Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #71: La Paella De Las Vanidades

El caso del asesinato del cuentachistes Pacorrín Stanley está mucho más complicado de lo que parece.

Dicen en China que ``Cuando el agua del río baja de nivel, quedan al descubierto las piedras.'' En este caso el río parece ser de narcodólares, de intereses extranjeros y nacionales ocultos y demasiado fuertes. Inesperadamente las piedras parecen ser las autoridades y mientras más tiempo pasa y más arrestados hay, la Procuraduría capitalina empieza a parecernos sospechosa. Excesivamente sospechosa.

Todos los arrestados hasta ahorita, menos uno, dan la impresión de ser chivos expiatorios. Contra ninguno de ellos hay testigos creíbles ni pruebas sólidas. Lo que abunda es desinformación oficial y la poca información que dan en la Procuraduría parece estar manipulada.

Pero claro, si uno presta atención a las cosas se dará cuenta de que hasta los muertos y la desinformación oficial ``hablan'' y nos ayudan a resolver misterios. En este simple principio (aparentemente desconocido para las autoridades civiles y militares de México) se basa toda investigación.

Un antiguo principio de estrategia militar china dice, ``Con el fin de que escapen asesinos ligados a las autoridades, primero se arrestan chivos expiatorios. Luego, cuando todo se aclare, los verdaderos ejecutores estarán a salvo y muy lejos.''

La acciones de las autoridades luego del asesinato de Stanley sólo sirvieron, evidentemente, para que los verdaderos asesinos escaparan. No sólo eso, sino que en la Procuraduría se alcanzaron los fiscales la diabólica puntada de acusar a los sobrevivientes del incidente de ser ellos los culpables del asesinato. ¿La razón? ¡Pues que salieron vivos del trance!

Con perversidad inusual - aunque no inesperada tratándose de cuicos mexicanos - el procurador arroja paletadas de caca sobre mucha gente, incluyendo niños, con objetivos que sólo él conoce, pero que nada parecen tener con la recta aplicación de la ley.

Desgraciadamente los planes de las autoridades (y de maleantes) nunca son claros para sus víctimas. Son planes que la gente, que los sufre, llama acertadamente ``aguas turbias.'' Policías y ladrones tienen la ventaja de pegar primero y solamente ellos saben el motivo de sus acciones.

Por el momento no hay poder jurídico que meta en cintura al procurador capitalino y sus desmanes, pues la leyes mexicanas están diseñadas precisamente para reprimir ilegal e impunemente a los ciudadanos. No existen comisiones de ciudadanos o de autoridades jurídicas superiores ante las cuales los fiscales respondan por abusos contra los sospechosos.

Los fiscales estatales y federales son omnipotentes porque los toleramos. La impunidad de militares, procuradores y jefes de policía abusivos es algo habitual en estados totalitarios como el nuestro. La UNAM, cómplice del Gobierno en materia educacional, no produce juristas dignos del nombre que pongan remedio legal a los abusos de autoridad, aunque si produce manadas de leguleyos que a la sombra del gobierno se hacen ricos muy pronto. Quién sabe por qué le llamarán la ``máxima casa de estudios.'' A lo mejor por grandota.

La lógica jurídica en la Procuraduría en el caso Stanley es aberrante, represiva, y estúpida. Las acciones de los fiscales son una paella de excesos personales de autoridad. Y de egos.

Fíjese. Según el procu del Villar, los únicos libres de sospecha son los muertos y el vehículo baleado. Siempre que este ultimo no de señales de tener vida.

(Idéntico problema presenta el caso del asesinato de los militares del EMP. Enjaularon dizque ``a los asesinos,'' incluyendo a un oficial sobreviviente que tuvo la mala suerte de....ejem, sobrevivir el atentado. Lo escandaloso es que las autoridades federales y militares no recuperaron todavía ni un peso de lo robado, mucho menos las armas sustraídas del fatídico vehículo involucrado. ¿Pero es qué acaso los fiscales militares en México son imbéciles?)

Como todos sabemos, el caso Stanley empezó con su relampagueante ejecución a manos de un pistolero profesional de envidiable puntería. El gatillero dio muestras de poseer un impresionante control mental y mucha sangre fría, pues ``el trabajito,''a plena luz del día en las afueras del concurrido restaurant El Charco, no era fácil.

Stanley iba armado, sentado en el asiento frontal derecho del vehículo. Sus dos guardaespaldas, desarmados, viajaban en el asiento trasero. Los acompañaba un empleado de Stanley.

El asesino no sólo evitó dañar al chofer, sentado a centímetros de Stanley, sino también a un taxista y a su pasajera que se detuvieron a un lado del vehículo baleado y lo miraron directamente a los ojos. También dejó vivos a los dos guardaespaldas de Stanley y al empleado, el cual fue herido en un pie pero por balas perdidas al tirarse de cabeza para esconderse tras el asiento. El matón también perdonó la vida a un aparcador de carros del restaurant que inesperadamente se cruzó con el asesino y a menos de medio metro de distancia. Todos ellos vieron claramente al asesino....y él a ellos.

Las bajas humanas colaterales, o sea las que no se encontraban en el vehículo atacado, fueron accidentales, producto de balas perdidas.

Queda claro entonces que la misión primordial del pistolero era liquidar a Paco. Y eso fue lo que hizo, evidenciando buen entrenamiento, probablemente de tipo militar. Al no disparar contra al menos siete testigos reveló una seguridad muy extraña, como si supiera de antemano que tenía garantizada la impunidad. Esa seguridad usualmente la muestran elementos de las Fuerzas Armadas envueltos en tiroteos contra civiles.

Ahora bien. El chofer fue consignado porque según el procurador no es lógico que un asesino profesional no lo haya baleado estando tan cerca de la acción. Pero el taxista y su pasajera también fueron dejados con vida, y no están acusados por el procu de ser cómplices en el asesinato. El herido en el pie dentro del vehículo baleado tampoco fue arrestado, ni los dos guardaespaldas, ni el aparcador de automóviles.

La investigación oficial apesta pues a alpargata.

Aparentemente los guardaespaldas, presionados por el inquisidor del Villar, revelaron detalles de la vida más íntima del fallecido y como recompensa la Procuraduría les dispensó cualquier tipo de cargos. Igual parece que pasó con el pasajero herido en el pie.

Pero, ¿qué diablos les pasa a las autoridades?

Un procurador debe ser consistente en sus acciones. Ni en un árbitro de fútbol es posible tolerar inconsistencia. Si el árbitro le perdona un penal a un equipo pero luego le marca penal al contrario, da pie a la sospecha. Igual nos pasa si vemos que el procurador no reparte justicia con la misma medida.

Desde el primer día las autoridades dijeron que encontraron residuos de cocaína en el vehículo y en el cuerpo de Stanley. Pero como Paco murió y el vehículo es de naturaleza más bien inerte o me-vale-madre-todo, no tenía chiste consignarlos. Naturalmente que la investigación tomó rápidamente sesgo de narcotráfico.

Y para confundir más todo, inexplicablemente y durante el velatorio se le ocurrió a Bezares (el patiño de Stanley que lo acompañó al último almuerzo) contestar todas las preguntas que le hizo el televiso Zabludowsky. Mayito balbuceó ahí una serie de incoherencias que lo presentan, al menos, como un despistado. Con sus impulsivas declaraciones cavó su tumba.

Por su parte el procurador dice que haber ido al sanitario del restaurante dos veces, su extraña tardanza en el mismo cuando Stanley era baleado, y una llamada previa hecha por teléfono celular a su mujer diciéndole el nombre del restaurant, hacen aparecer a Bezares como cómplice del asesinato.

Pero la llamada por teléfono no prueba nada pues Bezares no es el único esposo en el mundo que le dice a su mujer el nombre del restaurant donde va a comer. Decir que la llamada ``puso a tiro'' a Stanley es sintomático de haber visto la película El Padrino más veces de lo recomendable. La tardanza de Mayito en el sanitario si da pie para pensar cosas extrañas, pero decir que es cómplice porque fue al sanitario dos veces es un desatino.

Mientras tanto, el gatillero que mató a Stanley se volvió ojo de hormiga, aunque de su fisonomía hay un retrato hablado bastante claro. En el atentado hubo un asaltante herido por dos policías, pero las ineficientes autoridades capitalinas jamás tuvieron éxito en capturarlo pues lo suyo es arrestar ciudadanos güeyes, no listos. Y también lo suyo es, a lo que se ve, fabricar acusaciones jaladas de los pelos.

Para justificar sus trágicas ocurrencias, el procurador se sacó de la manga un ``testigo protegido'' que acusa a Bezares, a una edecán y a un cholo de visitar a dos conocidos narcos en un reclusorio y planear ahí mismo el asesinato del que fuera obeso y ``coco'' presentador.

Al principio nos creímos el fantasioso escenario del fiscal. Pero ¡oh, desilusión!

El soplón resultó ser un criminal hospedado ya por cuenta del Estado en el Reclusorio Sur - se rumora que le prometieron rebajarle la sentencia a cambio de su cuento - y presume de haber sido exmandadero de los narcos acusados. Asegura el ``jilguero'' desde su jaula que el estuvo presente cuando se dieron las órdenes para eliminar a Stanley ``por una deuda de drogas.''

Aparentemente en ese reclusorio los internos planean sus crímenes a la vista y al oído de reclusos y custodios, cual si fueran conversaciones de café. Cómo si los narcos fueran tan descuidados en sus actos. O tan pendejos.

Huelga decir que al soplón - los estudios sicológicos que le realizaron en el penal lo describen como demente, propenso a inventar mentiras y a la fantasía - lo acreditó inicialmente la Procuraduría como ``testigo probo'' y digno de toda la confianza de las autoridades.

Así andamos en justicia por aquí, reclutando testigos entre los pájaros de cuenta de reclusorio. Igualito a los mejores tiempos de la Inquisición. Con razón la defensa de los narcos documentó fácilmente diez contradicciones serias en el testimonio del interesado soplón. Aunque de nada les sirvió.

La tendencia de nuestros procuradores nacionales, influenciados directamente o a través de películas por los extranjeros, es manipular testigos que ya purgan condenas en las cárceles y así acusar y perseguir a personas inocentes con el fin de capturar y freír peces más gordos.

Bueno, pues aunque usted no lo crea, con el dudoso y seguramente bien retribuido y perjuro testimonio de un criminal, la Procuraduría ``convenció'' a un juez para que consignara a los sobrevivientes del atentado, Mayito incluido.

Yo no se si Mayito es culpable o inocente, lo que digo es que las ``pruebas'' de la Procuraduría son demasiado endebles para acusación tan seria. Si toleramos que otros ciudadanos sean embarcados de tal manera por los fiscales, un día nos puede pasar lo mismo a nosotros y a nuestros hijos.

En un estado de Derecho normal (México queda aquí automáticamente descalificado) un procurador investigando un caso de similar delicadeza no movería un dedo hasta tener cuando menos dos testigos honestos (desinteresados, pues, y que no vivan en la cárcel) por cada acusación, además de evidencia material irrefutable. Y los testigos estarían previa y ampliamente apercibidos del grave delito que es rendir falso testimonio, delito que los podría llevar a la cárcel. Pero como los testigos de la fiscalía usualmente ya están presos y los motivan con promesas de libertad adelantada a cambio de contar lo que los fiscales quieren oír, nuestro mundo jurídico está al revés.

Así que el procurador, el subprocurador y sus achichincles - curiosamente, todos ellos si tienen fisonomía con demasiados rasgos de probables criminales - se sacaron de la manga un elaboradisimo complot de asesinato. Tan elaborado, que sólo puede existir en el campo de la ficción....o en las calenturientas o interesadas mentes de procuradores mexicanos.

La Procuraduría, huelga mencionarlo, nos miente constantemente acerca de la forma como se han hecho los arrestos de los involucrados en el caso, y omite decirnos que en la mayoría de los casos no hubo órdenes de aprehensión. Aplicaron el famoso ``levantón'' que tanto prestigio le redituó antes a la Inquisición y hoy a las autoridades nacionales.

A final de cuentas consignaron al chofer del extinto Stanley, a la edecán, a un ayudante de Bezares que ni presente estuvo en el lugar del crimen, a un sospechoso de ser el asesino material, a Bezares, y vaya usted a saber cuántos desafortunados más le faltan a del Villar. Porque de seguro al rato irán por las familias de los arrestados para atemorizarlos y dejarlos totalmente indefensos. Resaca de la Inquisición, usted sabe.

Si el asunto no fuera tan doloroso para las familias afectadas, el caso Stanley sería digno de las películas de La Pantera Rosa y el procurador capitalino sería el Inspector Clouseau. Porque es inaceptable que el procurador arreste sin orden de aprehensión y luego consigne como presunto asesino a un cholo apodado, apropiadamente, El Cholo. Qué porque dizque ``se parece'' al retrato hablado.

Pero ese hombre no se parece al retrato hablado, salvo en lo pelón.

Yo veo que El Cholo más bien se parece al Mastín Bermúdez, el títere narrador de fútbol de Televisa (de terrible dicción y que está obsesionado con la birria, los tacos y las tortas hasta el grado que por salivar se le olvida platicarnos el partido, lo cual ya es crimen....contra el buen gusto).

El verdadero asesino de Paco dio muestras inequívocas de ser altamente profesional, y El Cholo es todo lo contrario. La referencias de actos delictuosos cometidos por el Cholo son varios crímenes cometidos en los USA, de donde lo deportaron por ilegal. Pero eso no quiere decir mucho, pues la mitad de los mexicanos residiendo allá tienen historial delictivo debido más que nada a que los güeros fichan nopales bajo el menor pretexto. Y no se ve dónde o cuándo pudo este patético ``mojado'' aprender a manejar diestramente (y obtener) sofisticado armamento de uso exclusivo de militares.

Tampoco los rasgos faciales coinciden, pues los del Cholo son más bien gruesos y los del asesino más finos. Además, la fría mirada en el retrato hablado del asesino no es la de El Cholo, un hombre mentalmente inestable y altamente nervioso. El mismo Cholo acepta ser consumidor de drogas y tiene demasiados testigos fiables de que estuvo en otro lugar a la hora del crimen. Hasta los mismos testigos del crimen aseguraron al principio que nunca antes habían visto al Cholo, pero Clouseau habló con ellos y (no tan) misteriosamente algunos cambiaron de opinión.

(Y para que se vea que los ladinos-judíos-criollos son unidos, un periodiquero fronterizo, (pobre frontera) un tal Blancornelas, metió su cuchara diciendo que por su apariencia física de pandillero el Cholo ``es el prototipo del mercenario.'' Pppfffff. Si a ésas vamos, Blancornelas es el prototipo del periodista convenenciero y no por eso lo han consignado.)

Es una pena lo que hacen los fiscales mexicanos pues los culpables no son siempre los que cometen crímenes, sino los que decide la autoridad.

Y a buenas horas la esposa de Mayito grita pidiendo que los mexicanos nos demos cuenta de las injusticias cometidas por las autoridades. Pero es que la indiada ya lo sabíamos. Es ella, esposa y amiga íntima de ladinos al servicio del Sistema y dedicados a atarantar televidentes, quien lo ignoraba. Por eso le sorprende sufrir en sangre propia lo que los mexicanos de segunda sufren diariamente en cárceles inmundas a lo largo y ancho del país. ¡Bienvenida al Infierno, digo, al verdadero México, señora!

(Ojalá Clouseau no intente acusarme por escribir ``Infierno,'' palabra de riguroso significado legal y científico, considerada por el procu del Villar y por el televiso López Dóriga como ``amenaza a las autoridades.'' En este país nomás los ladinos pueden amenazar.)

Lo risible es que el valioso informante protegido acusa a Bezares, al Cholo y a una ``mujer rubia'' de haber visitado dos veces a los Amezcua Brothers en el reclusorio para planear la muerte del cuantachistes. Pero resulta que la edecán embotellada presentó documentos y recibos del salario que recibió por su trabajo en el Auditorio Nacional el día que supuestamente visitó a los narcos.

Para cualquier persona que no sea cuico eso indica que la mujer no pudo haber estado físicamente en dos lugares a la vez. No para Clouseau.

Y aquí viene lo mejor. No sólo no hay registro, testigos o videocintas en el Reclusorio que avalen las visitas que inventó el informante protegido. Lo gracioso es que el custodio del reclusorio que estuvo de guardia en el área donde habitaban los narcos en las fechas citadas, testificó qué el nunca vio ese día a los visitantes acusados en ese lugar. Encargado de abrir y cerrar la puerta del área de alta seguridad, el custodio aseguró que los hubiera recordado si hubieran visitado el lugar.

Y por si ese testimonio no bastara, las personas que si visitaron en las fechas citadas a los narcos se presentaron voluntariamente a declarar. Naturalmente que a la Procuraduría le valió madre todo eso. Qué esperaban los acusados, ¿justicia?

Por eso el testimonio del custodio les pareció mal a los fiscales, ¡y le levantaron una averiguación previa ``por vendido!''

Cómo los ve. Para la autoridad sólo el testimonio del informante criminal tiene valor aún sin corroboración de alguien más ni evidencia física alguna. ``El custodio es un testigo falso,'' dijo despectivamente el subprocurador Carrancá, que de eso sabrá bastante.

Incidentalmente, platicando con los reporteros el abogado de los narcos estaba tan confiado en ganar el caso que dijo, ``Se les cayó el asunto (en la Procuraduría) como lo plantearon, y esto va a ser la gloria o el infierno para del Villar. Y se los advierto, va a ser el infierno.''

¡Y la que se armó!

No sólo somos un país tercermundista, sino que podemos presumir de tener fiscales que ignoran los principios básicos de retórica a pesar de presumir variados (e inútiles) títulos de la UNAM. Quién sabe qué les enseñarán en la facultad pero es muy grave que los abogados mexicanos no sepan el significado de las palabras.

Para quienes si terminamos la primaria, la metáfora del abogado defensor no contiene otro significado más allá de lo expresado. A menos, claro, que alguien ya haya ido al Infierno y regresado con un mapa del lugar.

Pero ándele que el ladino López Dóriga, periodista ``made in Televisa'' que gusta hacerle al analista amateur radiofónico y que difunde el punto de vista de las autoridades capitalinas en el caso, dijo inmediatamente que las palabras de el abogado defensor ``Son una amenaza para del Villar.'' Qué dizque ``por lo del narcotráfico.''

Bendito Dios.

La actitud parcial y lambiscona del apodado ``teacher'' le augura longevidad en su trabajo y a lo mejor hasta otra cosita. Pero oiga, ¡qué vergüenza para los informadores y comentaristas de a deveras! Entre López Dóriga y Ortega, otro insulso televiso recitador de noticias que se imagina que su opinión influye (nunca se sacudirá Ortega el estigma de haber llamado ``vergonzosa'' la respuesta del panista Medina al V Informe de Zedillo,) van a terminar con la imagen del informador profesional.

Bueno, si es que tal imagen alguna vez existió en México.

Exactamente por la misma fecha hubo revuelo político en Inglaterra porque la asesora política más íntima del ex Primer Ministro John Major, Judith Chaplin (apropiado apellido) dejó a su muerte un diario que contiene sabrosos chismes. Dice la desaparecida experta en maniobras políticas, que alguna vez y al calor de los problemas políticos de el entonces ministro John Major con la Dama de Hierro y ex Primera Ministro Margaret Thatcher, dijo que quería verla ``aislada y destruida.''

La Chaplin escribió cuidadosamente en su ``diario secreto'' la fecha y lugar de los exabruptos del entonces ministro hacia la `ñora de fierro. El diario fue secreto mientras ella vivió, pero sus hijos lo publicaron recientemente.

Y bueno. Por unos días aquél enojo entre el ex ministro Major y su predecesora fue tema para las damas inglesas a la hora del te y también para los caballeros a la hora de paladear brandy añejo en las profundas cavernas alfombradas que son en Inglaterra las calientitas y acogedoras salas de los clubes privados. (Yo nunca entré a un club de ésos. Pero así se ven en las películas, con neblina por fuera de los ventanales cubiertos de nieve y chinitos de frío, amplios sillones de cuero suavemente acabado, fuego de leña de a devis en la chimenea, susurros entre los conversantes para no despertar o asustar a los viejos y reumáticos mayordomos, y todo eso.)

El ex ministro Major también dijo de la Thatcher que ``La baronesa está destrampada,'' ``es Mrs. T,'' ``Está loca,'' y más insultillos de ésos. Pero lo mejor fue que dijo, ``La quiero destruida.''

Aún así, nadie en Inglaterra pensó siquiera en que la Baronesa Thatcher podría acusar a Major de ``amenazas.'' Y es que en el Reino Unido las universidades tienen verdaderos educadores. Los que van a la escuela saben escuchar y tomar las cosas en el contexto exacto en que se dicen. Para no hacer después el ridículo en público.

Imagínese nomás lo que el procurador del Villar y López Dóriga hubieran hecho en este país con las palabras de Major. De menos habrían pedido para el hablantín británico cincuenta años de prisión, equivalente a un asesinato.

¿No me creé? Pues sepa que para no quedarse atrás de su patrón Clouseau, su achichincle más allegado, el subprocurador Carrancá, también se dijo amenazado por el abogado defensor de los Amezcua. Alega que en una audiencia ``El abogado dijo textualmente que me fusilarían.''

Pero resulta que lo que el defensor dice que dijo es que cansado ante las desmedidas y constantes obstrucciones del subprocurador, el protestó que ``Si tanto disparate pide el fiscal, yo pido que lo fusilen.''

Y volvemos a lo mismo.

Para los que fuimos a la primaria, las palabras del abogado defensor tienen un tono irónico, pero nada más. Sin embargo el suplente de fiscal torció perversamente las palabras de su colega y pidió su expulsión.

Una semana después, del Villar, hinchado su ego de poder y azuzado por las lambisconerías de gente como el ``informador entre los primeros,'' acusó formalmente al abogado defensor, ``por amenazas.''

¿Fin del borlote?

Ni lo sueñe. En este país la comedia nunca se termina. El director de la PJDF, Tornero, saltó a la palestra diciendo que cabe la posibilidad de ejercitar acción penal en contra del abogado defensor ``por las amenazas'' a su cuate Clouseau.

Hágame favor. ¡Este Tornero es el mismo pillín que encubrió a su guardaespaldas después que éste fue detenido con las manos en la masa y acusado de secuestrar a un automovilista para extorsionarlo! Y ahora pretende perseguir a un abogado por ejercer su derecho de opinión.

Como buenos montoneros, hasta el procurador Madrazo ofreció echarle una mano a su colega. Madrazo Cuéllar todavía no resuelve el caso Colosio, mucho menos el de la muerte de Francisco Massieu. Pero si de amedrentar ciudadanos se trata, el dice estar listo con todos los medios represores del Estado para hostigar al abogado defensor. Al cabo que nosotros pagamos todo con nuestros impuestos.

Dios nomás los hace y los cuicos se buscan y asocian solitos.

Pero como la acusación de amenazas a Clouseau no era por sí sola para tomarse en serio, a primeras horas de la madrugada del día siguiente a la acusación un gatillero hizo cinco disparos sobre la casa del hermano del procu en el estado de Hidalgo. Los tiros impactaron el exterior de la ventana de la recámara donde dormía el brother.

Pero ``el asalto'' está muy sospechoso y más bien da la impresión de estar diseñado para servir de excusa a alguien, no para matar a nadie.

Y sí.

Clouseau inmediatamente dijo sospechar que ``el ataque'' tiene que estar ligado a las amenazas del abogado defensor de narcos. Claro que así ya tiene más peso la acusación por amenazas, misma que busca amordazar la libre expresión de los abogados en general.

Pero volvemos a las inconsistencias de árbitros y procuradores.

Porque si como dicen es cierto que el gatillero que atacó la casa del hermanito fue un profesional que utilizó una arma del tipo usado exclusivamente por el Ejército, ¿cómo es qué dejó viva a la presunta víctima? Esto, el que lo dejara vivo, es motivo para su consignación inmediata pues sobrevivió el ataque. Al menos así debería de ser, de acuerdo a los precedentes sentados por Clouseau y a la lógica que utilizó para ``investigar'' el caso Stanley. Y en la ley todo es precedentes.

Pero no. A su hermano no lo consideró del Villar sospechoso, sino víctima inocente. ¿En qué quedamos, pues?

Es increíble también que del Villar encontrara un juez capaz de consignar a los acusados con pruebas tan endebles. Por eso no fueron de extrañar las reacciones de los familiares de los acusados. Alguna mujer le gritó al subprocurador Carrancá, ``Ojalá te pudras en el Infierno. Tienes hijos y lo vas a pagar.'' Y la madre de otro de los consignados dijo, ``Del Villar, pagarás muy caro las lágrimas de las madres, ingrato.''

No se sabe, por el momento, si también a esas mujeres las acusarán López Dóriga y los fiscales de ``amenazas contra la autoridad.''

Lo que si hizo la Procuraduría fue iniciar una averiguación previa en contra del director general del Reclusorio Sur por otorgar ``privilegios proporcionados a los (narcos) hermanos Amezcua'' y se ordenó el traslado de los carnales a Almoloya. Como si en la Procuraduría ignoraban que existe esa situación de privilegio para reos pudientes.

Más bien el asunto apunta a que alguien en el Gobierno quería desde hace rato apretarles legal o ilegalmente las tuercas a los Amezcua. Oh, espejito, ¿qué país extranjero podría estar envuelto en esto?

Y por si alguna vez dudamos de que la ley en México está en manos de delincuentes, la Procuraduría persigue últimamente a los abogados defensores de los Amezcua hostigándolos con agentes judiciales que ostensiblemente toman fotografías de sus casas, documentando quién entra y sale, además de mantener sus intimidatorios vehículos frente a esos domicilios y de interrogar a los vecinos.

Y cuando una juez - obviamente inmune a la temible influencia de Clouseau - aceptó una solicitud de estudio para obtener amparo federal para Bezares, el procu embarró descaradamente la reputación de la juez.

Frente a los reporteros, del Villar lanzó tendenciosas indirectas acerca de la honestidad de la juez federal, calificándola de ``peculiar,'' y remató insinuando que ella recibió sobornos al decir que fue ella quien negó la extradición de los hermanos Jesús y Luis Amezcua a los USA. (¿Por eso Clouseau les carga el muertito Stanley ahora a los dos narcos?) Este procurador bárbaro no le tiene respeto a la ley, mucho menos a sus colegas. De seguro se iba de pinta cuando había clases de ética en la facultad.

La verdad, la verdad, todo apunta a que con tal de salirse con la suya la autoridad se está empezando a comer su propia cola al voltearse contra personas del mismo poder, como son jueces, custodios, directores de reclusorios y demás.

Sólo que la aplicación errónea de la justicia es injusticia.

Por eso los actos de Clouseau y otros fiscales mexicanos me recuerdan la fábula china del conejo y el león.

Resulta que un melenudo león vivía muy tranquilo, hasta que le llegó un conejo intrigante para azuzarlo, diciéndole que cerca de ahí había un león todavía más feo y que se decía más poderoso que nadie. El león se enfureció y le exigió al conejo que inmediatamente lo llevara a la presencia del retador. El sagaz conejo lo guió hasta el borde de un hondo pozo de agua y le señaló con su manita (o patita) derecha el interior al felino. El león se asomó y vio en el fondo la imagen de un león reflejada en el agua. Amenazante, el león rugió, y el otro también. El león mostró los colmillos y erizó la melena furioso, y el otro también. El león mostró las garras, y el otro también. Ciego de rabia, el león se abalanzó al pozo sobre su enemigo, y el otro también. El león murió ahogado...y el otro también.

En ésas andan ahorita las autoridades en México, amenazándose a sí mismas. Para diversión del pueblo.


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


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Copyright © 1999, Francisco J. Vargas