El principio chino de literatura lo dice claramente: "Usualmente, los libros sirven para sentarse en ellos."
Sorprendente aseveración. Pero, ¿qué quiere decir realmente eso?
Desde luego, cualquiera puede ver que los escolapios utilizan libros a diario, pero guiados por maestros. De otra manera los libros les servirían únicamente...para sentarse en ellos. Bueno, pues las cosas no cambian mucho para los adultos. Con excepción de libros de referencia, incluidos manuales, enciclopedias y diccionarios, la mayoría de libros sirven para muy poco.
¿Lo duda? Pues entonces revise los libros que hay en su propia casa. Para empezar, haga cuentas: ¿Cuántos libros tiene? ¿Dos, tres, veinte, doscientos, mil? Y de esos libros, ¿cuántos ha leído verdaderamente, o sea de pasta a pasta? Casi ninguno, ¿verdad? A lo más, empezó a leerlos o a hojearlos, luego los hizo a un lado a la primera distracción y nunca más los ha tocado. De seguro usted tiene libros que nunca leyó amontonados en estantes, en la sala de la casa, en la recámara y hasta en el baño.
Igualmente, estoy seguro que usted sigue comprando libros "interesantes," y amontonándolos en su casa aún a sabiendas de que nunca los leerá. ¿Por qué? En mi opinión, quizás porque nadie le ha dicho todavía que según los chinos el secreto de los libros importantes es tener los menos posibles, pero estudiarlos a fondo. De preferencia bajo la dirección de un experto en el tema. Esto es especialmente imprescindible cuando los libros tratan de temas profundos.
Dicen en China que para realmente entender un gran libro, "es necesario que el lector logre ponerse al nivel mental del autor." Lamentablemente, este refinado concepto oriental de literatura es totalmente ajeno a la mentalidad de los intelectuales occidentales. Por eso los clásicos griegos y romanos son prácticamente letra muerta, con enseñanzas de algún valor académico pero sin virtud manifiesta para aplicarlas en la vida diaria contemporánea. Es decir, son "libros para sentarse en ellos." Todo porque la mentalidad de los grandes autores de hace dos milenios o más, fue muy superior a la mentalidad de los lectores actuales.
Por ejemplo. Los clásicos de Confucio, el Arte de la Guerra de Sun Tzu, el famoso manual taoísta de Lao Tzu, y demás libros valiosos de la época sobre temas tan diversos como fórmulas medicinales de herbología (herbolaria, dicen en Espanha), acupuntura, estrategia militar, artes marciales chinas, metafísica, religión y demás, fueron escritos por personajes con conocimientos y habilidades mentales de tan alto nivel, que hoy serían consideradas sobrenaturales. Por eso casi nadie los entiende ya. Esto es, por decir algo, que si los temas actuales sobre idénticos temas antiguos son escritos hoy por autores con buen dominio de matemáticas, entonces los autores legendarios mencionados arriba dominaban la trigonometría. Así de enorme es la diferencia en conocimiento.
El hombre moderno, para decirlo pronto, es menos capaz intelectualmente que el hombre de hace dos o tres milenios. Por eso, excepto en China donde existe un método secreto para incrementar la inteligencia humana al nivel de los grandes autores de antaño, ningún lector ni maestro de cualquier país entiende mucho de sus propios clásicos de literatura, mucho menos de los de China. Entre saber y no saber, hay un abismo intelectual escalofriante. Por eso dice la gente que no todos los que enseñan o escriben son verdaderos maestros.
Le platico lo anterior porque este año saldrá a la circulación mi libro "Ocultismo Chino." Éste no es libro para utilizarlo de asiento. La diferencia entre este libro y los demás que usted tenga en su casa, es que lo encontrará indispensable y querrá tenerlo cerca a todas horas. La necesidad de consultar sus páginas constantemente será tal, que usted lo llevará consigo hasta para dormir, pues "Ocultismo Chino" no es un libro para sentarse en el. Sus rituales poderosos son fácil de activar, todo lo que se necesita es el libro y el altar casero (las instrucciones para hacer el altar vienen en el mismo libro).
Se pueden utilizar los rituales del libro para beneficio propio en cuestiones de dinero, salud y buena suerte. Pero si usted lo desea, también se pueden activar ciertos rituales del libro para en forma totalmente anónima asegurar metafísicamente la buena marcha del país. Algunos rituales son idóneos para cambiar situaciones concernientes a la calidad y grupo étnico de los gobernantes, otros rituales son ideales para alcanzar la mejor dirección en política externa o interna del país. Hay rituales hasta para influir metafísicamente en votaciones populares para elegir gobernantes locales y nacionales.
Pero eso no es todo. Cualquier información complementaria pertinente a rituales fuertes que no venga en el libro, la encontrarán los lectores del libro en esta columna según se vayan dando las situaciones políticas en el país. O sea, la persona que compre el libro tendrá además al maestro, y por el mismo precio. Claro que la persona que haga los rituales del libro "Ocultismo Chino" para mejorar la calidad de su vida no tiene que hacer obligatoriamente rituales de corte político. Pero habrá algunos adeptos a la metafísica con profundo sentido de nacionalismo que sí deseen utilizar la información esotérica del libro para ayudar a su propio país. Para ellos pues, habrá valiosa y oportuna información adicional sobre estrategia militar china y ocultismo en esta misma columna.
Estoy seguro que habrá muchos mexicanos (anque los principios aplican a todos los países), que después de adquirir el libro "Ocultismo Chino" deseen cambiar al país en forma anónima, ya que la práctica individual de la metafísica no es ilegal. El comprensible y loable resentimiento --sin resentimiento hacia los déspotas opresores no se pueden lograr ni cambios en la manera de gobernar, ni la independencia de un país-- y el nacionalismo de muchos lectores los llevará inevitablemente a activar rituales que empujen a los conquistadores gachupines a suicidarse o a la ruina total, pero sin derramar una gota de sangre. Esta estrategia no tiene paralelo actualmente, lo cual quiere decir que el México no-ladino tendrá un método fenomenal para desquitarse de los enemigos, sean demonios o seres humanos.
Adiós pues, ladinos de Los Pinos. Adiós, panistas y priístas ratas y zorrillos.
Y congratulémonos por tan feliz evento, pues mejor regalo del Cielo que el citado libro no podríamos haber recibido los mexicanos (no-ladinos).
* Master, Estrategia Militar China
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