La guerra, han dicho desde generales chinos hasta Pancho Villa, no tiene nada en común con fiestas de salón, lo cual fue corroborado con el penoso incidente en el conflicto Irak-USA, donde un tanque americano en Bagdad disparó contra el Hotel Palestina matando a dos reporteros. Si usted vio al ladino y televiso recitador de noticias, López Dóriga, quebrarse emocionalmente por primera vez frente a las cámaras ante los sollozos del reportero Salazar relatando el incidente desde Bagdad (reaccionando Joaquín, curiosamente, como si el corresponsal fuera su propio hijo), se habrá sorprendido al igual que yo al descubrir que los gachupines mexicanos... ¡también tienen lágrimas!
Quien los vio llorar no los reconocería como los mismos ladinos que habitualmente se la pasan pateando indios en México, pues los televisos son capaces de ver, sentir e identificarse con el sufrimiento de pueblos ajenos, pero no con el del pueblo mexicano. Y es que ellos pertenecen al partido invasor y conquistador, el gachupín, y no al de los indígenas vencidos.
Desde el nacimiento de la televisión mexicana, los televisos siempre han hecho mutis sobre el genocidio de indígenas mexicanos a manos del Gobierno. Gobernantes priístas, panistas y perredistas ladinos criminales dan por hecho que cuentan con el encubrimiento de los medios de (des)información mexicanos, especialmente con el precioso solapamiento proporcionado por la televisión.
Por ejemplo. El sapito sonriente de Televisa, Jacobo Zabludowsky, hizo su inmensa y maldita fortuna describiéndonos todas las guerras ajenas posibles --como la de Polonia-- mientras a los mexicanos nos ocultaba taimadamente la represión, secuestros, tortura, muerte y desapariciones de estudiantes y guerrilleros a manos de gobernantes y militares genocidas. Por algo se está pudriendo en vida Zabludowsky a resultas de dolorosa y letal enfermedad, y por algo vive con la preocupación de tener un hijo borrachales, pues a veces el infierno de los malvados empieza mucho antes de su muerte, ya que el Cielo tiene ojos.
Por eso, pertenecientes al grupo étnico gobernante, ni López Dóriga ni el reportero Salazar habían sentido antes la necesidad de lloriquear en público por nada, mucho menos por la represión y asesinato de indígenas a manos del Ejército mexicano. Les vinieron a salir las lágrimas en Irak! Y es que el teatrito de entretenernos con guerritas ajenas al tiempo que nos ocultan desvergonzadamente la cruda realidad en México, les sale muy bien a los televisos.
Cuando el pueblo mexicano sufre, los televisos están ciegos y sordos, pues su excelente tren de vida está cimentado precisamente en la explotación de los nativos. Es decir, de los no-ladinos. La invasión a Irak es repetición exacta de la invasión gachupina a México, pero los televisos no pueden ni quieren ver lo que pasa dentro de este país.
(Por cierto, los mismos periodistas mexicanos que acusan a la prensa gringa en Irak de estar censurada, no tuvieron ni han tenido empacho en autocensurarse en cuanto de crímenes del Gobierno, Iglesia y Ejército mexicanos se trata. Toda la vida han hecho eso de lo que ahora se espantan al verlo en otros. ¿Cómo se le llamará a eso?)
De cualquier manera, es bueno que los televisos y demás ladinos del país vayan practicando el derramamiento de lágrimas, porque gracias a los rituales en manos de la indiada tendrán más ocasiones de chillar. Y por conflictos mucho más cerca de casa.
Digamos por conflictos a la vuelta de la esquina.
LOS PALACIOS DE SADDAM HUSSEIN, Y LOS DE LOS PRIÍSTAS: Los gringos estaban azorados al entrar a los palacios de Saddam Hussein, ese cuate que con balanceada mezcla de teocracia y dictadura reprimió y diezmó a iraquíes, kurdos y chiítas durante un cuarto de siglo. Pero a mi no me sorprendió el lujo y el derroche de dinero en tales palacios mientras el pueblo se muere de hambre, porque ya lo he vivido aquí mismo, en México.
Sí. Es el mismo derroche obsceno e insultante que los priístas ladinos, y ahora los panistas ladinos, han hecho con el dinero proveniente de ese petróleo que dizque "es de nosotros." La vil mentira de que el petróleo es del pueblo nos la han jincado los marranos (judíos conversos) ladinos en el poder con la complicidad de (todos) los medios de información, Iglesia, y Magisterio.
¿O ya se nos olvidó tan pronto el grotesco derroche faraónico de los gobernantes mexicanos para construir sus "chocitas" al estilo Negro Durazo y JoLoPo? Pero que yo sepa nadie del pueblo se las ha quemado con leña verde. ¿Y sabe por qué? Pues porque "periodistas" y charros negros (curas jineteadores de tontos) le ocultan o aminoran al público la existencia de tales crímenes hechos con el dinero del país. Nosotros nomás servimos para pagar más, y más, y más impuestos. Porque además no tienen llenadero de dinero los gobernantes hijos de puta, pues su ambición no tiene fondo. Nomás vea la manera tan descarada en que el Cocacolo Fox y la Cocacolita Marta se han embolsado miles de millones de dólares del Presupuesto (dinero nuestro), al no ejercerlo.
A lo mejor aquí también hace falta una invasión extranjera momentánea para bajar a los gobernantes gachupines corruptos del poder, aunque eso no es posible puesto que los líderes del Primer Mundo y los de México son del mismo grupo étnico. Le tendremos que buscar nosotros solitos por el lado de los rituales militares.
De todos modos el baboso ex-secretario de la SRE, Jorge Castañeda (la gallina que se creía pavo real), se apresuró a anunciar que en Los Pinos están dispuestos a venderles (sin ser suyo, sino del pueblo), el doble de petróleo a los gringos (para bajarle a Bush el humito del coraje contra Fox). Obviamente los pillos en el poder están haciéndose su camita antes de que se les ocurra a los gringos entrar a México por todo el petróleo como en Irak. Porque aquí la población indígena, al igual que antes en Panamá cuando lo de Noriega, y en Irak ahora, también está perfectamente lavada de cerebro por curas y maestros criminales, dispuesta a besar las botas y manos de cualquier extranjero (en Yucatán le besan la mano al gobernador gachupín), especialmente si es de piel blanca y habla inglés, como los héroes de las películas made-in-Hollywood. Y como Fox.
Pero ya sabemos que perro no come perro, y nadie del extranjero le mecerá más de la cuenta la lanchita al Primer-uñas largas del país, Vicente Fox, (y siamesa que el también mandilón trae soldada en las costillas).
Ni aunque los americanos aparenten enojo contra el presidente mexicano.
En cuanto a las cárceles y celdas de tortura del régimen de Mr. Saddam, no resta más comentario que admitir que los torturadores iraquíes son simples párvulos. Porque si quieren celdas de tortura de verdad, y torturadores sádicos, vénganse aquí a México, donde los sanguinarios militares mexicanos han escrito la Biblia de la Tortura. Si no me creé, lea los espeluznantes relatos de víctimas de tortura no-ladinas a manos de militares y chacales gachupines de la PGR.
Viva México.
* Master, Estrategia Militar China
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