Seguimos con el hipotético caso de lo que haría Si Yo Fuera Presidente, pues hay tela de donde cortar en este asunto.
Habrá notado usted que esta columna pone énfasis en cómo castigar a los ladinos corruptos en el poder a través de las peticiones del meteorito rojo, y no tanto en cómo atacarlos a la ¡Viva la Virgen! como ha sido tradicional en los mexicanos descontentos no-ladinos. Después de todo, en la vida hay muchos modos de alcanzar un mismo objetivo y en cuestiones militares la defensa es, según la estrategia militar china, táctica del más alto nivel para ganar guerras sin sufrir pérdidas.
Para bien o para mal, ningún método de estrategia gana por sí solo batallas, pues debemos implementarlo diligentemente nosotros mismos. Y ahí radica el secreto del Arte de la Guerra: Entender a la perfección la diferencia entre teoría y práctica. Ganar cien de cien batallas es, en el análisis final, lo que separa a los generales de los generaletes.
Sabemos, por mencionar una táctica militar china, que cuando la información política restringida por el Sistema es independientemente diseminada entre la gente, generalmente se convierte en arma invisible pero letal contra el Poder. Lógicamente gobiernos, ejércitos y hasta organizaciones religiosas siempre buscan esconder información de todo tipo porque saben que el conocimiento en manos del pueblo hace difícil esconder los chanchullos que invariablemente tienden a hacer los hombres en posición de poder.
Sobra mencionar que informar a los ciudadanos, y no "irse al cerro," es el método perfecto contra conquistadores en países como México, donde los nativos estamos rodeados día y noche por espías militares uniformados y disfrazados de civiles. Informar es táctica defensiva, pero al mismo tiempo es terriblemente destructiva si no es administrada correctamente. Tiende a salirse de control cuando la dosis es demasiada fuerte, creando revoluciones sangrientas como las que la historia menciona. Ni siquiera las revoluciones religiosas escapan a la violencia física cuando la información secreta se le da de sopetón a las masas, pues hay que irse muy despacio y despertar a la gente como a alguien que está dormido: Poco a poco.
Recordemos, por ejemplo, que cuando Martín Lutero se rebeló contra el avaricioso Papa que vendíales indulgencias a ingenuos pobres haciéndose escandalosamente rico en el proceso, su rabia le hizo destapar demasiado rápido la cloaca vaticana y trajo consigo saqueos a ciudades enteras con sus consiguientes masacres de masas y violaciones de mujeres, remedio peor a la enfermedad. Le dio un martillazo a un mosquito. Es decir, militarmente hablando Lutero la regó, pues independientemente de los efectos de la Reforma, fue simplemente un generalete más.
El poder de la información, créanmelo, es muy difícil de calcular por quien la maneja. Es arma visible, pero a la vez intangible en sus consecuencias si la persona no está bien enseñada militarmente, o si la organización o grupo que la maneja no entiende lo que hace. No es ningún secreto pues que en este aspecto hay que andar con pies de plomo. Ejemplo de esta cautela la tenemos en los medios de (in)comunicación en México, donde los periodicototes, la televisión y radio emplean solamente a judíos mexicanos precisamente para que vigilen que no se haga público nada que altere la represión y ocupación militar "dándole ideas" al pueblo y se rebele la indiada. Porque como bien decía aquél súper precavido torero espanhol, Lo peligroso del toro no son sus cuernos, sino las ideitas que trae en la cabeza.
Ay de aquél prohombre o gobierno, entonces, que se descuide y permita que le saquen sus trapitos sucios al sol: Queda condenado automáticamente a la extinción aunque al principio no lo parezca.
La información adecuada hace consciente al pueblo de la ocupación militar disfrazada que sufre el país, y lo lleva a estudiar y poner en práctica en la vida diaria principios de estrategia hasta que se convierten en suyos. Y si todo es hecho despacio, sin alocarse, inevitablemente se empezarán a caer poco a poco las telarañas de los ojos y cerebro de la gente y empezarán a entender en toda su magnitud la apestosa naturaleza de conquistadores y obispos. Es decir, eventualmente se revertirá totalmente el círculo de la dominación extranjera. Así es como se ganan guerras sin ejércitos, guillotinas, fusiles ni tanques. No hay necesidad de derramar sangre, pues el principio más importante de la estrategia china desde hace milenios hasta la fecha, ha sido tratar primero de Ganar la guerra sin pelear. Por eso es fácil para los estrategas chinos predecir con mucha anticipación el comienzo y final de ciertas guerras y conflictos económicos.
Hablemos pues de México. Dice y dice bien el proverbio chino, La jornada de mil kilómetros empieza con el primer paso. Todo es cuestión de levantarse de la cama y sacar el pie a la calle. Después del primer paso, lo demás viene solo. Si el primer paso para nosotros es entender nuestra situación de conquistados, el segundo es hacer los rituales chinos. Y el tercer paso es Utilizar las propias armas del enemigo contra él. Claro, esto último es más fácil decirlo que hacerlo, pues el factor "armas" no tiene que ser necesariamente armamento bélico, sino también el punto fuerte del enemigo. Por ejemplo. En México la terrible educación pública y política, más la represión religiosa llevada a cabo por la maligna Igle$ia, son "armas" que han producido decenas de millones de mexicanos no-ladinos con la mente en blanco, diabólicamente preparados para ser obedientes sirvientes y fanáticos religiosos fácilmente mangoneados por los judíos mexicanos en el poder. Ese es el México actual.
(Vea nada más lo fácil que los judíos mexicanos en el Gobierno de Fox y en las cúpulas administrativas de los sindicatos han robado las fabulosas pensiones de los trabajadores, miles y miles de millones de dólares, ni más ni menos que el futuro de personas que trabajaron toda su vida, diciéndole despectivamente a los involucrados que "no hay dinero," ¡y ninguna víctima dice nada! Juar, juar, juar. Viva México, país de imbéciles, ¿eh?)
Pero resulta que, según la Escuela de Estrategia Militar China del Meterorito Rojo, Donde está la derrota está la victoria. Sí. La desventaja de tener un país de ciudadanos ingenuos se contraataca al cien por ciento de efectividad poniendo en sus manos los mejores principios de estrategia y metafísica china posibles, pues tal información cae en libro en blanco, en campo completamente fértil. Desde tiempos inmemoriales los chinos han dicho que para explotar a las masas hay que mantener al pueblo ignorante sobre los métodos utilizados por los gobernantes en su contra. La información, entonces, termina con la explotación.
Sabiendo lo nocivo de la censura y la represión que hace fácil engatusar a la gente, concluimos que el problema político en México no es que falten no-ladinos para desempeñarse en puestos de Gobierno. Tampoco escasean expertos en todos los campos que pudieran sugerir ideas de cómo gobernar adecuadamente. Menos podemos culpar la falta de experiencia en su puesto como la razón de que cada presidente en México deje el país económicamente peor a como lo recibió de su antecesor. No. Aquí el verdadero problema es que quienes "gobiernan" México...¡DESGOBIERNAN A PROPÓSITO!
Es únicamente en beneficio de la clase ladina gobernante y explotadora que cunde la ineficiencia, la corrupción y el crimen.
Por eso, Si Yo Fuera Presidente, castigaría rápida y radicalmente (digamos fusilándolos en el acto) a los chupa-sangre en el poder (y a sus encubridores en el crimen como los medios de (mal)comunicación, la Banca, la Igle$ia, el Congreso, la Corte Suprema, la SEP), no tanto por sus bárbaros crímenes contra el pueblo, sino como ejemplo para que la sociedad sepa el alto precio a pagar por traicionar al pueblo y entiendan quienes deban entenderlo que preferible ser funcionario honesto pero vivo, que funcionario sinvergüenza muerto.
Porque ahorita no tenemos gobernantes sino gachupines sádicos, genocidas y ladrones insaciables. Nada más.
De pilón, gobernantes y criollos ladinos en general desconfían totalmente de sus víctimas, o sea de nosotros los no-ladinos. Nos tienen bajo la siempre-presente lupa de fisgones civiles, religiosos y militares diseminados en todas nuestras actividades. Por si fuera poco lo anterior, los ladinos nos obstruyen el progreso (con cero acceso a las mejores preparatorias y universidades forzados, si acaso, a atender escuelas de inferior calidad), aunque para consumo de las masas los gachupines nos dicen que "todos somos iguales." Como si la amarga realidad bajo la miel de la propaganda no fuera extremadamente nociva para nosotros.
Sin embargo, decía, con poco que aprendamos a levantar la cabeza, a desconfiar y cuestionar lo que nos digan gobernantes, religiosos y políticos, y a negarnos terminantemente a ser sometidos por los conquistadores, podremos aventarles los rituales chinos en la jeta. Armémonos de voluntad y enfrentemos los sinsabores políticos como una prueba más de vida, tomando situaciones adversas como reto para exhibir nuestra determinación y echar a los conquistadores del poder. Para nosotros, nada es irremediable. Si los ladinos han arreglado las cosas de tal manera en México que ellos nacen en el seno del poder y nosotros en la esclavitud, volteémosles el chirrión por el palito pegándoles desde ahorita con peticiones del meteorito rojo partiéndole la madre a sus generaciones futuras. Así nos pondremos fácilmente a mano con ellos. Demostremos con peticiones quemadas del meteorito rojo que el bien (nosotros) puede imponerse al mal (los ladinos). El único resultado posible y fácil de predecir en tal confrontación pacífica y anónima, es la victoria total nuestra sobre los conquistadores gachupines. Siempre y cuando, por supuesto, tomemos las cosas con tranquilidad, evitando la violencia y viendo el lado positivo de cada situación. Hasta Marcos, el Enmascarado de Estambre, lacayo del Gobierno, entendió que la guerrilla (ni de a mentiras como la de él) ya no sirve para nada en estos tiempos que corren. Ahora quiere ser líder político, bendito sea dios.
(Note usted que, como los obispos chupa-sangre, Marcos ostenta barriga bien rellena mientras la hambreada indiada come sucias ratas de campo. Los vivales "líderes" ladinos actúan siempre igual, en el Gobierno o en la "guerrilla," ¿verdad, Marcos?)
Tocando entonces el tópico de castigos ejemplares a los explotadores, Si Yo Fuera Presidente ejecutaría ipso facto al Secretario de Defensa y a los ex secretarios que estuvieran vivos, al Secretario de Gobernación y quienes lo antecedieron en el puesto que todavía respiren, junto con la cúpula de mafiosos genocidas en uniforme militar (y al patrón de todos ellos, que bien pudiera ser el Ratón Atómico ex-presidente Carlos Salinas de Gortari). Todos ellos son responsables directos del desastroso momento que vive el genocida Ejército mexicano actualmente gracias a la corrupción.
Cosa tradicional en el Ejército mexicano, dirá usted, ejército plagado de generaletes corruptos, genocidas y arbitrarios.
Basta recordar, si ejemplos de corrupción se necesitaran, al Secretario de Defensa de Zedillo, el generalete Cervantes. Este pillo (militar que por cierto yo mandaría derechito al paredón sacándolo en cantarito de la fortaleza militar en la que convirtió su residencia temiendo precisamente que un día vaya la indiada por él), fue amoroso encubridor de la familia presidencial. Encarceló al general Rebollo cuando este intentó destapar la cloaca de los vínculos con narcos del suegro del entonces presidente Zedillo. Cervantes hizo cuantiosa y envidiable fortuna con las comisiones del diez por ciento del carísimo, obsoleto e inservible armamento extranjero que las fuerzas armadas adquirieron durante ese sexenio (chatarra vil, como helicópteros rusos destartalados que se desplomaron todos matando mucha gente, y cohetes oxidados con valor de millones de dólares cada uno pero que explotan al dispararlos. Dígame si el pillo merece o no ser fusilado).
Generaletes y funcionarios, decía, merecen el paredón por los estropicios militares infligidos actualmente en la vida de los civiles, pero sobre todo por el lamentable sistema militar que actualmente rige en el país en perjuicio de civiles y militares por igual. Ya sé que ellos no son los únicos responsables del horrible sistema militar impuesto originalmente por el Imperio del Mal y eficazmente implementado por los ladinos civiles y militares que explotan México desde hace siglos, pero por alguien habría que empezar a desgranar la mazorca.
Porque a ver. Aparte del diario despilfarro y robo de dineros del pueblo llevado a cabo por los militaretes sin obligación de dar cuenta a nadie, crimen que de por sí merece el paredón, otro crimen de la cúpula militar y civil en México es el escandalosamente alto número de deserciones militares ocurridas en el infernal sexenio del Déspota Fox y la Rata Marta. Esas deserciones piden a gritos una investigación a fondo (que nunca se llevará a cabo, naturalmente) sobre las causas que han llevado ¡A MÁS DE LA MITAD DE CHANGOS VERDES, más de cien mil elementos militares, A DESERTAR! Es decir, hay más de cien mil hombres y mujeres en edad de servicio militar y con entrenamiento de armas sueltos entre la población. No en balde hay tantos robos y secuestros a mano armada, pues el ejército ha echado sobre la población inerme a posibles criminales desempleados pero con entrenamiento para matar. ¡Hágame el cabrón favor!
Pero déjeme decirle algo que los ladinos en el poder no le dirán: La excesiva deserción militar es causada por el horrendo y discriminatorio sistema de los judíos mexicanos en el poder para mantener a los mexicanos no-ladinos fuera de los círculos de oficiales "diplomados." Es copia exacta del discriminatorio sistema civil que mantiene a los mexicanos nativos lejos de puestos importantes en el Gobierno, en la Igle$ia, en la banca, en la Policía, en los medios (especialmente en la televisión y radio, donde no hay un solo televiso conductor o actor que no sea judío), en las universidades y hasta en los sindicatos (¿o usted creía, ja, ja, ja, que los corruptos líderes charros antiguos (digamos como los judíos mexicanos Lombardo Toledano, La Quina Hernández y La Güera Rodríguez Alcaine), y actuales (como Joaquín Gamboa) provienen del pueblo?).
Si usted es reclutado sin ser ladino, es decir si no proviene usted del Colegio Militar, nunca pasará de sargento. Así de fácil. Los rangos de oficial con sus suculentos salarios y cotos de poder solamente son sueños para la indiada que compone la tropa. ¿Por qué? Ah, pues porque los conquistadores gachupines no son pendejos. Aparte de explotar los recursos naturales y robarse el dinero del erario, se han apropiado de los mejores trabajos en todo el país, en todos los niveles de gobierno y hasta en la industria privada. Leyó usted bien. Si usted es no-judío y quiere convertirse en comerciante sin capital ni créditos a disposición únicamente de los criollos, poco campo de acción tiene aparte de vender cervezas en un balde en los estadios de fútbol, o poner a la brava un puesto callejero de fritangas (pero al menos escúpales las quesadillas antes de servírselas a los gachupines).
Cierto. Ser oficial en el ejército no es tarea fácil ni ocurre de la noche a la mañana. Toma años y auténticas fortunas, que paga el pueblo, para formarlos desde simple mocetones a soberbios militares en deslumbrante uniforme de oficial. Pero por lo mismo, los exámenes militares debieran estar abiertos a todos los miembros de las fuerzas armadas y no solamente a una élite de ladinos estudiando en colegios militares como ocurre actualmente, pues es el pueblo quien finalmente paga sin beneficiarse totalmente de ello. En mi opinión, al menos un porcentaje decoroso de plazas para nuevos oficiales debiera estar al alcance de miembros de la tropa con el talento y las ganas de superarse necesarias, poniendo a su alcance escuelas especiales en todas las zonas militares del país. Pero eso, a menos que yo o cualquier otro mexicano no-ladino fuera presidente, nunca ocurrirá en México, donde un soldado raso jamás ascenderá la escalera de rangos para oficiales, aunque tenga más talento que los generales, pues se le cierran las puertas a través de la falta de estudios apropiados. Esa es la manera en que la casta de gobernantes judíos espanholes se asegura la explotación del pastel militar mexicano.
En China, por ejemplo, el sistema de exámenes nacionales fue inventado en la antigüedad y todavía funciona precisamente para permitir que cualquier persona inteligente y con aptitudes civiles y militares llegue a oficial aunque de niño haya sido campesino. Pero no en México. Aquí no importa si el oficial es estúpido, lo que importa es que sea ladino. Por eso estamos como estamos, aunque se alcanza el objetivo de mantener a la indiada armada por el mismo ejército sometida a los judíos en el poder. No se vayan a "alzar," o peor, no vayan a infiltrar las filas de oficiales criollos y darse cuenta de los genocidios constantemente llevados a propósito contra el pueblo. Y lo peor: Imagínese ver en sus bailecitos, donde solamente oficiales ladinos escoltan a las quinceañeras ladinas, a indios mexicanos en uniforme de oficial queriendo bailar con las niñitas judías mexicanas: ¡El acabose! ¡El mundo al revés! ¿La indiada manoseando ladinas? ¡Dios nos libre de tales pensamientos!
La razón principal de las deserciones en el Ejército mexicano es entonces la discriminación contra los mexicanos no-ladinos. Por eso, Si Yo Fuera Presidente, haría un fusiladero de generaletes que ni en la Revolución hubo. Un mono con tijeras y suelto sería poco en comparación.
Que se permita que el origen racial del individuo, y no su capacidad, determinen su posición en el ejército es indudablemente criminal. Pero espérese: Hay más motivos para ser tan severos con los generaletes. Motivos más graves que el monopolio de vender raciones alimenticias y uniformes militares sea explotado por generaletes ladinos sin abrir licitaciones: Aparentemente el Secretario de Defensa, el generalete Vega y sus compadres uniformados, se están robando el dinero ahorrado para pensiones de todos los desertores. Es decir, las deserciones son un negocio suculento pues el dinero ahorrado por ellos desaparece automáticamente de las cuentas al convertirse en criminales. Esto es, para que los generaletes y sus cómplices en el Gobierno, digamos como el Secretario de Gobernación Carlos Abascal o el mismo Déspota Fox se beneficien con el programa de retiro de los desertores, el pueblo paga constantemente para entrenar nuevos reclutas que al desertar desperdician el dinero gastado en ellos. Por tal crimen habría que colocar frente al pelotón de fusilamiento a más ladinos que dedos tenemos en las manos.
Y esos no son, ni con mucho, la totalidad de los crímenes que los generaletes judíos mexicanos cometen contra soldados no-ladinos, especialmente los abusos físicos haciendo caso omiso del principio militar que advierte que Un soldado ni se avienta ni se tienta. Los militares pues, son tan salvajes y ladrones como los civiles en el poder. O peor, porque abusan de la ley militar como hacía el estúpido generalete y ex-Procurador de la Nación, (m)Acedo de la Concha, condenando a muerte a soldados por simples faltas administrativas pues nadie le avisó al baboso que México no está en estado de guerra desde hace medio siglo.
Pero más urgente todavía, si yo estuviera sentado en el Trono del Águila, desaparecería al Ejército mexicano tal y como lo conocemos ahora, pues solamente sirve para asesinar ciudadanos opuestos a la explotación, reduciendo su tamaño drásticamente y reemplazando sus funciones actuales una Policía Nacional entrenada por mexicanos, no por sádicos instructores israelitas parientes y hermanos étnicos de los gobernantes actuales, que a su vez aprendieron su bárbara conducta de aún más salvajes militares de Corea del Sur, mismos que entrenan a los cuicos gringos. Y el gigantesco presupuesto que ahorita consumen los chupa-sangre generaletes verdes, lo destinaríamos a mejores cosas. Digamos como a la inaplazable necesidad de construir carreteras libres de al menos cuatro carriles en toda la república para agilizar el tráfico de gente y mercancías sin tantos embotellamientos ni tantos accidentes letales. Las carreteras actuales solamente sirven a los conquistadores restringiendo a propósito el tráfico para así controlar mejor a la indiada aunque con eso frenen el desarrollo económico.
Créanmelo, balas nos iban a faltar para fusilar a tanto cabrón.
Pero eso sí: En seis meses arreglábamos este país.
PD. Mis entrañables enemigos ladinos (siempre es bueno tener enemigos): Sus ritualitos semanales de magia negra contra mi son ciertamente constantes y enfadosos como mosquitos, aunque inútiles. Pero como veo que no entienden, les aviso que de ahora en adelante cada trabajito de brujería que llegue a mi primer círculo de defensa se los voy a retachar no solamente a ustedes como ahora, sino a toda la gente a su alrededor, desde familiares hasta colegas. Ya les andaba.
Yo quemo una petición del meteorito rojo, mi compadre quema otra, así que ya tenemos dos, y mensualmente necesitamos solamente un oficiante más -Uno Solamente- para hacer al menos un triángulo esotérico y mantener activa la rueda de los desquites contra los enemigos de los mexicanos. Tarde o temprano, así nos tome un siglo, llegaremos al número que mantenga las peticiones del meteorito rojo en movimiento perpetuo.
Afortunadamente, al final de cada mes tenemos actualmente como cuatrocientos oficiantes en total que bajan las peticiones del meteorito rojo, más un número indeterminado a quienes esas mismas peticiones se distribuyen a través del correo electrónico por los lectores de esta columna. Es decir, ya somos un ejército de hacedores de rituales chinos. Chico o grande, pero somos un ejército invulnerable, invisible y anónimo. Los ladinos, obispos y rabinos no podrán tocarnos metafísicamente ni aunque sigan asesinando a diario niñas mexicanas para sus trabajos de magia negra contra los mexicanos nativos.
Yo pre-magnetizo personalmente cada una de las peticiones del meteorito rojo y no hay manera de que nadie las neutralice. Este temible ejército metafísico seguirá creciendo día a día. La cosa se va a poner mejor para nosotros, y peor para los chupa-sangre. Se lo garantizo yo.
Para órdenes y/o informes, comunicarse por correo electrónico a visionpf@direct.ca.
* Master, Estrategia Militar China
E-mail: visionpf@direct.ca
Col#262 | Home | Columnas | Col #264 |
Copyright © 2005, Francisco J. Vargas