Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #192: Los Extraterrestres

Pues vaya que las rigurosas medidas de seguridad que los americanos están tomando para prevenir futuros golpes terroristas no están nada exageradas. En algunos periódicos mexicanos se critica severamente a los gringos por supuestamente "infundir pánico innecesario" a la población sobre posibles ataques de extremistas islámicos en la Unión Americana. Desgraciadamente, vemos que las víctimas de ataques terroristas incluyen ya a los representantes de la ONU en Irak, aparte de que los intereses de los Estados Unidos en Asia y Oriente Medio se han convertido en blanco permanente de asedio.

Lo irónico es que la religión de Mahoma se afianzó originalmente con ejércitos diezmando cristianos a diestra y siniestra, luego se batió contra ejércitos cristianos durante Las Cruzadas, y ahora los ejércitos cristianos regresan a Oriente Medio a diezmar islámicos. El círculo se cierra y se renueva, pues ni los matrimonios son eternos.

Pero hasta hoy, afortunadamente, después del ataque de Septiembre-11-01 los enojados islámicos no han podido repetir su maldita gracia en territorio americano. Esto indica que las medidas de seguridad en las fronteras, los aeropuertos y en Inmigración de los USA se seguirán incrementando aunque no nos gusten, pues finalmente proporcionan menos vulnerabilidad a los ataques de guerrilleros con pañal de niño enredado en la cabeza y puñal entre dientes. A mí, como a los demás viajeros, me repatea tener que pasar por tediosas revisiones en aduanas y aeropuertos, pero está visto que no hay de otra.

Y esto se pondrá peor, me imagino, pues a los cuates islámicos les da por atacar únicamente a civiles totalmente desarmados, ya ni la chingan.

Añoro los tiempos idos --digamos hasta mediados de los años sesentas-- cuando era posible ingresar a un aeropuerto internacional sin que le revisaran a uno siquiera las bolsas. Hubo hombres de negocios que llenaban maletas con cientos de miles de dólares en efectivo, solamente para irse de pachanga un fin de semana con dos o tres nenas a alguna isla paradisíaca. Ahora, que dios lo agarre confesado si lleva usted un chequecito con algunos miles de dólares, a menos que sea banquero o Bill Gates.

Precisamente por tanta violencia armada en el ámbito civil, tenemos el regreso de murallas dividiendo países. El concepto militar de fortificaciones fronterizas que inauguró China con su gigantesca muralla hace ya milenios, está cobrando actualidad de nuevo. (Por más que la tecnología moderna occidental ha buscado nuevas avenidas por todos los medios, el método más seguro de identificación de personas en las fronteras sigue siendo el de huellas digitales, concepto chino que, junto con el pasaporte, fue inventado por los orientales hace mas de un milenio.)

En Israel han levantado una muralla --parte muro, parte cerca electrificada, parte terreno cubierto con sensores electrónicos-- para evitar el paso de terroristas palestinos que se cargan hasta el copete con explosivos y luego cruzan la frontera buscando lugares repletos de civiles israelitas -hombres, mujeres, niños- y quitados de la pena se hacen explotar llevándose entre las patas a cuanto ser humano (y a sus mascotas) puedan. Esa muralla defensiva, por cierto, dicen que está dándole resultados muy positivos a Israel en cuanto a seguridad interna se refiere.

No es de extrañar entonces que también los americanos estén levantando una muralla de seguridad en la súperporosa frontera USA-México. Aunque esta muralla contribuirá a detener el paso de ilegales en busca solamente de trabajo, ostensiblemente su principal función será impedir la entrada a territorio americano de criminales y otras personas violentas no identificadas. Hay sectores de la sociedad norteamericana exigiendo que sean soldados de la ONU quienes patrullen esta frontera.

(Naturalmente que el reflujo de indocumentados rechazados en la línea agudizará la eterna crisis de desempleo en México, cuyo Gobierno de ladrones e incapaces gachupines está mal acostumbrado a que los desempleados y malcontentos huyan indocumentados a los USA (con decirle que el Secretario de la SRE es cuenta-chiles y no diplomático, el de Agricultura es hacendado acostumbrado a chupar sangre de campesinos, el de Gobernación es un atildado abogado a quien le grita la Amigocha y de todo se asusta, y así por el estilo). Esa válvula de escape a la economía nacional se está cerrando y provocará inevitablemente descontento general armado de campesinos e indígenas, exactamente como cuando la construcción de una presa en una frontera inevitablemente provoca sequía kilómetros abajo en el país vecino. La Jauja mexicana para los ladinos está llegando peligrosamente a su fin, pues no están preparados para el ocaso. Nunca se sabe la forma exacta que toman los resultados de los rituales chinos hechos por el Pueblo.)

A ver cuál otro país es el próximo en levantar su muro fronterizo, porque el mundo está envuelto actualmente en densa nube de violencia armada. Y no se divisa la luz al final del túnel. Vea lo que sucede en África. Dejaron sus colonias africanas los ingleses, alemanes y belgas, y cualquier semblanza de civilización que pudiera haber existido se desvaneció prácticamente de la noche a la mañana. Ahora las poblaciones de varios países africanos son diezmadas periódicamente por gobernantes cien por ciento africanos.

Leer, ver y oír noticias me produce ya no curiosidad, sino involuntario pavor, empujándome al escapismo. Las noticias de hoy son siempre peores que las de ayer, y las de mañana superarán en crueldad a las de hoy, estoy seguro. El futuro, definitivamente, no es color de rosa, ya que el futuro somos nosotros mismos.

Sugiero entonces que busquemos hoy un escapista respiro a la violencia cotidiana, asomándonos al fantástico asunto de los extraterrestres, tema que muchos llaman de ficción, aunque no estoy totalmente convencido de que el tema sea todo mentira.

Sí. Entretengámonos con platillos voladores mientras esperamos pacientemente a que, por razones de seguridad numérica para los mexicanos no-ladinos que van a hacer rituales chinos en masa, la cifra habitual de visitantes a esta página alcance el mínimo requerido en mis cuentas metafísicas rancheras (un millón, cosa que posiblemente ocurrirá en las próximas semanas). Hasta entonces, y no antes ni después, se pondrá a la venta mi libro Ocultismo Chino.

Además, divagar sobre cosas misteriosas y supersticiosas hará pensar a los ladinos en el poder que de lejos me vigilan, que estoy loco de atar. Y ya no me tomarán en serio. Así se irán los fisgones profesionales a cuidarles las uñas largas a la "pareja presidencial" y parientes que los acompañan. O a Elba Esther y a Roberto. O a don Porfis, que está al caer de nuevo buscando jugoso y chupable hueso en el México político.

(Por cierto, espías de petate: si quieren mi "biografía y fotos," trabajen duro para obtenerlas, güevones, para eso les pagan. Aquí nomás hay un estratega, y no les haré fácil nada ni daré información personal a lo tarugo bajo ningún infantil y supuestamente lambiscón pretexto de quiénes traten de emular a la zorra que taimadamente invitaba al cuervo a cantar para que soltara el queso que tenía en su pico. Yo no tuve maestros tarados. Lo único que pellizcarán es lo que yo quiera decir en la columna, cuando yo quiera decirlo, con los propósitos que yo decida, y nada más. Yo no le temo a nadie y escribo lo que se me pega en gana, pero tampoco estoy aquí para que cualquier naco en el Gobierno me sonsaque información. Cuando entro en velada polémica con algún ladino, es para despertar de paso a mis paisanos con las respuestas, y si no entro en más alegatas no es por que me falte qué decir.)

Bien. Al grano, dijo el pajarito. ¿Quiénes (o qué cosa) son los extraterrestres?

Pues honestamente no sabría decirle, porque (hasta donde yo sé) nunca he platicado con ninguno. Pero tampoco tengo dudas de que, al igual que los fantasmas, existen, aunque muchos no los hayan visto.

Como su nombre lo indica, los alienígenas son supuestamente seres de muy allende la atmósfera terráquea. Es decir, no son homínidos, mucho menos pertenecen al feroz grupo homo sapiens que necio busca acabar a punta de bombazos y deforestación con nuestra única casa. Desde mediados de la década de los cuarenta (del siglo pasado), ha corrido el rumor (apoyado en evidencia ocular, filmada y fotografiada) de que naves extraterrestres surcan retadoramente nuestros aires sin que ningún gobierno les pueda marcar el alto.

De hecho, fue durante la Segunda Guerra cuando pilotos americanos y alemanes detectaron gran número de naves extrañas, rapidísimas y de forma generalmente redonda que hoy llamamos Ovnis (objetos voladores no identificados). Cada bando creyó que las naves que se acercaban a sus aviones de guerra pertenecían a prototipos de naves enemigas. No se le dio mucha difusión al asunto porque los militares son secretivos por naturaleza y poco dados al chisme, ajenos al principio de que la comunicación acaba con los rumores.

Pero en el ámbito civil, la comunicación sí incrementa los rumores. De manera que durante más de medio siglo las noticias de avistamientos de Ovnis en el mundo entero no han cesado. Tampoco las descalificaciones a los testigos. ¿Quién tiene la razón? Pues hasta ahorita no hay nada definido. Escépticos y testigos tienen argumentos de sobra para apoyar igualmente sus teorías y creencias. Si acaso, la balanza parece inclinarse a favor de quienes se pronuncian por la existencia de naves extraterrestres, pero únicamente porque la evidencia filmada y la calidad de los testigos crece día a día.

Con decirle que hay pinturas rupestres y del medievo que parecen describir la presencia de Ovnis. Si así fuera, entonces los alienígenas han estado viniendo a la Tierra desde la prehistoria hasta el presente. Y eso, niños y bolitas, es para estremecernos ya que los extraterrestres pudieron haber influido decisivamente en el proceso de evolución de los changos vestidos en este planeta. Es decir, del hombre. Por eso no han encontrado, ni encontrarán jamas, el mentado eslabón perdido. Aunque por más que la mona se vista de seda...

(Si usted presta atención al comportamiento de senadores y diputados ladinos en sesión notará que constantemente se rascan los güevos, se sacan los mocos, son holgazanes, son ladrones por naturaleza, andan vestidos como chicharroneros, roncan, se pelean fieramente entre ellos, están panzones, llegan crudos [cuando llegan], se despatarran en sus poltronas, y buscan meterle la titolina a cuanta edecán se les acerca. Esto es, son changos de zoológico pero con corbata, y únicamente piensan en robar, comer y fornicar. ¿Cuál Creación, pues?)

Algunas personas rehúsan aceptar la existencia de extraterrestres porque eso echaría por tierra la teoría de que estamos solos en el universo, de que hay un Dios único artífice del universo y la humanidad, de que la blanca es la raza suprema. La presencia corroborada de extraterrestres acabaría con la ilusión de las superpotencias terráqueas, acabaría con el explotador Vaticano, acabaría con el concepto del racismo, acabaría con los gobiernos de cualquier persuasión ideológica. Y ya sabemos que hay un grupo étnico (cuál será, tú?) que no podría aceptar la realidad de estar bajo control de extraterrestres superiores en todo.

Lo malo es que las Profecías Chinas dan fecha aproximada para que se dejen ver en público las naves extraterrestres, y hasta describen lo traumático que será (para los viajeros intergalácticos) el encuentro formal entre hombres y alienígenas (y alienígenos, dirían Marta-y-Fox). ¿Será cierto?

Mmmhh...no sé, no sé.

Naturalmente, científicos y académicos nos repiten hasta el cansancio que los extraterrestres no existen, que son mariguanadas (así describen todo lo que no entienden ni han visto), o producto de alucinaciones masivas, o fenómenos celestes, o fábulas de embaucadores para ingenuos como yo.

Pero si los científicos tuvieran la respuesta correcta a todo, no estaríamos tan atrasados. Así que yo, excepto en lo más necesario, no les hago mucho caso pues sé que conceptos como metafísica y extraterrestres presentan un rompecabezas demasiado complicado para los Ciro Peraloca profesionales. Los científicos, después de todo, están perdidos si lo que investigan no se puede pesar y medir en el laboratorio. Y al juzgar cosas misteriosas, terminan poniéndose la camisa donde van los pantalones, y los pantalones donde va la camisa.

Para los científicos, la palabra de millones de espantados testigos que a través de la historia han experimentado encuentros con fantasmas y extraterrestres no es válida. Pero si tres personas bastan para crear un tigre, millones de ellas son suficientes para darle credibilidad a temas como metafísica o alienígenas. Por eso la sociedad está dividida por inercia natural en dos bandos: científicos y metafísicos.

Los científicos no aceptan términos abstractos sin base en la anatomía, el análisis químico y/o la detección por medio de instrumentos electrónicos. Pero según sus métodos de investigación, el espíritu y el pensamiento no deberían existir, pues no se pueden medir ni pesar con aparatos (sin embargo existen, y me gustaría que cualquier científico nacional o extranjero declare en qué parte del cerebro humano habita el pensamiento). Ellos únicamente aceptan lo que se pueda demostrar, pero muchos rehusamos creer totalmente en las explicaciones de los representantes de la ciencia. Porque si la metafísica, los fantasmas y los extraterrestres no existieran, ¿cómo es que tanta gente habla de eso desde hace milenios? ¿Acaso millones de personas estamos locos, y nomás los científicos están cuerdos?

(Permítanme comunicarles que la NASA lanza sus cohetes-satélites en fechas positivas, de acuerdo a las instrucciones del nada científico calendario astrológico chino.)

Dicen ilustrados representantes de la sabiduría académica que si la metafísica existiera, ¿cómo es que no se puede detener la marcha del Sol con rituales? Pero eso sería hacer pipí fuera de la bacinica, porque es como preguntarle a un corredor de fórmula 1 que si su carro es tan veloz, ¿cómo es que no vuela? Y hasta un niño le contestaría: ¡porque esa no es la función para lo que fue diseñado, güey!

Un adepto a la metafísica no trabaja en laboratorios, ni un científico debe perder su tiempo provocando chamanes, pues ese no es su trabajo. Si un científico se mete al terreno de la metafísica, solamente demuestra que mientras más argumentos ingeniosos se le ocurran para denostarla, más demostrará que está muy lejos de entenderla.

Solamente a un baboso se le ocurriría pensar que si lee el catecismo en voz alta los aviones podrían volar sin combustible. Así que pedirle a un chaman que mueva una montaña con rituales es como exigirles a las universidades que produzcan personas inteligentes: imposible, no fueron diseñadas para eso (vivales sí producen a granel). Los rituales, sépanlo todos o ninguno, no pueden hacer que los aviones vuelen sin combustible, ni tampoco la turbosina puede tomar el lugar de dinero, ofrendas y peticiones en el altar casero.

Desgraciadamente, hay tarados con diploma de universidad que confunden la naturaleza y uso de las cosas. Pretenden hacernos creer que si los rituales no sirven para impulsar barcos, entonces la metafísica es una farsa. Por eso Confucio dijo: "Antes que nada, hay que entender el significado de los nombres de las cosas." Pero dígales usted eso a los científicos, y en su desesperación por tener la última palabra lo acusarán de loco pre-histórico o anacrónico.

No olvidemos que hasta hace unas décadas los científicos occidentales decían que construir aviones era una tarea de locos, puesto que ellos podían demostrar en el laboratorio que nada más pesado que el aire puede volar. Pero desde hace muchos siglos los militares chinos hacían cometas-papalotes que elevaban a un hombre a bastante altura para espiar los movimientos de tropas enemigas. Y hete aquí que hoy día los aviones vuelan, y ya llegamos no solamente a la Luna en persona, sino a Marte y mucho más lejos con sondas espaciales.

Hacerle mucho caso a los científicos no es muy aconsejable, pues con alarmante frecuencia no tienen ni idea de lo que hablan. Eso si, esperan que los demás sepamos mucho menos que ellos...y les creamos al no saber qué contestarles.

Igual pasa con la incapacidad de la ciencia para entender, por ejemplo, el concepto chino de la energía Chi, energía que no solamente mueve al universo sino hasta al hombre mismo, pues está más allá del tiempo y el espacio. Negar su existencia es como si un automóvil hablara y negara la existencia de su motor de combustión interna que lo impulsa, simplemente porque no lo puede ver. Los científicos ignoran que la energía Chi es el origen de todas las cosas, que es indestructible y es eterna, que no está sujeta a las leyes de causa y efecto. Este concepto no es nuevo. Las culturas antiguas (Asia, Grecia, India, Oriente Medio, Europa, y las prehispánicas de "Iberoamérica"), mencionan esta energía aunque con diferente nombre cada una (elán, chi, prana, energía primordial...). Hoy día únicamente en China e India se conocen algunos de sus secretos, pero todo espacio en la Tierra y fuera de ella está saturado de invisible energía Chi. Es decir, el espacio no está vacío. Es más, por los anales chinos sabemos que sin esta energía incolora, invisible e inolora, el espacio simplemente no existiría. Esto no es cosa de milagros, ni tampoco una falacia o invento. Sin embargo la ciencia todavía está necia en negar la existencia de esta energía vital.

Pasándose de listos, decíamos que algunos vivales exigen que si la energía Chi existe, por qué no utilizarla de combustible para que los aviones vuelen. Y les podríamos revertir la pregunta: si los científicos son tan chingones, porqué mejor no hacen volar a los aviones con la fuerza de la gravedad haciéndola de combustible. O que utilicen la fuerza generada por huracanes (cada huracán desarrolla energía similar a cuatrocientas bombas de hidrógeno) para producir electricidad, o la fuerza de tormentas eléctricas para hacer funcionar ferrocarriles, autobuses y maquinaria industrial, pues ni los científicos ponen en duda que esas fuerzas existen.

Ah, ¿verdad?

De hecho, los científicos saben mucho menos de lo que pretenden saber. Si usted va al dentista y lo anestesian, ni se le ocurra preguntarle al doctor sobre los puntos finos del fármaco porque se llevará la sorpresa de que él solamente sabe que funciona, pero no sus principios. Desde que yo mencioné en "Las Profecías Chinas" que los pájaros migran siguiendo las líneas magnéticas de la Tierra (de acuerdo a conocimiento chino antiguo), los científicos lo repiten cual pericos. Porque aparte de lo que han dicho los chinos sobre las líneas magnéticas terráqueas, (recordemos que ellos inventaron la brújula y que el milenario feng shuei está basado en tales lineas), no se sabe más. Es decir: si yo, supersticioso, hubiera dicho más, más dirían hoy los científicos al respecto.

(Y ya encarrerado, agregaré algo más. Resulta que en mi libro Las Profecías Chinas hago un comentario sobre lo que en mi opinión será el origen del cambio físico del hombre que las profecías anuncian para dentro de un siglo. Yo digo que si los milenarios principios del Tao nos aseguran (aparte de muchas otras cosas), que el cuerpo del hombre refleja la naturaleza del Sol y la Luna en sus ojos y de los ríos en su sangre, entonces podemos deducir que la Tierra tendrá en el futuro una atmósfera radicalmente diferente a la que tenemos ahora. Es decir, la fuerza de la gravedad al nivel actual se alterará debido a una hecatombe, y de paso cambiará la forma del cuerpo humano, entre otras cosas. Así de fácil, mis mosqueteros. Pero eso explicaría también el porqué la gente dice que los extraterrestres tienen ojos demasiado grandes, cabeza elongada y cuerpo esmirriado: de acuerdo al taoísmo mencionado, indicaría que vienen de un planeta más oscuro que el nuestro, con distinta fuerza de gravedad. Bueno, pues ahora los científicos de la NASA repiten exactamente mi comentario de marras, diciendo que al colonizar la Luna o planetas lejanos, la figura física del hombre cambiaría radicalmente de acuerdo a la gravedad del mismo. Elemental deducción la suya, ¿verdad? Quizás, pero lo curioso es que hasta que yo lo dije lo dicen, y no dicen más cosas sobre el tema simplemente porque yo no dije más. [Aparte, el peculiar análisis militar mío en Las Profecías Chinas --los 250 millones de soldados chinos que invadirán Occidente, e Irak como el gigante militar en Oriente Medio decapitado que sin embargo sigue vivo y arrastrará a los ejércitos aliados occidentales a una guerra de cien años--, la repiten ya en público los generales del Pentágono cual mantra bélico sin investigar siquiera si estoy diciendo la verdad o no. ¡Me creen a ciegas!]. Todo porque en mi especialidad, lo aclaro, la NASA y el Pentágono saben menos que yo. Y luego me preguntan algunos lectores que por qué me creo tan chingón: ¡pues porque lo soy!, (nada de falsas modestias conmigo).

Malo es pues que los científicos no crean en la energía Chi a pesar de que sin ella no podrían vivir, a pesar de amplias evidencias de que el ser humano muere cuando su energía vital abandona totalmente su cuerpo a causa de vejez, enfermedades o accidentes. Si esta energía fuera un mito, entonces desaparecería por sí sola si todos juntos dejáramos de creer en ella. Los científicos, sin embargo, siguen aferrados a que la energía Chi es ilusión, en claro e inútil esfuerzo de negar todo por medio del "raciocinio."

La energía Chi es como la fuerza de la gravedad, que no se ve pero se siente y afecta al universo entero. La gravedad no es visible al ojo humano, pero nos permite estar parados sobre la Tierra, y es lo que jala o empuja al universo entero hacia destino desconocido sin que los humanos podamos hacer nada al respecto. El hombre todavía no entiende bien a bien qué es exactamente la gravedad, pero los científicos no dudan de su existencia ni piden a los astrofísicos que prueben su existencia haciendo que las gallinas pongan más huevos. ¿Por qué? Pues porque la gravedad es tema "aprobado" por la ciencia, mientras que la existencia de la energía Chi no lo es aunque en Asia entiendan su funcionamiento en la naturaleza y en el hombre mismo. Sin embargo, no olvidar que los primeros conocimientos sobre los principios de la fuerza de gravedad que tuvieron los "sabios" europeos a principios del milenio pasado, les llegaron...de China. Las artes marciales chinas, por ejemplo, tienen milenios de antigüedad y sus principios están basados precisamente en el manejo favorable de la fuerza de la gravedad.

Pero ya sabemos a estas alturas que lo que los científicos no entienden, lo niegan.

Ni la energía Chi ni la gravedad son producto de la imaginación humana, existen no desde antes de la aparición del hombre en este planeta, sino antes del nacimiento de nuestro universo. Pero si esperamos que a fuerza de negarlo los chinos vengan y nos revelen los fundamentos de la energía Chi, estamos fritos, pues tales principios son demasiado importantes para lanzarlos al aire para ver quién los encuentra. Y a los chinos literalmente les vale si otras culturas creen o no en la existencia de la energía Chi, base de los principios de la medicina tradicional china, de las artes marciales chinas, de la filosofía china, de la metafísica china, y de la cultura china en general. Por eso la medicina china es superior a la medicina occidental, pues entiende cómo curar enfermedades buscando su origen de acuerdo al flujo de la energía Chi. Por eso la herbolaria china y la acupuntura son más eficientes en el tratamiento de pacientes que el bisturí y la morfina.

Sin embargo, los científicos occidentales presumen que si la medicina china es superior, ¿por qué estamos rodeados de hospitales y médicos occidentales y no de farmacias chinas? Su pregunta evidencia la falta de esa lógica que tanto adoran ellos mismos. Porque si no hay muchos médicos chinos por acá no es que no sirva su medicina, sino que precisamente ellos viven en China y nosotros vivimos acá. Y a cada quien lo suyo. Hay gente por acá que toma un semestre de acupuntura en algún colegio y se ponen a curar, pero la cosa no es tan fácil y la gente piensa que no sirve. Pero déjenme adelantarles, para alivio de la humanidad, que hay profecías chinas que auguran que la medicina china se extenderá mundialmente en un futuro próximo. Para horror y desesperación de los avariciosos médicos occidentales explotadores e insensibles al dolor humano.

En fin. A donde yo quiero llegar con este asunto de la energía Chi no es al tema de científicos incrédulos, sino al asunto de los extraterrestres. Y agárrese: en mi opinión (debatible, of course), el conocimiento humano sobre la existencia y bondades de la energía Chi está estrechamente relacionado con alienígenas.

Pero espérese.

Antes que se tire de la risa al suelo, permítame poner sobre la mesa mis argumentos al respecto. Y si quiere, después de mi alegato nos reímos juntos, aunque ya sería por razones diferentes. Nomás tenga en mente que hay cosas en este mundo que no se pueden explicar con razón y lógica solamente.

El caso es que no hay semana sin que agencias de noticias reporten algún hecho extraño relacionado con los mentados UFOs (acrónimo en inglés). Los flojonazos que no hablamos algún segundo idioma les decimos Ovnis. Los "objetos voladores no identificados" pueden ser guajolotes que se creen aguiluchos, o la bacinica que aventó el vecino furioso y somnoliento a vecinos ruidosos, o globos del servicio meteorológico fuera de ruta o control, o extrañas luces producidas por fenómenos astronómicos, y hasta naves aéreas militares secretas o en fase de prueba. El 95% de objetos voladores irregulares a primera vista, son perfectamente explicables una vez que son examinados detenidamente por expertos en la materia.

El problema que tenemos es con el enorme 5% restante, ya que ni los peritos se ponen de acuerdo en la identidad de ciertos objetos metálicos que son aparentemente artefactos aéreos tripulados por seres inteligentes con una tecnología muy superior a la nuestra.

¡Patrañas!, dirá usted malhumorado, acostumbrado al férreo pensamiento lineal académico.

Yo también decía lo mismo cuando alguien mencionaba el fenómeno. Hasta que una noche vi de cerca un objeto volador aparentemente no hecho por manos humanas.

Desde entonces, la escalofriante experiencia trastocó la serena paz mental que hasta entonces yo gozaba. A veces me es difícil conciliar el sueño cuando recreo en mi mente la escena del avistamiento sin encontrar explicación posible. Y de tal incidente han pasado ya varias décadas.

¡Bueno pues, ya!, dirá usted impaciente.

¡Si vas a despepitar, habla sin más rodeos ni pérdida de tiempo precioso!

Pero es que para allá iba yo precisamente. Si no me hubieran interrumpido con sus arranques de desesperación, ya estuviéramos en el baile desde hace rato. Y luego dicen que uno es el calmoso, que me circula la sangre muy despacio, y más puyas de esas.

Visualice entonces la siguiente escena: 1969, calurosa medianoche de verano en Los Angeles. Apartamentos en círculo alrededor de precioso jardín de regulares proporciones, muy bien cuidado y mejor alumbrado. Silencio y todo en calma, excepto tres o cuatro jóvenes militares platicando despreocupados en la banqueta, frente a uno de los apartamentos. El héroe (protagonista se oye muy chafa) de esta historia, o sea yo, caminaba despreocupado hacia uno de los apartamentos, la mente concentrada en asuntos ordinarios de la vida diaria.

De repente y sin explicación consciente alguna, algo me hizo voltear hacia arriba.

¡Y zaz!

A unos diez pisos de altura, tan bajo que su superficie inferior era alcanzada por la luz eléctrica del jardín, se deslizaba con una lentitud increíble y desconcertante el objeto metálico-oscuro volador más grande que he visto en mi vida. Imagínese un campo de fútbol volando, figura rectangular y de tamaño similar, y entenderá lo que vi esa noche.

El artefacto, por no decir la mole metálica, flotaba en cámara lenta sin hacer el mínimo ruido, sin motor de propulsión visible ni audible, y totalmente sin luces. Su construcción era, aparentemente, de un tipo de metal opaco gris-oscuro y lo detecté ocularmente porque las luces del jardín lo hacían visible contra el fondo blanquecino de un cielo con nubes bajas.

Fascinado, detuve bruscamente mi camino y traté de aplicar algo de lógica a lo que veía.

Imposible.

Una mezcla de confusión y admiración me invadió y quedé inmóvil cual estatua. No podía ser figmento de mi imaginación lo que mis ojos veían, pues la perspectiva del objeto volante en relación a los techos de los apartamentos era perfecta. Y sin embargo, nadie más que yo parecía darse cuenta del espectáculo. A lo lejos, la conversación de los muchachos seguía ininterrumpida, lo cual indicaba que no se percataban de la monstruosidad metálica que pasaba exactamente sobre nuestras cabezas. En mis oídos sentía una extraña presión, como si de repente mi cuerpo hubiera entrada a una cámara de vacío. No sé cuántos segundos pasaron, pero finalmente el fenómeno sin alas ni motores se perdió suavemente sobre las copas de los árboles en su camino hacia quién sabe dónde.

Casi inmediatamente después se me pasó el shock y la turbación de la experiencia, pero jamás volví a ser el mismo. (Y se me nota.)

Últimamente he llegado a pensar que, en referencia a los extraños objetos voladores, algo muy serio está pasando allá arriba. Porque decíamos que desde las pinturas rupestres hasta las del Renacimiento, los artistas del carbón y del pincel dejaron plasmadas para la posteridad figuras varias mostrando platillos voladores y hasta encuentros con seres obviamente extraterrestres. Los relatos escritos de encuentros de humanos con extraterrestres se remontan a más de dos milenios. Es decir, el contacto visual y físico con visitantes espaciales ha sido constante por lo menos (aunque me quedo corto), durante los últimos cincuenta mil años. Posiblemente desde muchísimo antes, digamos desde antes de la aparición del hombre sobre la Tierra.

La abundante evidencia filmada sobre extraños artefactos voladores es totalmente fraudulenta solamente para quien no quiere ver. Los han visto pilotos, policías, militares, médicos. No hay de otra, entonces: aquí pasa algo extremadamente raro, y los gobiernos nos están ocultando deliberadamente mucha información sobre los Ovnis.

Porque a ver: ¿a quiénes, aparte de gobiernos, preocuparía la presencia de extraterrestres? Muchas bases militares en los USA y diferentes países han sido asediadas por la presencia de Ovnis (o sea no pueden negar su existencia), y sin embargo no hay información oficial de medidas tomadas para evitarlo. Más que a usted o a mi, a las fuerzas militares les preocuparía que haya naves espaciales tan poderosas yendo y viniendo a placer. Después de todo, los militares tienen la obligación de defendernos de invasores aunque vengan del espacio sideral, y solamente ellos pueden almacenar información secreta sobre Ovnis al grado de que ni senadores ni siquiera presidentes americanos (Carter, Clinton) han recibido respuesta de la NASA ni de militares a sus indagaciones personales sobre alienígenas. Así como lo lee: sus propias instituciones militares tiraron a loco a los presidentes citados.

¿Por qué hay ese tipo de misteriosos grupos militares supersecretos sobre los gobiernos? ¿Por qué tienen, retienen y hasta desaparecen información sobre Ovnis de archivos oficiales? ¿Qué nos esconden?

Pues quién sabe, pero lo más seguro es que esos grupos ultrasecretos sepan mucho más de lo que nos dicen, probablemente hasta tengan contacto directo con alienígenas.

El otro día veía por televisión una entrevista hecha a un astrofísico americano, muy joven, Robert Lazar. Este hombre afirma haber trabajado unos meses en una base militar secreta americana en Las Vegas, Nevada. Aparentemente todo empezó cuando Lazar se graduó y buscaba trabajo. En una reunión para discutir temas científicos, casualmente platicó con un científico famoso que lo recomendó a una agencia militar. Bueno, pues Lazar no solamente afirma que estuvo dentro de un Ovni en posesión de la fuerza área, sino hasta describió ampliamente, con gran sencillez y dominio del lenguaje científico apropiado, su interior y el tipo de propulsión que tales naves utilizan. Su trabajo era estudiar y desmadejar la función de los mandos en la susodicha nave. Lo malo es que anduvo de chismoso entre sus amigos, y quiso hacer público el asunto, así que lo corrieron. Pero según Lazar, muchos adelantos tecnológicos actuales (rayos láser, chips de computadora) se deben a que han sido copiados a los alienígenas. Remata su asombroso relato afirmando que la fuerza área gringa ya estuvo probando volar durante unos segundos uno de los aparatos capturados...con éxito. Y aquí sí que encajan muchos cabos sueltos.

Por ejemplo.

Desde mi niñez hasta la fecha, han pasado escasamente dos generaciones. Sin embargo, en este cortísimo tiempo he visto pasar frente a mis ojos desde carretas de ruedas de palo jaladas por bueyes (se acabaron las carretas, nos quedaron los cornúpetas) hasta el lanzamiento de astronautas a la Luna y de ondas espaciales altamente sofisticadas de la NASA a Marte y aún más lejos. Esto es algo increíblemente rápido y, de acuerdo a la historia previa de la humanidad, prácticamente imposible: lo que no pasó en millones de años nos pasó en apenas medio siglo. ¿Cómo estuvo eso?

Pero parece que todo mundo anda ocupado en otras cosas, y pocos prestamos atención a la magnitud de lo que acabo de mencionar.

Échele lápiz al asunto: la Tierra tiene cinco mil millones de años de existencia (quítele o póngale una semana). En lo que empezamos habitando nidos en las copas de los árboles (lo de Adán y Eva es una vacilada ultratóxica, a menos que ese haya sido experimento genético de extraterrestres), hasta los seres que ahora manejamos como cafres vehículos todo-terreno, se nos fueron a los babosotes homínidos cinco millones de años, cinco. Quienes a duras penas terminamos la primaria (el otro día buscaba yo mi certificado de primaria para cambiar un cheque y ni eso encontré, así que mi cortísimo currículum está en serias dudas), sabemos que hubo algunas variedades genéticas de homínidos prehistóricos. Y quienes sabemos algo de adivinación china (aquí sí estoy grueso de verdad), entendemos que el homo sapiens también se extinguirá dentro de algunas décadas para dejar su lugar a otra variedad genética más.

Anteriores a nosotros, pues, hubo variedades de homínidos que anduvieron por aquí durante más de un millón de años sin más herramientas que palos y piedras. Por eso desaparecieron sin dejar casi rastros. Se extinguieron totalmente --de la misma manera que se han terminado miles de tantas otras especies de animales-- sencillamente porque no hicieron ningún progreso intelectual ni mecánico. Vamos, ni siquiera la rueda inventaron, pues su cerebro era demasiado chico (digamos del tamaño del de los narradores/comentaristas de fútbol de Univisión). En cambio nosotros, el homo sapiens, apenas hemos estado en este planeta durante cien mil años y ya fuimos a la Luna y volvimos. ¿Por qué somos más creativos que todas las otras variedades de semi-humanos ya desaparecidas? ¿De qué privilegios gozamos?

Échese un trago de tequila directo al gaznate y lea esto: al parecer, sobrevivimos mejor no porque nos hayamos adaptado más y mejor a nuestro hábitat que otros homínidos, sino que "alguien" nos dio una manita.

Sí señor. Hay alarmantes indicios arqueológicos de que en algún momento lejano de nuestra existencia alguien manipuló y alteró genéticamente al homo sapiens, disparándolo hacia la sobrevivencia basada en la inteligencia, en el dominio calculado del más fuerte sobre su entorno. Por eso no hay "eslabón perdido."

Otras variedades prehistóricas de semi-humanos, decíamos, llegaron y se fueron sin alterar el curso de la historia. En cambio, nosotros desarrollamos un nivel de inteligencia jamás antes visto en humanoides, tanto que ahorita ya estamos por acabar con el planeta nosotros solitos.

¿Qué fue lo que realmente nos paso? Sepa Chana.

Pero de que pasó, pasó. Nuestro progreso no parece ser natural, pues nuestros ancestros fueron originalmente tan salvajes como otros grupos de homínidos. La abundancia de vello en el cuerpo de algunos grupos étnicos actuales (como los gachupines de aquí y de allá) revela su pasado bárbaro reciente, pues el pelo abundante en barba, pecho, brazos y piernas es síntoma inequívoco del incivilizado consumo continuado de carne cruda.

De manera repentina y sospechosa, el hombre adquirió conocimiento extraordinario y se medio civilizó. Pero aún así, el progreso intelectual y tecnológico fue desesperadamente lento. Nos tardamos milenios en inventar la rueda. Lentos fuimos también para inventar la escritura, para erigir construcciones altas, para crear música, para encontrar medicinas adecuadas para las enfermedades. Pero ahí íbamos poco a poco, tirando pa'delante.

Luego hubo otro salto gigantesco hacia adelante, y de andar literalmente montados en burro estamos ya lanzando telescopios a explorar las entrañas del universo, y llegamos al extremo de clonarnos a nosotros mismos.

¿En qué cambió el hombre contemporáneo para ser capaz de "crear" los asombrosos inventos de las últimas décadas? Que yo sepa, últimamente el ser humano no ha evolucionado mucho ni física ni intelectualmente. Es más, históricamente el hombre tiende más bien a retroceder, como bien lo comprueban las constantes guerras que el hombre genera a diario.

¿Entonces?

Pues...en mi opinión, y después de años de darle vueltas al tema desde mi encuentro con el extraño vehículo volante perteneciente a alguna línea área interplanetaria con parada en el planeta Tierra, el secreto del progreso intelectual y físico del homo sapiens ha sido la "ingeniería al revés." Es decir, deconstruir y estudiar modelos ya hechos, como dice el ex-astrofísico Lazar (desde que lo corrieron de la base área y lo vetaron, ya no pudo encontrar chamba en su profesión y ahora vende aparatos electrónicos), sin necesidad de perder el tiempo inventando nada.

Sí. No hay de otra sopa. Hasta el mismísimo concepto de "ingeniería al revés" nos lo habrían revelado los extraterrestes. No es que yo crea que nuestros antepasados fueran tontos de capirote, pero sí creo que recibimos ayuda extra.

Los escépticos preguntan cómo es que no hay evidencia física de la presencia de extraterrestres. Pero sí la hay, ya lo dijo Lazar. Aparte de vídeos oficiales de la NASA mostrando imágenes de Ovnis durante las diferentes misiones espaciales, y testimonios verbales de algunos astronautas corroborando la existencia física de naves extrañas, existen los misteriosos "discos de piedra" chinos llamados Dropa stone disks.

Los citados discos son 716 en número, pero no son de piedra, sino de una aleación metálica todavía desconocida para el hombre. Están grabados con extraños ideogramas que los chinos tradujeron ya, pero esa traducción pudiera no ser la definitiva. Según eso, revelan la historia de una nave extraterrestre que se accidentó en la Tierra (su piloto tuvo que ser microbusero chilango) y los sobrevivientes quedaron varados para siempre. Describen de cuál punto del universo vinieron, su tipo de civilización, y su mapa genético. Murieron de muerte natural, y fueron enterrados por gente del área en una cueva donde sus restos fueron eventualmente encontrados y exhumados por una expedición china. (Vienen a la mente los discos metálicos conteniendo data en la película de los sesentas, The Time Machine.)

Así pues, los discos existen y están en poder de una institución arqueológica china. El problema es que por razones fáciles de entender China no permite que científicos extranjeros los examinen. Para tal efecto, China ni niega ni acepta la existencia de tales discos, mucho menos acepta saber dónde están. Esto ha provocado que en Occidente se considere un fraude la existencia de los discos, ya que aseguran los científicos de acá que nada en arqueología china es válido si no es convalidado por ellos. Por su parte, China los manda a que se chupen el dedo, rehusando que los occidentales vayan a darles clases de historia china a los propios chinos.

Así que los misteriosos discos Dropa duermen el sueño de los justos en muy bien resguardado lugar subterráneo, con aire acondicionado y toda la cosa. Periódicamente los discos son examinados y revisados por científicos chinos, pues son una especie de archivo informático. Yo escuché de uno de mis maestros, hace 30 años, que todavía no los han descifrado, pero vaya usted a saber cuál será la situación hoy día.

Nada se sabía en Occidente sobre los discos Dropa, hasta que un magazine ruso desveló su existencia hace 25 años. Para entonces, el profesor chino que los había descubierto en 1938 durante una expedición a las Montañas Bayan-Kara Ula en la frontera con Tibet, había muerto. Los discos fueron exhibidos en público hasta que la Segunda Guerra calentó China y el gobierno los requisó para evitar que se dañaran. Es decir, nunca han estado perdidos, sino salvaguardados. Posteriormente, los discos se exhibieron ocasionalmente en museos chinos, pero en pares, nunca más la colección completa. Pero cuando la curiosidad extranjera se intensificó, "desaparecieron" nuevamente.

Luego está el grupo de científicos rusos que al parecer hicieron contacto directo con una nave extraterrestre...y se fueron voluntariamente con los alienígenas. Resulta que a mediados del siglo pasado, unos seis arqueólogos rusos encontraron en una tumba egipcia un sarcófago con jeroglíficos muy peculiares conteniendo al parecer el cuerpo de un extraterrestre. Regresaron a Rusia y trabajaron en secreto (es decir, no avisaron al Gobierno ruso) sobre el problema. Cuando finalmente descifraron los ideogramas, años después, los científicos al parecer habían encontrado la forma de hacer contacto directo con naves extraterrestres. Se regresaron todos ellos a Egipto, con sus respectivas esposas pero sin hijos. Dejaron dicho a sus familiares que se encontrarían cara con extraterrestres. Un autobús los llevó a una montaña fuera de la ciudad, y al caer la noche hacían señales con lámparas que llevaban para el efecto. Hay un film del momento en que un aparato que lanzaba sobre sus caras luces multicolores muy fuertes sobrevolaba al grupo. Los arqueólogos estaban felices y excitados según el film, y luego desaparecieron de la faz de la tierra. Las autoridades egipcias encontraron el autobús que los transportó al lugar de encuentro, al chofer egipcio que los llevó, algunas pertenencias entre ellas el film en cuestión tomado con su cámara por un miembro del grupo, pero no encontraron jamás a los arqueólogos. Al parecer ya viven en otro planeta.

Ante lo antes afirmado, ya me imagino la gritería entre algunos de mis lectores: "adorador de intergalácticos," "apóstata de la teoría del Paraíso," "anti-Cristo," "anti-panista," "Lutero," y lindezas más procaces pero de corte similar.

Pero yo, machín-rin en lo que dije.

No podemos estar errados miles y miles de personas que hemos visto artefactos volantes extraterrestres. Porque si fueran producto de nuestra imaginación, bastaría que imagináramos que tenemos diez dedos en cada mano para que nos crecieran, y ya sabemos que eso no sucederá aunque pujemos.

Agregaré que después de mi experiencia tridimensional con el objeto volador, consulté el evento con personas confiables: mis maestros. Como miembros de la cultura más antigua de la tierra transmitida en forma ininterrumpida, supuse que algo deberían saber de asuntos de platillos voladores. Debo confesar que esperaba que se rieran de mi experiencia, tachándola de alucinación. Imagínese mi sorpresa cuando me contestaron: "Los platillos voladores y los extraterrestres son reales."

Al parecer, el origen de ciertas artes marciales chinas de gran nivel y otras ramas de conocimiento semi-secreto tales como la acupuntura, el desarrollo descomunal de la fuerza interna o energía Chi en el cuerpo humano, el método para aumentar el nivel de inteligencia, la metafísica taoísta, la adivinación china, la alquimia corporal, principios religiosos secretos, más otras ramas de conocimiento, tienen su origen en enseñanzas recibidas hace muchos siglos de un grupo de extraterrestres que los antiguos chinos llamaron Los Hijos de la Luz. En tiempos lejanos, dicen, las visitas de viajeros espaciales a ciertos lugares en China que hoy son considerados sagrados fueron frecuentes.

De manera que el principio de "ingeniería al revés" aplicado a conocimiento viene de mucho tiempo atrás y hoy es aplicado en todos los niveles de la tecnología de punta, incluyendo computadoras e instrumentos avanzados de aviación. Porque lo curioso es que las antiguas culturas se dispararon más o menos en la misma época: en China, en Egipto, en India, en Latinoamérica. La aparición de objetos voladores coincidió con un avance cultural repentino y cuantioso alrededor del mundo. Y los anales de todos esos países hablan de encuentros entre hombres y "dioses." En lo que hoy es Israel los habitantes andaban envueltos en una sábana y con chanclas, pero de repente se despacharon escribiendo el Antiguo Testamento y aseguraban hablar "con Dios," un curioso ser divino que les hablaba desde "matorrales en llamas." En India, los libros sagrados hablan de fabulosos encuentros entre hombres y dioses en "carrozas voladoras" que transmitieron mucho conocimiento a los hombres. En Yucatán, los mayas mencionan a un "dios blanco y alado" como maestro de sabiduría (exactamente el mismo dios pero con otro nombre existe en el folklore chino).

Y luego...silencio. Nada más sobre contactos entre hombres y "dioses." Hubo una enorme laguna de transmisión de conocimientos que duró siglos y siglos. Y si los extraterrestres visitaban este planeta, lo hacían sin entrar mucho en contacto directo con los hombres, aunque hay relatos de individuos en diferentes países que fueron llevados ocasionalmente a cortos "paseos" espaciales en platillos voladores. Pero de tratos íntimos, muy poco. Así fue hasta mediados del siglo XX, cuando la intensidad de avistamientos y los encuentros entre terráqueos y extraterrestres volvió a intensificarse. Hay gente que afirman haber sido objeto de exámenes médicos en platillos voladores, y hasta se menciona contacto sexual entre extraterrestres y seres humanos, exactamente como hace milenios.

Afortunadamente, el actual incremento de OVNIs en la tierra ha traído un efecto colateral benéfico al hombre. Siendo objetos mecánicos, aunque los Ovnis sean muy sofisticados están sujetos a accidentes. Y el hombre, especialmente en países como Rusia y los USA, ha aprendido a capturar naves intergalácticas siniestradas, beneficiándose de la tecnología incautada a esas naves, tecnología muy por delante de nuestros tiempos.

Por eso el hombre progresó más en cincuenta años que durante los últimos dos milenios. Aún si esa no era la intención de los galácticos, con la ambición humana se han topado y a aguantarse tocan.

Pero yo insisto: de todos modos Hay Que Sacar A Los Ladinos De Los Pinos.


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


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