Yo no soy (ni quiero serlo), general de brigada o división. No llevo (ni quiero llevar) corcholatas o estrellitas militares en las hombreras, ni aguilitas mexicanas de hojalata en gorras y solapas. No visto (ni quiero vestir) ropajes de secta religiosa alguna. No presumo (ni deseo presumir) de banquero o "empresario" porque el oro tiene color de mierda, no me vaya a embarrar los dedos.
Tampoco siento (ni quiero sentir) la ambición política de los cretinos (como la avariciosa Rata Marta o AMLO) para conquistar el mundo buscando escapar la baja posición social que su nacimiento les impuso. Mucho menos cargo (ni quiero cargar) tremendo fusil en las manos o pistola al cinto para obtener poder (como los generaletes y el mentiroso ladino Marcos) por medio de la violencia y a costa del sufrimiento de innumerables víctimas dejadas en su sangriento vórtice.
Ni siquiera tengo muchos amigos (ni busco tenerlos) ya que la estrategia china advierte que la amistad dura hasta que los íntimos encuentran la manera de acuchillarnos por la espalda.
No que yo sea o quiera ser un Santo, pero tampoco es prioridad en mi vida dañar ni alterar el destino de los prójimos innecesariamente.
Después de haber examinado durante décadas el significado de la vida y otras curiosidades bajo la inigualable guía de los mejores maestros chinos en el tema que el destino me deparó, mi particular versión de la felicidad es observar en tardes de lluvia, desde el porche de mi modesto penthouse y copa de brandy añejo en mano, cómo el agua golpea suavemente los árboles mientras el viento fresco acaricia mi cara y la fragancia húmeda de las flores extasía mi olfato.
Esa intimidad de los sentidos mezclados con la naturaleza me transporta espiritualmente a la traviesa seguridad de la niñez, cuando podemos ver a otros sin que ellos nos vean a nosotros. No hay dinero, placeres ni estimulantes en el mundo que puedan crear momentos de paz y control mental similares.
Pero eso no quiere decir que olvide para siempre las injusticias, ni que me falten enemigos aunque yo no los busque. Parecería cliché, pero como mexicano no-ladino que soy, sin deberla tengo enemigos raciales mortales y gratuitos en mi país desde que estaba en el vientre y cuando ni conciencia podía tener de lo que me esperaba al asomarme físicamente a este mundo. ¿Cómo iba yo a saber que los criollos, gachupines hijos de puta, llevan cinco siglos tratando de partirnos permanentemente la madre a la indiada, de preferencia desde el embarazo? ¿O ya se nos olvidó lo que pasó en Acteal bajo la siniestra complacencia del maligno judío mexicano y a la sazón presidente de México, Ernesto Zedillo, quien tenía de brazo ejecutor a su secretario de Gobernación, el también judío Emilio Chuayffet, hoy prominente diputado?
Ya crecidos, los mexicanos nos encontramos en TODAS PARTES y en todos los niveles a nuestros enemigos raciales a muerte, los marranos (judíos gachupines conversos) nacionales, animales vestidos cuya sola existencia es vergüenza viviente que niega definitivamente la teoría de la creación. Silenciosa o descaradamente, los criollos buscan incesantemente nuestra humillación y destrucción -digamos, por mencionar de referencia a algunos pues son diez millones de esos cabrones que todavía no entiendo por qué los aguantamos entre nosotros, marranos como Vicente Fox en Presidencia, Carlos Marín desde la dirección de los periódicos Milenio, Ciro Gómez Leyva y su equipo de urracas desde Radio Fórmula, la Rata Marta desde Los Pinos, Joaquín López Dóriga y su patrón el gran M&M (multiplicador de mierda televisada) Azcarraga-3 desde Televi$a, el repugnante y avaricioso obispo Onésimo Cepeda desde las faldas de la Rata Marta, el Parásito de Hacienda Francisco Días Gil, el banquero Guillermo Ortiz desde el Banco de México, el maricón Ernesto Alonso desde su imperio telenovelero, los generaletes verdes desde su imperio armado, AMLO desde la alcaldía del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas desde el PRD, Pedro Cerisola desde la Secretaría de Comunicaciones, Santiago Pinocho Creel (y ahora Carlos Abascal) desde Gobernación, et al.
Si usted está en otro país y ve noticias o películas mexicanas, creerá que aquí viven noventa millones de criollos y diez millones de indiada, cuando es al revés. Lo que pasa es que ellos controlan la imagen nacional, los mejores empleos, y todos los puestos importantes de Gobierno. El agua toma la forma de su recipiente, y los ladinos antes de hablar aprenden a patear, escupir y matar indios mexicanos. Mientras tanto, los malignos charros negros (curas maricones y jineteadores de tarugos) y los ignorantes maestros de escuela manipulados por sus taimados líderes judíos, nos lavan el coco para que no les levantemos la mano a los conquistadores criollos.
¡Hágame el cabrón favor!
Pero no se enoje, mi amigo. Mejor póngase a mano. Todo el andamiaje de explotación tendido a nuestro alrededor por los criollos tiene puntual remedio...en cuanto nosotros lo decidamos. Si los gachupines en el poder, obispos y banqueros son matones genocidas y desalmados de muchos güevos, nosotros también tenemos los nuestros y no nos asusta nadie. Lo que pasa es que debido a la labor de división que los ladinos promueven discretamente entre nosotros, muchos ignoramos dónde y cómo aplicar el antídoto. Pero para decírselo estoy yo aquí.
Para empezar, deje de confesarse con los traicioneros curas diciéndoles secretos que luego van y venden al gobierno. Pero principalmente, olvídese de la babosa letanía vaticana que los curas nos predican a favor de los conquistadores de que ante las ofensas debemos "poner la otra mejilla." ¡Eso nunca! Al ladino que nos de un golpe, devolvámosle dos madrazos o más. No vayan a creer los cabrones que todavía pueden patearnos sin consecuencias.
Pero eso sí. No hay que cobrarse verbal o físicamente las ofensas, pues sería una barbaridad de orangutanes similar a la de ellos, digna de siglos pasados. Nosotros somos más inteligentes y justos. Para darles una cucharada de su propia medicina a los conquistadores gachupines de aquí y de allá, tenemos armas metafísicas más poderosas que artefactos nucleares. Digamos como los rituales chinos y las peticiones del meteorito rojo.
Nomás hay que tener siempre en mente lo siguiente, y enseñárselo a nuestros hijos: Dicen los principios de estrategia esotérica-militar china de la Escuela del Meteorito Rojo, Olvida la edad del enemigo, su edad o sexo y pégale en la cabeza con todo lo que tengas aunque sea mujer.
Siendo enemigo, no importa si es hombre o mujer, o si viste sotana o uniforme. Mucho menos importa si es niño o adulto. De esa manera han actuado los criollos contra nosotros durante cinco siglos. Por eso, conscientes de que hemos entrado los mexicanos no-ladinos a la etapa de confrontación militar-esotérica del desquite contra los conquistadores gachupines, la petición del meteorito rojo #12 está dedicada con cariño a la Rata Marta, a sus ratoncillos que parió, y a sus cómplices criollos en sus raterías desde el Gobierno.
(Poco a poco [despacio, que vamos de prisa] prestaremos la debida atención metafísica a los pillos que habitan la cuevotota de ladrones en que está convertido el Congreso, por no mencionar al nido de alimañas mochas y ponzoñosas que es la Corte Suprema. Los malignos senadores criollos [no tenemos de otros] se aprestan a encubrir puntualmente a su hermana étnica Marta-del-Fox otorgándole fuero federal para que no pague por sus fechorías. En eso está convertido el Congreso, en escudo para criminales judíos mexicanos. Ya desde el Gobierno, la Loca Fox ha estado forzando a los auditores para que exoneren a todos los ladrones del gabinete, incluyendo por supuesto a Santiago Pinocho Creel y a la repelente concubina Marta-del-Fox. Pero por algo los alacranes nacen sin alas, y contra las peticiones del meteorito rojo no hay defensa legal o ilegal que funcione. Lo único que metafísicamente podría proteger a la Rata Marta, y me paso de buena gente al decirlo, sería una Caja Negra. Lo malo para ella es que yo les aseguro a todos, poniendo de testigo al Cielo, que ni aunque la maligna bruja de Los Pinos viniera de rodillas desde su casa a la mía y arrastrando lingotes de oro obtendría una. Cuando yo sentencio metafísicamente a una persona nunca lo hago a la ligera, pero ya hecha la petición soy más implacable que el Juez de la Muerte. El único lugar donde Marta, hijitos y cómplices disfrutarán de su dinero malhabido manchado con la sangre y dolor de los mexicanos no-judíos será en el Infierno...y quién sabe, porque si me los encuentro por allá después de la muerte, vuelvo a sentenciar a los cabrones. Por eso dicen los principios de metafísica china: Las calamidades no extinguen familias enteras sin razón. Las maldades se revierten a los criminales mucho antes de lo que ellos suponen.)
No está de más recordar que aunque en la metafísica china generalmente no se necesita más que el nombre de la persona y su trabajo o posición (digamos fulano-de-tal director del banco fulano-de-tal, o hijo de zutano o mengano), siempre acelera los efectos de los rituales chinos el incluir una foto del agraciado y de preferencia su lugar y fecha de nacimiento escritos en el reverso.
No es mala idea tampoco abrir un archivo esotérico con fechas de nacimiento de posibles candidatos a recibir rituales y peticiones quemadas del meteorito rojo. Nunca se sabe cuándo se podría utilizar esta información en rituales. De ejemplo pongamos a la Rata Marta y a su maricón marido: Martha María Sahagún Jiménez nació (para mala suerte de México) el 10 de abril de 1953 en Zamora, Michoacán; Vicente Fox Quesada nació (para desgracia de varias generaciones de mexicanos) en la Ciudad de México el 2 de julio de 1942. Y así sucesivamente.
En conjuros como en esta petición del meteorito rojo #12, El Conjuro Del Tigre Blanco que encontrará en la página 110 del libro Ocultismo Chino, es lo más indicado. Este conjuro utiliza el mono de rituales, pero si no se cuenta con tal objeto, se dibuja a grandes rasgos encima de la petición a la persona representando a el destinatario y se le escribe con un crayón su nombre, digamos "Rata Marta." En sustitución de los hilos del mono real, se le dibujan al mono manos y pies atados. Luego se firma y se dedica la hoja tal y como se indica en el libro Ocultismo Chino.
Es decir, cuando no se tienen a mano todos los materiales esotéricos, digamos como cuando se viaja, no es pecado improvisar. El objetivo es hacer continuamente los rituales.
Este meteorito rojo #12 está dirigido específicamente contra la Rata Marta y ladrones que la acompañan. La petición es contra sus malsanas ambiciones políticas, contra sus protectores presentes y futuros, contra sus cómplices criollos en sus robos al país, y contra las pillerías de sus malignos hijos.
Ya nos dirán los dioses por medio de eventos en este planeta si conceden uno o todos los pedidos a los oficiantes que quemen la petición. Mientras más seguido se queme la petición, los resultados serán más rápidos y fulminantes. De cualquier manera, y dado que esta petición está previamente magnetizada por mí, no habrá ni Papa, ni obispos ni rabinos que puedan detener o mitigar sus efectos metafísicos. La única manera que esta petición podría no haber afectado a la Marta-del-Fox es que no se hubiera producido. Una vez que los mexicanos en cualquier parte del mundo quemen las peticiones hasta hacer más de tres (las estadísticas del mes de mayo muestran que más de 600 peticiones del meteorito rojo fueron bajadas en 30 días), se le acabó la cuerda de su maldad y avaricia a la maligna bruja de Los Pinos.
Así lo quiso la Rata Marta, que así sea. No se vale chillar ahora, ni arrepentirse. Si tiene faldotas, que lo demuestre, pues asegura ella que no permite que le toquen a sus hijos (pero ella sí mata criminalmente de hambre a los nuestros con sus robos). Bueno, pues ya se los tocamos esotéricamente y ahora es cuando debería demostrarnos lo chingona que dice ser. Pero desde ahorita le aviso que a mí no me va a asustar ni con obispos, ni con sus matones militares pagados por el pueblo, mucho menos con sus hilarantes ataúdes de cartón. Si puede, que le entre.
Sentado espero...
Yo quemo una petición del meteorito rojo, mi compadre quema otra, así que ya tenemos dos, y mensualmente necesitamos solamente un oficiante más -Uno Solamente- para hacer al menos un triángulo esotérico y mantener activa la rueda de los desquites contra los enemigos de los mexicanos. Tarde o temprano, así nos tome un siglo, llegaremos al número que mantenga las peticiones del meteorito rojo en movimiento perpetuo.
Afortunadamente, al final de cada mes tenemos actualmente como cuatrocientos oficiantes en total que bajan las peticiones del meteorito rojo, más un número indeterminado a quienes esas mismas peticiones se distribuyen a través del correo electrónico por los lectores de esta columna. Es decir, ya somos un ejército de hacedores de rituales chinos. Chico o grande, pero somos un ejército invulnerable, invisible y anónimo. Los ladinos, obispos y rabinos no podrán tocarnos metafísicamente ni aunque sigan asesinando a diario niñas mexicanas para sus trabajos de magia negra contra los mexicanos nativos.
Yo pre-magnetizo personalmente cada una de las peticiones del meteorito rojo y no hay manera de que nadie las neutralice. Este temible ejército metafísico seguirá creciendo día a día. La cosa se va a poner mejor para nosotros, y peor para los chupa-sangre. Se lo garantizo yo.
Para órdenes y/o informes, comunicarse por correo electrónico a visionpf@direct.ca.
* Master, Estrategia Militar China
E-mail: visionpf@direct.ca
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