rebeldes el paso de la carretera interestatal, cosa fácil por cuanto es estrecha, de pocos carriles y hay pocas salidas y entronques debido a la mala planeación. A ver hasta cuándo aprenden los nacos a no acuchillarse solitos.
Vería el pequeñín extraterrestre de cabeza alargada, que los funcionarios explotan riquezas que no merecen porque no son suyas, pero eso no los hace inteligentes. El gobernador Rata Montiel, por ejemplo, rechazaba negociar la liberación de los campesinos presos exigiendo que primero "se liberen los secuestrados (por los de Atenco) antes de iniciar una negociación". Pero ya sin rehenes, ¿qué iban a negociar los campesinos? Pero así les gusta a los ladinos negociar con indios, éstos con las manos vacías y las autoridades con todos los detenidos. También alega el Rata Montiel que hay "grupos de fuera" infiltrados en Atenco. ¿Y qué si los hay? ¿No alega Fox que México es país libre? Entonces cualquiera puede ayudar a los campesinos sin que nadie pueda negar ese derecho. ¿O quiere la Rata Montiel agarrar a los campesinos solitos y sin apoyo alguno para poder intimidarlos?
En fin.
Ya nomás falta que el próximo 16 de septiembre se apersone la indiada, como todos los años, a aplaudir y vitorear a los cadetes en el desfile militar, sus verdugos del mañana.
Tampoco protesta la gente contra Televisa y Tvazteca, a pesar de ser evidente que los medios de información son espías del Gobierno contra el pueblo. Manipulan las televisoras al pueblo a través de payasos trivializando todo. A propósito, nunca entendí lo grave de la situación económica en Argentina hasta que vi a Menotti y Bianchi trabajando de paleros de los grotescos payasos-comentaristas de Televisa y Tvazteca. La perversión, atarantamiento y manipulación de masas a través de la pantalla chica, por lo visto, no tiene límite. Lo normal y natural sería entonces que las televisoras y los medios en general, junto con gobernantes, militares y empresarios explotadores, sean clavados en el cazo de los rituales taoístas. Junto con los inversionistas extranjeros que están prestos a darle seis mil millones de dólares a Fox para el aeropuerto en Texcoco.
A ver a qué les sabe a los ladinos, de aquí y de allá, una sopa de su propia chocolate.
* Master, Estrategia Militar China
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