Desde aquéllos calamitosos golpes bajos que tan arteramente nos asestó la méndiga Malinche (por sus siglas en inglés) a la indiada verde-blanca-y-colorada, ninguna otra mujer había jineteado tan bien y bonito a la bola de mexicanos (ladinos y no ladinos) como lo está haciendo la "señora Marta." Ella es, por supuesto, Marta María (Antonieta) de Fox, pareja del tristemente inepto presidente mexicano, Vicentón Fox.
Curiosa situacion matrimonial (concubinato religioso) la de Marta, mujer de rabioso catolicismo de opereta. Catolicismo exhibido dominicalmente en todo su esplendor cuando de la manita de Vicentón (ella actúa, se siente y viste como quinceañera) y seguidos de una nube de fotógrafos, acuden a oír misa y a besar malolientes manos de curas a la iglesia que les quede más cerca.
Pero cuando esa misma religión interfiere en sus ambiciones políticas personales, entonces Marta demuestra que ni curas ni laicos tienen los argumentos (léase güevos) para detenerla. ¡Es capaz de desligarse orondamente de la mismísima Iglesia para asegurarnos que el uso del condón es recomendable con tal de quedar bien con la opinión pública de cara a su (jocoso) plan de ser presidenta de México!
Bien dice el señor Bibriesca, todavia esposo de Marta (según la Iglesia), que ella tiene ambiciones políticas desmedidas y no se detiene ante nada para realizarlas. Y el hombre debe saber lo que habla, puesto que vivió con ella por casi tres décadas. Lo critican por "poco hombre" los columnistas mojigatos de periodicototes al servicio de Marta, pero Bibriesca en realidad únicamente dice su verdad y hasta se pasa de buena gente al advertir al pueblo de México sobre el alacrán humano que se echó Vicentón al pecho. Sobre aviso no hay engaño.
Porque según se ve, la ñora Marta empezó jineteando a Bribiesca, le siguió con Vicentón, y ahorita ya está jineteando a México entero. No en balde fue educada por charras negras de convento, pues bien sabemos que lo que mejor hacen los charros negros vaticanos es jinetear tarugos.
La Amigocha es segunda dama del país, recordémoslo, sencillamente porque la primera dama es la mujer que está casada por la Iglesia con Vicentón. De manera que a Marta, arribista mujer de pretencioso y postizo acento gachupín, le toca irremediablemente el segundo e ilegal (católicamente hablando) escalón matrimonial. Evidentemente, Marta volvió a darle la espalda a la Iglesia cuando así le convenía, casándose por lo civil con Vicentón para poder esquilmar a los mexicanos libremente. No niega entonces la verdadera cruz de su parroquia, la de ladina mexicana chupa-sangre.
Sí. Porque Marta-y-Fox no le hicieron el feo a la bigamia religiosa (Vicentón también presume de ser católico de hueso colorado) con tal de lograr sus ambiciosos planes políticos. La autollamada "pareja presidencial" se promociona como profundamente católica y moralista, pero solamente cuando así les conviene, cuando buscan lavarle el cerebro a la mexicanada. En realidad, de religiosos y morales no tienen nada, pero de delincuentes, apacheros y embusteros tienen mucho. Lástima que dizque sean la primera familia de México.
A final de cuentas, la "señora Marta" sería primera concubina (según la Iglesia), pero primera dama no es. Las cosas como son y punto.
Lo que efectivamente Marta ya se ganó a pulso y con el sudor de su fogosa espalda es el título de Primera Jinetera (¿o charra?) del país. Y en ningún otro nivel se comprueba lo anterior tan diáfanamente como en el hecho de que Marta parece ser quien gobierna realmente al país utilizando al concubino Vicentón de títere voluntario y alcahuete. Al menos así lo confirman los rumores emanados de Los Pinos en el sentido de que ella es quien tiene la última palabra en las decisiones importantes tomadas por el Ejecutivo.
En mi opinión, tener a un presidente dominado por su mujer es lo peor que le puede pasar a un país eminentemente machista y abusivo contra las mujeres como el nuestro (ahí están las muchachas asesinadas en Ciudad Juárez de ejemplo). Y nos pasó.
A mí no me lo crea, pero aparentemente le recetaron toloache a Vicentón (se ve demasiado amarillo, avejentado y fatigado). Desde tiempos prehispánicos, las mujeres mexicanas han utilizado esta terrible fórmula de hierbas para domar y someter a maridos o amantes rejegos, que es exactamente como actuaba Fox hasta hace dos años. En cambio, ahora se ve como apendejado. Bueno pues, totalmente apendejado. Y lo peor es que hasta donde yo sé, no hay cura exacta para el mal de toloache. Por lo tanto, al menos habría que mandar fusilar al cocinero que aceptó mezclarle el infernal brebaje en los chilaquiles.
Pero bueno, dirá usted, ¿qué es el toloache, y por qué tanto argüende con eso?
Por si usted es muy académico y no pertenece al supersticioso grupo étnico de nosotros la indiada, déjeme ponerlo al tanto de lo grave del asunto del so-called toloache. Saber tal cosa no cambiará su vida ni lo hará creyente del método, pero al menos comprenderá por qué los demás nos alarmamos con la simple mención de la fatídica palabra, misma que tememos mencionar con el mismo horror que los supersticiosos actores de teatro ingleses tienen para pronunciar la palabra Macbeth.
A saber. El toloache es una planta silvestre que nuestros curanderos indígenas han utilizado tradicionalmente para tratar distintos males físicos. De niño oí decir a expertos que las hojas de esta planta, mezclada con algunos insectos y semillas, curaba la neurastenia y ciertas enfermedades del sistema digestivo. Mezclado con otras plantas, el toloache también sirve para curar varios tipos de histeria a la que tan afectos somos los dizque bravos (juar juar juar) machos mexicanos, histeria provocada principalmente por las cantidades industriales de chile que consumimos por cabeza al año. No hay nativo que después de degustar avorazadamente a mordidas varias docenas de chiles verdes frescos con todo y semilla, acompañados por tortillas, sal y sabroso chirmole, no salga enloquecido a la calle, machete en mano, a ver quién lo mira feo para desollarlo vivo al instante y allí mismo.
Yo por eso, de niño, después de la hora de la comida no salía ni al mercado, so pena de toparme con uno de esos esquizofrénicos indígenas enchilados (nunca mejor dicho) y terminara el güey con mi incipiente y alegre infancia.
Lo malo del toloache es que también es ingrediente importante de secreto brebaje que sirve para debilitar mentalmente al ser humano hasta dejarlo baboso y dependiente emocional total de la persona que se lo aplica. O sea, en este caso el toloache no es medicina, pero tampoco es un maleficio, amarre o embrujo para enamoramientos, sino un tipo de sutil veneno que destruye a la víctima lentamente y a pausas.
Es precisamente el daño cerebral irreversible que causa el toloache por lo que en cuestión de amores es usualmente utilizado por concubinas o amantes. Ellas buscan someter así la voluntad del hombre casado y separarlo de su esposa e hijos, o hasta de la familia cercana de él si se oponen a la relación. Dicho de otro modo, es para hincar al hombre frente a la mujer, totalmente dominado. Decir "Le dieron toloache" a un hombre es un eufemismo para explicar que la mujer lo debilitó para el resto de su vida (la impotencia sexual resultante es fulminante) y lo tiene bajo su control.
La fórmula maligna produce el mismo efecto mental en el hombre que la castración física o la violación sexual. Esto es, el sometimiento físico-mental de la víctima hacia el victimario es total. Lo peor es que es extremadamente fácil darle toloache al hombre sin que se de cuenta, pues generalmente, se le mezcla en su comida favorita. Por eso la estrategia militar china advierte: "La persona que te mata fácilmente es quien está más cerca de tí."
Basta mezclar la fórmula en polvo con un poco de sangre de la menstruación de la mujer, y luego aplicarla con un gotero en la comida que más le guste a la víctima con la seguridad de que nunca se dará cuenta del veneno que ingiere. En cuanto a la frecuencia, puede dársele toloache a la persona varias veces al mes, pero cada vez se volverá más y más imbécil. Aunque de eso se trata precisamente, para que pueda ser manejado fácilmente.
Considere usted lo anterior como supercherías si quiere. Pero el hecho es que (casi) no hay cura para el mal de toloache, ni nadie es invulnerable a la bebida, ni hay hombre alguno exento de ser víctima del toloache.
La única manera de evitar el daño es primero estar consciente de que se puede ser víctima del brebaje (hay que ser desconfiado), y después saber exactamente a qué huele la poción (hay que estar bien entrenado) para detectarla a tiempo con el olfato segundos antes de ingerirla.
Dicen algunos hechiceros que ellos pueden curar el mal de toloache lanzándole embrujos a la mujer que causó el problema, pero no es cierto, puesto que el efecto del brebaje es físico, no espiritual. Por eso, debiera el hombre fijarse antes muy bien en la clase de mujer que quiera llevarse a la cama, porque palo de toloache dado, palo que ni Dios quita. Muchas veces la dizque victoria sexual masculina es realmente una derrota catastrófica. Si lo duda usted, pregúntele a los miles de hombres mexicanos víctimas del mal de toloache. Y a Vicentón Fox.
Pero eso sí. Va a estar muy cabrón para que Marta nos de toloache a los demás. Y menos a las mujeres mexicanas. O a los militares. Por eso hay ya tanta gente descontenta con los abusos, excesos y delitos de la Amigocha, aunque el patético Primer Mandilón Fox le solape todavía sus calenturas y avaricias. Debido a eso, Marta esta siendo acorralada poco a poco por los muchos enemigos políticos que ha hecho. Además, no hay ni remota posibilidad de saber exactamente cuántos mexicanos, irritados por su avaricia y autoritarismo, han metido ya a Marta a los rituales chinos que se mencionan en las columnas 11, 14, 51 y 74, más los que vienen en mi libro Ocultismo Chino. Las consecuencias en ambos casos serán catastróficas para ella, aunque ahorita ni lo imagine ni lo crea.
Un ejemplo de las acciones ilegales de Marta es el problema con su fundación Vamos México. Supuestamente, Vamos México es asociación privada formada con fines caritativos, pero ha servido solamente para enriquecer desmesuradamente a esta repelente mujer que utiliza el poder de la Presidencia en perjuicio de los necesitados del país.
Y como el dinero adquirido ilegal y súbitamente no se puede esconder, la ñora Marta se cuelga ya, con mal gusto similar al de los narcos, las joyas más caras. Huelga mencionar que también se viste a la carísima alta costura, al cabo que nosotros pagamos los trapitos de la colérica chaparra. Ni en los USA permiten que la esposa del presidente se vista del presupuesto. Y los pobres, para quienes supuestamente Marta colecta millones de dólares, que se chinguen. Quién les manda ser pobres.
Entre conciertos en Chapultepec utilizando recursos del Estado, robo de la morralla a los clientes de supermercados, conciertos especiales con artistas famosos, impuestos revolucionarios (a güevo pues) a bebidas gaseosas, tarascadas a los presupuestos federales que no se emplean para lo que fueron autorizados pero que no son cuestionados por legisladores cómplices ladrones en el Congreso (como por ejemplo robarse el multimillonario presupuesto para construir escuelas y a cambio darles unas cuantas bicicletas a los niños para que viajen muchos kilómetros a las escuelas ya existentes, y ponerles bancos de palo a unas docenas de autobuses destartalados y de desperdicio), más chantajes directos a ricos empresarios, Marta ha amasado fortuna suficiente para rivalizar con el gringo Bill Gates, zar de programas para computadoras.
De seguro, la concubina Marta piensa que de aquí al 2006 tendrá tantos miles de millones de dólares, que ni veinte generaciones de sus descendientes se los acabarán. (Pero todavía falta lo que diga la mexicanada con sus rituales. La última palabra en este relajo no se ha dicho todavía, querida, acuérdate.)
Y todavía tuvo la biliosa Marta el descaro y la desvergüenza de decirnos: "Es cierto que a la primera dama (en su caso a la segunda dama) se le abren puertas que a otras no se les abren (las puertas, me imagino), y no lo voy a desaprovechar......La Presidencia abre puertas y yo lo aprovecho."
¡Hija de su pu...!
A Marta le está pasando lo que a un pobre diablo en mi pueblo le sucedió. Resulta que a mediados del siglo XX se sacó el premio mayor de la Lotería. Pero cuando fue a cobrar el premio y le alinearon el enorme montón de pacas de dinero sobre el mostrador, se le brincó la cadena. Preguntó si todo ese dinero era de él y el empleado le dijo: "De aquí para allá y de allá para acá, todo es suyo." El afortunado empezó a murmurar moviendo un dedo sobre el dinero, "de aquí pa'llá, de allá pa'cá, de aquí pa'llá..." Y de allí se lo llevaron directamente al manicomio, donde recitó la misma cantaleta hasta el último día de su vida. Falta que se nos destrampe la jineteadora Marta y empiece un día a murmurar sin parar: "Nada me impedirá robar, digo, servir a los mexicanos y a las mexicanas...robar, digo servir a los mexicanos y a las mexicanas nada me lo impedirá..."
Lo menos que necesita México ahorita es una segunda dama aprovechada de la ocasión. Por eso la reina Sofia de Espanha le hizo evidentemente un feo en público y se le retiró violentamente cuando la nueva rica Marta se le quiso arrimar íntimamente (como si fueran amigochas) para una fotografia con las dos parejas de mandatarios. Para vergüenzas no ganamos, y el rey ya ni le habla a Fox. Pero es que Vicentón anda sicológicamente agarrado a las faldas de su mujer. Lo tiene tan sometido ella, que si le pidiera el divorcio a lo mejor el pobre presidente se suicidaba. A ese punto hemos llegado. Algo de razón tendrá el marido abandonado, Bibriesca,...
Por eso, sea o no cierto, el escandalizado populacho murmura (el populacho, después de todo, está para escandalizarse y murmurar), que dizque Vicente Fox es maricón. Válgame la virgen. Pero es que todo mundo ve que la Amigocha se ha puesto los pantalones y trae a chicotazos a todos en Los Pinos, incluidos secretarios de Estado, generalotes y parientes varios del Babas Fox. Ningún otro presidente le entregó jamás el poder ejecutivo tan descaradamente a su compañera (en este caso platónica según los rumores) de cama como Fox (el único mandatario del mundo que por ser maleducado habla por las manos y cejas) ha hecho con Marta. No en balde dicen que su primer esposo cacheteaba a Marta. Vicentón ya ni eso pudo hacer.
Lo único interesante en este nauseabundo asunto de maricones y jineteras en el poder Ejecutivo es que, gracias al Internet, todo el país se entera al instante de los últimos chismes. Y el último chisme es que la Amigocha, fiel a su condición ladina, ahora sí quiere ser presidenta, algo que siempre negó. Nosotros, conocedores de la naturaleza de los avariciosos judíos mexicanos, siempre supimos que Marta mentía cuando lo negaba, pues nada hay más apetitoso para un ladino(a) mexicano(a) que robar fácil e impunemente fortunas ajenas, en este caso el dinero de todos los mexicanos.
A propósito del primer esposo, a Marta le salió literalmente el tiro por el reverso (por los glúteos pues) con el asunto del libro que mandó hacer para utilizarlo de tapadera en caso de que brotara imprevistamente algún escándalo en Los Pinos.
(El título del libro es La Jefa, bello desliz freudiano: ¿se acuerda de aquélla disparatada foto que se tomó Marta cuando aún no era esposa de Vicentón, sentada orgullosamente en una silla parecida a la presidencial, enmedio de altos oficiales de la Armada en sus inmaculados uniformes blancos pero todos con la cabeza gacha ante la herejía, pues el rostro de ella parecía decirle a ellos y al país: "Aquí mando yo," y ninguno de los soldadotes dijo pío? En cuanto al Ejército de tierra, ella exigía en aquéllos días un vehículo militar especial para ir atrás de Vicentón cuando él pasaba revista a la tropa. ¡Y los mariconetes generalotes mexicanos se lo concedían! Para dar náusea están ella y nuestros changos verdes de papel que nomás sirven para hostigar, secuestrar, torturar y asesinar ciudadanos desarmados, pero se les arruga el anillo [bueno pues, el culo] frente a una mujer de armas tomar. Viva México, cabrones.)
Y sucedió que el escándalo temido por la domadora de Fox, saltó de pronto a la opinión pública debido al dinero triangulado por los Amigos de Fox y a los millonarios cheques girados por Carlota Robinson. La Amigocha, previsora ella, soltó entonces el mentado libro para distraer la atención del pueblo. Pero resulta que aún lo poquito e insignificante que traía de malo para ella el libro (que ella lo ordenó y pagó, es más evidente que la narizota de ladino en la cara de su marido Vicentón), se magnificó inesperadamente por la mala suerte que ya la trae de una pata. Se le volteó el chirrión por el palito, pues. Porque obviamente, la idea del libro era prefabricar un Jesucristo femenino en Marta, excusa para que ella alegara que sus enemigos la atacan para impedirle llegar a la Presidencia nomás porque es mujer, no por ladrona ni manipuladora.
Pero frecuentemente los planes no salen como se diseñan.
Las "primicias" del susodicho libro no eran en realidad tales, puesto que allí se menciona lo que ya sabe de sobra el pueblo. Escrito por una ladina argentina para una ladina mexicana, el libro taimadamente busca confundir a la gente, diciéndole que los pecadillos y las debilidades de Marta son minucias comunes a todo ser humano.
El libro es entonces no más que una táctica para distraer tarados. Otra jineteada más, digamos, de la segunda dama Marta al pueblo de México.
Y las jineteadas que faltan, dios mío.
* Master, Estrategia Militar China
E-mail: visionpf@direct.ca
Col #185 | Home | Columnas | Col #187 |
Copyright © 2003, Francisco J. Vargas