Quienes se dan de alta voluntariamente en ejércitos invasores y/o represores-pacificadores, ignoran el enorme valor de la vida humana (pacificar es originalmente un término militar chino, pero adoptado en las últimas décadas en Occidente, palabreja que describe sutilmente el sangriento sometimiento de civiles). Luego, con una ligera lavada de cerebro que les den en el ejército quedan listos para matar y torturar, pues su naturaleza es violenta de origen. Por eso las últimas noticias militares provenientes de Irak son francamente horripilantes.
Sin embargo, nada de lo que estamos viendo es único ni nuevo en la historia de la humanidad: gobernantes que nunca han peleado ordenando desde el escritorio invasiones y genocidios "en nombre de Dios," mercenarios dispuestos a masacrar civiles de otros países con tal de obtener fortuna personal, soldados sicópatas torturando y violando sexualmente a hombres, mujeres y niños de países ajenos, atrocidades militares contra invadidos que se rehúsen a aceptar el brutal sometimiento extranjero, genocidios autorizados por altos mandos militares y encubiertos por medios de (des)información cómplices, bombardeos sobre ciudades, violaciones a los tratados internacionales sobre trato humanitario a los derrotados, represión violenta de civiles incluyendo la inhumana retención de alimentos y medicinas...
Nada nuevo bajo el sol. Las atrocidades militares son totalmente previsibles ya que solamente los avariciosos, los imbéciles y los sádicos adoran las guerras y la carrera militar. Y de un salvaje solamente se pueden esperar salvajadas.
Lo peor que se pueda usted imaginar sobre la vileza del ser humano se exhibe inexorablemente en los conflictos armados. Los "benévolos salvadores" o "liberadores" que invaden países dizque para derrocar tiranos, inevitablemente resultan peores que los malvados echados del poder, y de pilón son extranjeros.
Así ha sido siempre, así es ahora, y así será en el futuro.
¿Por qué? Fundamentalmente, por dos causas. Una, la desmedida avaricia de los invasores, siempre buscando hacerse ricos sin capital por medio de las armas. Dos, la ignorancia de tropas invasoras e invadidas que no les permite percatarse que son manipuladas por unos cuantos matones despiadados y vivales. Cuando hay largos períodos de paz, se debe principalmente a que los pueblos están bien informados. Pero tarde o temprano los gobernantes amantes de la violencia y de la propiedad ajena logran tapar de nuevo los ojos de los ciudadanos, y vuelven a las andadas militaristas.
Por eso insisto en que para ser militar de carrera, primero hay que estar enfermo de la cabeza, y luego ser estúpido de raza. Los militares son asesinos a (bajo) sueldo en uniforme, ni más ni menos. Este punto de vista ha irritado a militares de varios países y me han escrito alegando que su ocupación es "honorable y valerosa." Mi respuesta es siempre la misma: piensan así porque hasta ahorita solamente tocan cornetitas y tambores, espérense a que sus superiores los manden torturar y asesinar a ancianos, mujeres y niños, y luego me platican sobre las "virtudes" de la vergonzosa moralidad militar. Porque matar, torturar y violar sexualmente a los vencidos es lo que mejor hacen los soldados, pues para eso los entrenan, aunque algunos ilusos no lo sepan todavía.
Ya sé que películas y libros militares exaltan las acciones bélicas como algo aceptable y honorable, pero fijémonos primero de dónde viene ese material. Siempre son países militaristas y amantes de la guerra los que producen tales bodrios, buscando engatusar bobos y lavarles el cerebro. Nunca le dicen la verdad al público, ya que están subsidiados por sus propios gobiernos. Cierto, alegan los mandatarios de esos países que ellos no controlan ni Televisión, ni Cine, ni medios impresos, pero nos mienten. No lo hacen abiertamente, pero por abajo del agua controlan férreamente la difusión de propaganda militarista a través de subsidios y reducciones masivas de impuestos a los medios que se prestan a "cooperar."
Es para llorar de risa el que unos cuantos pillos en cada generación lleven a la guerra a millones de seres humanos con tanto éxito, pero eso demuestra el bajo nivel de alerta en las masas. Precisamente por eso los ejércitos gustan de reclutar jovencitos no-pensantes, fáciles de influenciar hacia la violencia con uniformes de colores, música militar y armas sofisticadas.
A menos que sea para defender a su país, nunca verá usted a hombres listos enfundados en uniformes de cualquier tipo. Por eso dice la estrategia militar china, "El mejor ataque es la defensa." Pero pocos entienden algo del sofisticado arte de vivir alertas, mentalmente con la guardia alta para detectar cualquier tipo de propaganda militar, política o religiosa. Por eso las iglesias están llenas de creyentes, por eso hay gobernantes malignos liderando ciudadanos-borregos, por eso los ejércitos rebosan de voluntarios babosos dispuestos a matar gente en cuanto se los ordenen, sin siquiera saber por qué.
Sí. Promover y creer en el militarismo y su propaganda es algo odioso que solamente degrada al hombre decente (y por lo que vemos en las fotografías sobre tortura militar que están circulando en Internet, ahora también degrada a la mujer).
Políticos, curas y militares (y demás uniformados) apestan a sangre humana. Al menos a mí, que entiendo un poco de su verdadera función social, no me provocan otro sentimiento que escupir sus cuatro patas cuando pasan junto a mí. Entiendo la razón de su existencia, algunas veces justificable, por cierto. Pero no tengo por qué admirarlos. Y si otros lo hacen, muy su gusto, pero eso no altera la realidad.
El público mexicano, pastoreado inteligentemente por los televisos para horrorizarse con fotografías de la tortura militar en Irak, bien haría en recordar que esas muestras de sadismo militar son material de kinder comparadas con las torturas que los sicópatas ladinos militares gachupines-mexicanos han perpetrado sobre la población desde hace cinco siglos.
¿No me creé?
Entonces lea las declaraciones de los torturados por militares y cuicos mexicanos que sobrevivieron a la guerra sucia, entérese del asesinato masivo de mujeres no-ladinas a lo largo del territorio nacional ocurriendo desde hace siglos, y verá que nada de los que nos han enseñado de la tortura en Irak se asemeja siquiera a el sadismo del que son capaces los gobernantes y autoridades ladinas mexicanas, especialmente los enfermizos militares del H(orrible) Ejército mexicano. Y eso que supuestamente aquí "todos somos mexicanos," aunque a estas alturas ya vamos entendiendo que México es un país ocupado y reprimido militarmente por los espanholes de aquí y de allá, verdad encubierta por la Igle$ia y por todos los medios de información (ladinos).
Véales la cara a Fox-y-Marta, a AMLO, al secretario de Gobernación, al secretario de Defensa, a los televisos y tv-aztecos, a los obispos y cardenales, a los banqueros, y dígame si le parecen mexicanos representantes de la mayoría étnica del pais. ¿Verdad que no? Es que ellos son gachupines nacidos en México, irredentos pastores y explotadores de indios. Convenientemente, de las torturas militares y policiales contra ciudadanos mexicanos no-ladinos no hay fotografías. Por eso nos "previenen" los televisos que nos tapemos los ojitos porque dizque las fotografías de la tortura militar en Irak son "fuertes." A lo peor por eso mismo nunca nos han enseñado los efectos de la tortura militar en la dictadura que es México, para proteger nuestra estabilidad mental.
Bien, volvamos a lo de Irak.
Acúsenme de supersticioso si gustan, pero yo veo en Irak que las pugnas electorales en los USA están desatando rituales chinos y de ahí viene el balconeo de la tortura.
Por eso digo: no hay mejor estrategia militar que la que está apoyada sustancialmente por rituales militares chinos, o al menos por rituales hechos en altares caseros. Los efectos son más tardaditos, es cierto, pero más seguros y duraderos que los logrados únicamente a cañonazos, puesto que están influenciados directamente por divinidades. Y mucho más baratos y humanitarios, puesto que no se necesita armamento ni hay derramamiento de sangre.
Claro, los incrédulos dudan de todo. Allá ellos.
Pero y entonces, se preguntará usted, cómo es que las grandes potencias no utilizan rituales militares chinos en sus invasiones a países débiles en lugar de la fuerza bruta? La respuesta es fácil: ya están empezando a utilizarlos.
¿Y por qué sigue la violencia armada? Pues por el ego y avaricia de los líderes del primer mundo.
Es decir, los líderes de países invasores, así como los líderes de movimientos de resistencia armada, buscan solamente su beneficio personal. Sí. Lo mismo el subcomandante Marcos que Arafat, Castro, Hernán Cortés, Napoleón, Alejandro el Magno, Hitler, Atila, y hasta los pontífices vaticanos, han buscado y buscan uno o más de los tres elementos que según la estrategia militar china mueve a todos los hombres ambiciosos: dinero, sexo o poder en demasía.
Todos los líderes militares, políticos, financieros y religiosos alegan que buscan el bien general, pero no es cierto, solamente buscan apoderarse del poder para servirse de el. Hay pocas excepciones, como las de Zapata y el Che Guevara. Por eso las guerras son cíclicas, pues caen o mueren unos líderes chupa-sangre y otros ocupan inevitablemente luego su lugar. De manera que pocos líderes dejan huella permanente de sus victorias, pues a la larga se descubre que eran tan ambiciosos y matones como aquéllos a quienes buscaban destronar. Por ejemplo: Kissinger gusta verse a sí mismo como un estadista de altura, pero cuando muera la humanidad lo recordará solamente como un criminal de guerra (y no aprende el barrigón, anda pregonando ahora que sería bueno bombardear nuclearmente a los países árabes, hágame el favor). Por eso, cuando los líderes militaristas son echados del poder nadie vuelve a acordarse de ellos. Y todo queda listo para la siguiente guerra.
La violencia militar ni en el cine es bonita, pero ningún líder piensa realmente en los demás. Las guerras permiten a líderes locos por el poder lograr sus objetivos personales, y friéguense los muertos. Ninguno piensa o actúa para obtener resultados que beneficien realmente a las masas, aunque se lograran después de varias generaciones. No, ellos desean obtener riqueza o más poder rápidamente, en meses o en años a lo más, y de paso auto-llamarse héroes y al menos "benefactores de la patria." De esa calaña son también todos "nuestros" héroes históricos ladinos y gachupines como los curas Hidalgo y Morelos, como el Tata Cárdenas, y sobre todo los personajes siniestros que han incubado el PRI, PAN y PRD. Por eso vemos que todos los gobernantes ladinos mexicanos, de antes y de hoy, hacen las mismas atrocidades y saqueos contra el pueblo sean del partido político que sean, pues su grupo étnico sigue siendo el mismo.
De manera pues que podemos asegurar que la estrategia militar china, apoyada con rituales de metafísica taoísta, es la mejor estrategia del mundo. Pero como no produce resultados de la noche a la mañana, no sirve a los intereses de líderes egoístas y desesperados por obtener ganancias personales rápidas. Y esa es precisamente la razón por la que la estrategia militar china tendrá un éxito histórico en la liberación de México y de toda "Iberoamérica," ya que los gachupines nunca le prestaron atención. Y ahora ya es demasiado tarde. Se les chispoteó a los güeyes.
Por eso digo: los mexicanos no-ladinos tenemos la mejor estrategia del mundo.
O que nos demuestren lo contrario.
Juar, juar, juar.
* Master, Estrategia Militar China
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