El acongojante tema de hoy son las más de dos mil mujeres asesinadas y descuartizadas irracional y cruelmente en Ciudad Juárez, México, durante los últimos veintitantos años. Asesinatos que no tan inesperadamente parecen contar con la complicidad y/o participación de altos personajes ladinos en el Gobierno, Banca, Medios electrónicos y escritos, Ejército y $anta Igle$ia, mismas instituciones y gente involucradas en las macabras brigadas de la muerte que tanto terror y muerte han sembrado en toda "Iberoamérica."
Sea como sea, ésta es una situación de pesadilla porque hasta ahorita no sabemos a ciencia cierta quiénes ordenan los asesinatos.
Este articulo expresa mi opinión, y usted puede creerme o no. Pero dado que México es país ocupado por ladinos desde hace cinco siglos, me temo que estoy en lo cierto en mis aparentemente escandalosas apreciaciones. Pensar en el involucramiento de ladinos en el vergonzoso escándalo de los asesinatos de mujeres pudiera parecer, a primera vista, descabellada y hasta irresponsable, pero eso no quiere decir que no sea cierto.
Y ya sabemos que la realidad supera muchas veces a la ficción.
Claro que si la (mala) información y (pocas) evidencias en manos del público sobre los crímenes en Ciudad Juárez se examinan por separado, es fácil desorientarse. Pero si se acomodan ordenadamente, como piezas de ajedrez sobre el tablero, las cosas cambian y es difícil extraviarse en las apreciaciones. Procedamos entonces a moverle la colita al macabro asunto, no sin antes hacer un poco de historia sobre la naturaleza de conquistas, ocupaciones y sometimientos militares diseñados para explotar naciones débiles.
El arte de la guerra se divide a partes iguales en estratagemas visibles, y en rituales militares invisibles. Pero como el ocultismo militar chino es, well, oculto, el método para subyugar países utilizando la metafísica militar es poco conocido, aunque su existencia sea de una lógica apabullante. Y si la estrategia visible contiene excelentes tácticas defensivas y ofensivas a granel, la metafísica militar igualmente contiene magníficos y destructores rituales defensivos y ofensivos. Es más, si la metafísica militar no existiera, la hubiéramos tenido que inventar nosotros para resolver problemas militares actuales.
Claro que no todos los estrategas aplican simultáneamente estrategia y rituales, pero para ser dignos del nombre igual deben dominar las dos facetas, aunque raramente acepten discutir en público el tema. Esto es, la efectividad de los rituales militares, todavía más que en los planes de batalla convencionales, depende en alto porcentaje del sigilo a ultranza. Los rituales militares que hay hoy en México fueron copiados por los bárbaros conquistadores espanholes y frailes vaticanos, quienes destruyeron totalmente la metafísica de los aztecas, no sin antes aprenderse los rituales. (Hasta los niños saben que nos decimos "aztecas" para auto-describirnos los mexicanos no-ladinos en forma genérica, de otra manera no terminaríamos de enumerar todas las etnias existentes en el México antiguo y presente.)
Los gachupines y charros negros vieron y estudiaron los rituales de sangre que hacían los aztecas en Teotihuacán, los copiaron, después ejecutaron a los sacerdotes indígenas para que nadie más los supiera, y luego empezaron a practicarlos para dominar al país, pero dirigidos al Diablo. A cambio, acusaron a los aztecas de ser "sanguinarios" y los exterminaron. Por eso en una generación los ladinos destruyeron la civilización mexicana y no dejaron piedra sobre piedra. (Nosotros deberíamos acusar a los gachupines de hacer sangrientas corridas de toros, e ir a exterminarlos con ese pretexto, a ver cómo les sabe lo que ellos hacen a otros.)
Actualmente, los rituales mencionados se practican únicamente en el seno de la Iglesia y en el seno de sociedades secretas ladinas. En ambos casos, los rituales son parte del culto al Diablo.
Ya dijimos que aunque una conspiración --en este caso vidas humanas ofrecidas al Maligno-- nos parezca descabellada, eso no significa en absoluto que sea falsa. Recordemos que los rituales son indispensables en prácticamente todas las actividades del hombre. Igual en la política que en el fútbol, en los negocios, en la guerra, en el trabajo y en el amor, hay momentos de triunfo y momentos de angustia, momentos de paz y momentos de conflictos, de manera que tarde o temprano se tiene que echar mano de la metafísica.
Pero sucede que los rituales, como todas las cosas, tienen un lado positivo y generoso, y un lado negativo y destructivo. Por ejemplo. Varios gobiernos en el Oriente se apoyan en rituales militares para obtener más ventajas que perjuicios en su trato con otros países, pues desean y buscan lo mejor para sus gobernados. Lo mismo en asuntos de gobierno internos que externos, saben que la buena suerte de una nación depende, por partes iguales, de la ayuda de los dioses y de la buena voluntad de otros países. Pero en otras partes del mundo, como aquí en México, las cosas son muy distintas, y la función de los gobernantes gachupines rateros y genocidas es explotarnos, no buscar lo mejor para nosotros, debida cuenta que somos un país sometido por la fuerza desde la llegada del espanhol Hernán Cortés y pandilla.
Claro que todos los gobernantes corruptos tarde o temprano son repudiados por sus víctimas y echados con violencia del poder. Vivir rodeados de lujos pagados por el pueblo sin prestar atención a las necesidades y deseos de la gente provoca alzamientos armados, devaluaciones brutales, revoluciones sangrientas, golpes de Estado, y el repudio de dioses y hombres por igual. Desgraciadamente, eso es precisamente la raíz de genocidios y del uso de rituales satánicos por parte de gobernantes-banqueros-curas-empresarios, ya que para evitar derrocamientos y para perpetuarse en el poder, recurren a sangrientos rituales de magia negra, pues solamente los demonios otorgan el control y explotación de países a quienes los invocan.
Ayudados evidentemente por los charros negros (curas jineteadores de nacos), los gobernantes y los hombres del dinero invocan la poderosísima protección y ayuda de Lucifer y sus demonios para continuar explotando y exterminando indios, ocupacion en la que son expertos. Y aunque llevan a cabo sus crímenes en secreto, no es difícil deducir que solamente los ladinos pueden garantizar continuos rios de sangre joven ofrecidos en el altar del Diablo con absoluta impunidad. ¿Quién más podría hacerlo, aparte de los ladinos? Ejecutar horribles rituales demoniacos de tal calibre y descaro, solamente es posible cuando todos los involucrados pertenecen al mismo grupo étnico.
Y para que muchos asesinatos sean posibles, todo el tinglado debe manejarse desde el seno de sociedades super-secretas, agrupaciones que aglutinen a obispos, generales, empresarios, banqueros, magistrados, legisladores, gobernantes de todos los niveles, y por supuesto a máximos representantes de la autoridad. Solamente con protección oficial y sigilo étnico a ese nivel, es posible sacrificar jovencitas y niños a el Demonio Mayor en gran número sin que ningún conjurado termine en la cárcel por ello. De otra manera ninguna sociedad en el mundo, mucho menos una sola ciudad, toleraría el sacrificio de dos mil jovencitas que apenas habían empezado a vivir y perdieron su vida para que la etnia ladina en México se haga más rica cada día que pasa.
La totalidad de víctimas humanas sacrificadas a Satanás son niños y mujeres jóvenes porque su sangre contiene alto nivel de vitalidad, o energía Chi, esencia de la vida misma. En la antigüedad, los sacrificios militares-religiosos de muchas culturas incluían sacrificios de animales, ya que su sangre también está saturada de energía Chi, pero los sacrificios de magia negra siempre han requerido cantidades industriales de sangre humana fresca y joven, especialmente para proteger imperios y fortunas malhabidas. Esto no es ningún secreto. Pero los ladinos gachupines-mexicanos, expertos manipuladores y dueños de prácticamente todos los medios de información, taimadamente hacen sentir estúpido y supersticioso a cualquier no-ladino que se atreva a hablar del tema en público.
Por eso México, junto con todos los países del área bajo la bota gachupina, viven en la más horrible miseria sin merecerlo. Sus vicisitudes provienen directamente de gobernantes y banqueros-empresarios, explotadores adictos a ofrecer rituales y ofrendas de sangre a Satanás, a quien ellos gozosamente llaman (por algo será) "buen amigo."
Increíblemente, en México se sacrifican impunemente al año miles de víctimas en rituales negativos y "misas negras" a lo largo y ancho del país, y si le sumamos quinientos años ininterrumpidos de ofrendas ladinas de sangre a Satán, queda claro por qué estamos como estamos. Agréguele a la cuenta los rituales de misa negra que los ladinos gachupines hacen en cada país de "Iberoamérica" para someter a la indiada, y queda clara la razón de que seamos Tercer Mundo sin esperanza alguna de progreso.
Bueno, a lo peor así está la cosa, dirá usted. Pero, ¿qué es exactamente un ritual ladino de magia negra con ofrendas de sangre humana al Maligno invocando su ayuda para reforzar el control sobre la adormilada población?
Pues para empezar, aclaremos que un ritual secreto de magia negra difiere del objetivo de practicantes de misas negras (imitando aquí el ritual de la misa católica, pero en su lado negativo únicamente) por cuanto estos últimos, adoradores voluntarios del Diablo, no necesitan ser ladinos ni buscar la explotación de un país, sino solamente creer en Belcebú. En cambio, los rituales de magia negra que se llevan a cabo en el seno de sectas secretas ladinas necesitan forzosamente que sus practicantes sean gachupines que cuenten con la cooperación de los charros negros. Sus peticiones buscan la ayuda de demonios para someter a los habitantes del país, y a cambio ofrecen la sangre humana de las víctimas.
Los sacrificios humanos en México, entonces, apuntan a la complicidad Igle$ia-Ejército, pues solamente en monasterios y en cuarteles se pueden hacer ceremonias satánicas en absoluto secreto. Todo porque curas y changos verdes se han asegurado (con la cooperación del Legislativo y el Judicial) de que la población civil tenga vedada la entrada a tales lugares y nada de lo que pase tras sus puertas sea de conocimiento público, lo cual además de ilógico es totalmente dictatorial. El pueblo mexicano tiene derecho a saber todo lo que autoridades de cualquier clase hagan o dejen de hacer, pero ocurre exactamente lo contrario porque a los ladinos mexicanos les vale madre a lo que el pueblo mexicano tenga derecho. Su avaricia y sed de poder están primero, precisamente por eso ofrecen a Lucifer vidas humanas de incontables jóvenes indígenas y mestizos secuestrados primero, y luego sacrificados.
Ha de saber usted, y también los ladinos de los inflados "servicios de inteligencia" (?) militar y civil mexicanos que habitualmente se beben estos artículos tratando dizque de adivinar mi "perfil psicológico," que de niño estuve a punto de ser raptado por un ladino. (Y espérese a que cuente próximamente mi experiencia con platillos voladores, y quedaré totalmente desacreditado ante las espiadoras autoridades ladinas que ya no querrán saber más nada de mis locuras.) Pues sí, como le decía, casi-casi fui víctima de los gachupines adoradores del Diablo. Era yo un niño indito (bonito y simpático) de cinco o seis años, cuando a punto estuve de ser plagiado. Sucede que una tarde, al pardear, por un tris me escapé de que un ladino blanco, panzón y narizón me robara frente a los ojos de mi familia. Estoy seguro que si ese cabrón hubiera consumado el odioso crimen, mi entonces inocente y tierno corazoncito hubiera sido arrancado sobre un altar ladino en honor a Lucifer. Pero el Cielo tiene ojos, y a todas luces los dioses ya deseaban el enfrentamiento entre ladinos y un servidor, pero para mucho más tarde y con mejor equilibrio de fuerzas a mi favor. Afortunadamente para mi, aún cuando inexorablemente iba cayendo yo en el engatusamiento del miserable, quien taimadamente me decía que no hiciera caso de las voces de mis familiares que me llamaban de vuelta y con urgencia, la alerta y fulminante reacción de mi madre y un hermano mayor fueron impecables, impidiendo enérgicamente que las manotas del méndigo roba-niños huyeran con su presa, o sea yo, haciendo posible de paso que usted esté leyendo estas líneas.
(Otro pariente mío no fue tan afortunado y se lo arrancaron de las manos a una hermanita suya, desapareciendo para no volver a saberse de él jamás. Y todavía, para encubrir el crimen, la policía ladina sometió a esa hermanita [de escasos diez años] a severo interrogatorio, jaladas físicas de pelos incluidas, para que dizque aceptara que ella había "vendido" al niño. Hágame el cabrón favor. Y todavía dice el escritor ladino Enrique Krauze que dizque "en México no hay discriminación." ¡Qué el culo se le haga chicharrón al pendejo!)
Lo horrible, entonces, es que aquí en México los plagios y asesinatos de niñas y niños indígenas y mestizos se hacían y se hacen habitualmente a nivel nacional, no solamente en Ciudad Juárez.
Y claro, ni presidentes, ni gobernadores, ni procuradores, ni fiscales, ni jefes de policía ladinos encarcelan a los criminales, pues evidentemente son todos ellos conocidos de logia secreta, y a lo mejor hasta parientes resultan. Esos crímenes son vivo ejemplo de la represiva "cultura" espanhola, ¡y nadie en el Gobierno, a ningún nivel, hace algo para remediarlo! Peor aún, es increíble que la mexicanada, víctimas continuas de los depredadores ladinos, no hagamos nada por ponerles un alto a los asesinos y a los asesinatos. Y encima, los pinches gachupines nos ven la cara de tontos diciéndonos que a cambio de la madriza-genocidio, "nos trajeron la cultura: o sea el idioma, la religión, el mestizaje." ¡Como si nosotros hubiéramos necesitado o pedido su puta "cultura"!
Desde mi atalaya veo lo importante que es para la Igle$ia tachar constantemente de superstición todo aquello relacionado con el ocultismo en manos de la gente, al grado de haber quemado vivos a cientos de miles de nativos "supersticiosos" en las feroces hogueras de la $anta Inqui$ición. Pero a ver. ¿Quiénes, aparte de los curas, sujetos entrenados y obligados a guardarle a la Igle$ia secretos chicos y grandes, podrían ejecutar secretamente sangrientos rituales de magia negra para proteger gobernantes y proteger también su propia tajada del riquísimo pastel que es la explotación de México? Ya sabemos que perro no come perro, así que las autoridades no se atreverían a enemistarse con los sacerdotes que hagan los rituales de magia negra que les permitan a los gobernantes mantenerse en el poder.
¿O acaso ignora usted que los curas se niegan rotundamente a darles la bendición y a hacer la misa de muertos para los cuerpos de guerrilleros ultimados por militares mexicanos, alegando que los rebeldes se atrevieron a zarandear la lanchita de la abundancia donde tan a gusto viajan juntos curas y gobernantes ladinos? ¿Tampoco ha notado la afinidad de charros negros (de todas las jerarquías, desde nuncios a curas de pueblo) y gobernantes ladinos, en todo el país, para continuamente juntarse a celebrar entre buenos platillos y mejor vinillos la total y bendita ignorancia de la indiada?
Además, el número de víctimas mexicanas no-ladinas sacrificadas actualmente en altares chicos y grandes dedicados al Rey de los Demonios debe ser pavorosamente alto, pues hoy se necesitan más ofrendas de sangre que en siglos pasados. Hoy necesitan sostener enormes atracos al pueblo como el Fobaproa, los rescates carreteros, el genocidio militar, el robo al Presupuesto, la apropiación criminal de los ahorros de los trabajadores, y el robo de miles de millones de dólares mensuales producto de la venta del petróleo. No me pidan cantidades exactas, pero recordemos lo fácil que ha sido siempre para los changos verdes del Ejército mexicano secuestrar, torturar, despedazar, asesinar y desaparecer en fosas clandestinas, cremados, y hasta arrojados en alta mar, los cuerpos de sus víctimas no-ladinas. Y nunca ha terminado ningún militar con sus huesos en la cárcel por esos crímenes. ¿Por qué tendría que ser diferente con las víctimas de rituales de magia negra a manos de charros negros y changos verdes? El triángulo Gobierno-Igle$ia-Ejército existe para que los ladinos mantengan el poder sobre la mexicanada, no para perseguirse unos a otros. Por eso gobernantes, militares y curas se solapan sus delitos unos a otros.
Quizás usted piense que la mera idea de que los curas estén envueltos en el sacrificio de víctimas humanas ofrecidas al Diablo sea una aberración religiosa ofensiva hasta a la imaginación de gente decente. Pero yo lo que digo es que todo es posible en este mundo. Va contra la lógica que un grupo étnico explotador se mantenga cinco siglos en el poder, como han hecho los ladinos en México, sin que el pueblo los haya chamuscado antes en leña verde. La única explicación posible es que los curas están más ocupados haciendo rituales de magia negra para proteger al Gobierno, que en atender las necesidades religiosas del pueblo. Y ya sabemos los mexicanos de cuál pata cojean los charros negros, religiosos demasiado proclives a los lujos y placeres terrenales, y a la conducta criminal.
Nomás fíjese usted en lo fácil que la Igle$ia mueve secretamente de una diócesis a otra, y hasta de país a pais con falsos documentos diplomáticos, a curas culpables de fraudes y delitos sexuales contra niños católicos. ¿Qué impediría a la Igle$ia ocultar también a ladinos asesinos? Porque ni la Mafia italiana tiene tan aceitada red de encubrimiento de fugitivos, pues la Igle$ia es también Estado, con derecho a recibir y proveer inmunidad diplomática. Fíjese también en los largos, anchos y bien construidos túneles que conectan a las iglesias católicas con conventos, monasterios y mansiones particulares de cada pueblo mexicano. Construcciones subterráneas de una precisión digna de túneles militares similares a los que construían los guerrilleros vietcong durante la guerra en Vietnam. ¿Para qué quieren o necesitan los curas túneles, túneles hechos obviamente con conocimiento militar chino? ¿Qué esconden los curas en los conventos y monasterios, o qué transportan los carajos en ellos?
Bueno, pues en mi opinión esos túneles están conectados con la ejecución secreta de víctimas humanas en ceremonias de misas negras ofrecidas al Maligno. Porque en Occidente, aclarémoslo de una vez, no hay sociedad secreta más poderosa, sigilosa y siniestra que la $anta Igle$ia. Sociedad secreta difícil de penetrar por seglares debido a que los obispos aprendieron muy bien en China los fundamentos del espionaje civil, militar y religioso. De manera que es muy fácil para la Igle$ia proteger sus crímenes con el silencio jurado de sus miembros. Al igual que en las religiones en China, los vaticanos tienen grupos de sacerdotes visibles a cargo de iglesias y servicios religiosos en público, y también tienen órdenes de monjes a donde jóvenes clérigos con habilidades especiales son enviados para ser entrenados con conocimientos secretos. Y si los jesuitas, por ejemplo, son religiosos versados desde hace siglos en el El Arte de la Guerra de Sun Tzu, los dominicos se especializan en antiguos rituales religiosos y militares chinos.
Lo mismo en asuntos mundanos que en asuntos religiosos, la Igle$ia es un Estado que cuenta con sus propios expertos en cualquier profesión, lo que garantiza el secreto total en todas sus operaciones internas y externas. Hay curas abogados, médicos, economistas, políticos, y por supuesto, curas expertos en rituales de magia negra china y occidental. Recordemos que también tienen los rituales de los antiguos mexicanos que extrajeron de los sacerdotes indígenas antes de quemarlos vivos para eliminar la competencia y asegurar el secreto de tal conocimiento.
Los judíos se quejan (a lo mejor con razón) del holocausto que sufrieron durante la Segunda Guerra Mundial a manos de Hitler. Pero ninguno de ellos dice nada del mil veces peor holocausto que sus hermanos étnicos ladinos gachupines (les dicen marranos) conversos al catolicismo --desde Cristóbal Colón, en línea directa ininterrumpida hasta el Gran Caca Vicente Fox-- han infligido a los "iberoamericanos" durante cinco siglos. Veinte años después de la llegada de Hernán Cortés a México, en lo que antes había sido próspero imperio azteca ya había hambruna y genocidio de indios. Y no a parado el suplicio a manos de la marranada ladina. ¿Por qué habrían entonces de mirarse la ropa los ladinos antes de sacrificar las vidas de unos cuantos niñas y niños mexicanos en el altar de Satanás?
El holocausto judío duró solamente unos años. El que los judíos gachupines nos han aplicado a la indiada "iberoamericana" lleva siglos y continúa a todo mecate. ¿Hasta cuándo? Pues hasta que nosotros queramos. Porque si la justicia no alcanza a los asesinos, los rituales chinos de desquite sí los pondrían parejos.
En cualquier parte del mundo a los gobernantes se les habría caído la cara de vergüenza por tanto asesinato de mujeres y niños sin que los culpables estén tras las rejas. Pero no en este México hincado, pinchurriento y tercermundista. Aquí no sólo no les llega urgencia a los curas ni a las autoridades ladinas, sino que ni siquiera investigan nada. Al revés, se dedican a bloquear las investigaciones que los ciudadanos quieran hacer por su cuenta. Y nosotros sacándonos los mocos.
Viva México.
"MAXIMILIANO"- FOX Y SUS CACIQUILES AMENAZAS: Ante las terribles babosadas (como la de insistir en que su vieja Marta-"Carlota" sea tratada cual co-presidenta), e histéricas amenazas viscerales a la Luis Echeverría que profiere a lo pendejo el Primer Uñas-largas del país ("Les daré una sopa de su propio chocolate," "¡El que la hace la paga!"), no nos queda otro remedio que colegir lo siguiente: Este güey tragó mierda, o ya le dieron toloache. A sopas.
METAFÍSICA: ¿Recuerda que vaticiné (como resultado de la adivinación china) que el muerto-de-hambre ladino Mentirosillo Vicente Fox se iría del trono de México con muchos menos dólares de los que traía después de haber saqueado Guanajuato, a pesar de que pensaban el y Marta que habían hecho el negocio de su vida al llegar a la Presidencia?
Pues mire ahora a la pareja presidencial, políticamente acosada por todos lados y hasta en peligro de acabar un día en la cárcel. Y les faltan casi tres años de capear pedradas, si es que llegan al tope. Y se irán con mucho menos de lo que llegaron, aunque ya tengan amarrados en sus cuentas de banco miles de millones de dólares robados al pueblo. La triste historia de la pareja apenas empieza.
¿Y sabe por qué? Pues porque la envidia es canija y sus propios hermanos etnicos ladinos le están atizando a la pareja con los rituales chinos que están ya sabe usted dónde. Sus oponentes políticos quieren llegarle también al pastelón en el Gobierno cuanto antes, al igual que hizo en su momento la pareja dispareja, aunque para eso tengan que meterlos al cazo de los conjuros. Y una vez que el enemigo le echa un balde de chapopote metafísico en la cabeza a la persona, a ver quién se lo quita, porque ya no hay remedio. A menos, claro, que la víctima sepa un chingo de metafísica china, pero a veces ni así.
Así que yo nomás no veo por dónde se salven Marta-y-Fox de los embrujos que ya traen amarrados entre las patas. Ni yendo a bailar a Chalma. Lástima, tan buen plan que traían para estafar hasta el corcho al pueblo mexicano y a varias generaciones de nuestros descendientes. ¡Y los que no tan inesperadamente quedaron dentro de la trampa metafísica fueron ellos!, también por varias generaciones de sus descendientes.
A ver cómo les va a los demás políticos ladinos en remojo.
¿Moraleja? Hay que oír consejos a tiempo. Por eso dicen los adeptos taoístas sobre los grandallas: "Míralos cuando cuelgan de la horca, no cuando felices hacen sus tropelías." Ni cuando amenacen.
* Master, Estrategia Militar China
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