Dicen en China: "Hay personas tan malvadas, que asustan más que los fantasmas." Bueno, pues los narradores y comentaristas de fútbol de dos grandes cadenas de televisión en espanhol de Gringolandia, Univisión y Galavisión, entran en esa horrorosa categoría. Escuchar a tales verduleros describir a gritos y alaridos los juegos de fútbol, es entender el terrible significado de pertenecer al Tercer Mundo, es colocarnos voluntariamente en la antesala del Infierno cultural.
Pero antes hablemos un poco de la naturaleza de la mente humana.
Hace tres milenios los chinos ya sabían que la mente humana es fácilmente estimulada y manipulada por imágenes visuales y sonidos especiales. Ese mismo conocimiento es utilizado hoy para guiar intencionalmente la atención de la mente hacia ciertos objetivos. Precisamente para estimular la mente a través de ojos y oídos se inventaron hace muchos siglos en China las formaciones, banderas y uniformes militares. Y las bandas de guerra utilizando exclusivamente cornetas y tambores, por cierto populares ya también en Occidente.
Los métodos chinos para influenciar la mente son profundamente misteriosos y de uso civil, religioso y militar. Los sonidos producidos por instrumentos musicales de metal tales como trompetas y címbalos, y por tambores golpeados fuertemente con maderos, despiertan o acicatean instantáneamente en el hombre sus instintos más agresivos, dejándolo mentalmente listo para la guerra.
Por eso en el campo de batalla los sonidos para inducir la tropa al combate incluyen feroces consignas dadas por oficiales en forma de alaridos, y los inevitables y estridentes sonidos de tambores y cornetas. Por eso se dan de alta voluntariamente en las fuerzas armadas muchos jóvenes, excitados por los sonidos marciales.
(Según el mismo método chino de los sonidos, los instrumentos de cuerdas inducen la mente del oyente en dirección contraria, o sea a la introspección y la melancolía.)
Nótese que también las bandas de rock, que magnifican sus sonidos electrónicamente, despiertan fácilmente el instinto primitivo de la audiencia. De ahí la recurrente violencia en los conciertos de música para jóvenes. Igual pasa en los estadios de fútbol, donde los aficionados se autoexcitan hasta el paroxismo con tambores, trompetas, matracas, gritos de guerra y alcohol. Hasta que llega el momento en que la violencia en la grada estalla inevitablemente. Solamente los ignorantes directivos de equipos no perciben que la combinación de ruidos altos con la cerveza afectará violentamente la mente de los asistentes a los juegos.
Los pasodobles en las corridas de toros también se tocan con instrumentos de metal y tambores para excitar al público. Y el himno nacional mexicano es muestra de lo fácil que es manipular ciudadanos con música militar mezclada con patriotismo. Por eso un mexicano que acaba de escuchar el Himno queda listo para destripar hasta al compadre, si éste se le atraviesa imprudentemente. Y todos sabemos que cualquier desfile cívico en México atrae espectadores a granel en cuanto redoblan los tambores y truenan al aire las altas notas musicales de las cornetas de guerra. No se diga si el desfile es militar, porque ahí hasta los niños saltan excitados en la calle sin saber por que, ya que los gobernantes y generalotes mexicanos hacen lo que ven en otros países, pero sin saber sus razones y efectos, mucho menos saben cómo neutralizarlos. Sólo saben que en los desfiles nadie se duerme. Se desmayarán, eso si, pero dormido no cae ningún espectador o participante.
No es de extrañar pues que, cuando el espíritu de los soldados decae en el campo de batalla, los oficiales ordenen que la banda de guerra llame a zafarrancho con la bandera al frente. En ese momento hasta los soldados heridos se levantan empuñando los fusiles, prestos a matar y morir pues su instinto guerrero ha sido despertado.
Por eso en países bárbaros como en Espanha, México y Francia (si, la misma de famosas pinturas y museos bonitos) los desfiles públicos contienen infinidad de bandas de guerra armando gran escándalo por la calle. Por esa misma razón el presidente Fox se zurra en los pantalones de gusto, cual niño chiquito, en cuanto los taimados generalotes le pasan por enfrente una banda de guerra haciéndole maromitas. (Las carcajadas que se echarán después en los cuarteles los militaretes mexicanos al comentar el efecto que hace en los bobos presidentes ladinos la música militar.)
Con decirle que hasta la música de mariachi, con ruidosas trompetas, es un asalto a la paz mental de los ingenuos oyentes. Y es que generalmente la gente se fija en lo que se mete por la boca, no lo que entra por sus ojos y oídos. Fíjese que hay gente sentada ocupada en algo, pero si de pronto suena por ahí la música, de la que sea, inmediatamente empiezan a mover involuntariamente pies, brazos y cuerpo al ritmo de la melodía. O sea, la música mueve sus cuerpos como el titiritero mueve sus muñecos a través de las cuerdas. Y es que la gente no analiza realmente lo que oye y se deja manipular a lo tarugo. Por eso mismo la gente se engulle las promesas electorales de los gobernantes.
Saber escuchar y filtrar lo que se oye es pues, en China, sutil arte militar. Aquí, ni sabemos que existe.
El método chino de emplear sonidos de bandas militares para alterar la mente humana fue importado primero a Europa y de ahí los espanholes lo trajeron a México. Aquí encontraron que los nativos también tenían conocimiento de la esencia de los sonidos, pero para fines religiosos y ceremoniales. Así que ellos primero y los franceses después, nos impusieron los sonidos de tambores y cornetas de guerra hasta que quedaron para siempre tatuados en nuestra mente. Por eso en este país se oyen tambores y trompetas por doquier, a todas horas, y hasta en las escuelas públicas. Debido a la espeluznante ignorancia de los maestros, nuestras escuelas tienen feroces bandas de guerra que rápidamente despiertan en los alumnos su carácter más violento.
Hasta los hogares están contaminados por estridente música, y mala de pilón. La cultura de la contaminación ambiental ya se desparramó en la sociedad hasta al grado que los automovilistas utilizan el claxon para agredir a otros automovilistas y a peatones por igual. Las mentadas con claxon son comunes en todo el país y hasta graciosas se nos hacen.
Y como tenía que ser, lo malo se pega más rápido que lo bueno y ya exportamos la manipulación de masas por medio del ruido a los Estados Unidos. De manera que si usted quiere experimentar los horrores del Infierno de la barbarie cultural, le sugiero que vea fútbol mexicano en los USA por Univisión y Galavisión, cadenas de los mismos dueños, y será usted transportado en el tiempo al siglo XV.
Si los principios chinos de la cortesía advierten que "Aunque todos los hombres son iguales, algunos se distinguen por su mala cultura y conducta como se distingue el animal del hombre," entonces no podemos evitar darnos cuenta del pobre nivel de cultura y peor conducta que exhiben los cotorros del micrófono al lanzar sus aullidos desde Miami para toda la mexicanada en Güerolandia.
Los partidos transmitidos desde México ya traen sonido original de los narradores mexicanos, quienes no serán luminarias culturales pero su tono de voz es, para mi gusto, bastante decente. Tienen bastante personal distribuido en los estudios y en el campo, y están narrados directamente desde los estadios, lo cual se nota para bien. En cambio, los narradores en Gringolandia suprimen ese sonido original y lo sustituyen con sus ladridos, pero lo peor es que re-describen los partidos desde su estudio de televisión, viendo las escenas en una pantallita de televisión al mismo tiempo que los televidentes.
Y yo me pregunto: ¿Para qué volver a narrar lo ya narrado, si el público que ve esos juegos es mayoritariamente mexicano?
Pero desafortunadamente los ladinos latinoamericanos y tercermundistas que manejan la televisión en espanhol en Gringolandia echan a perder el espíritu progresivo local al empecinarse en controlar todo para su propio beneficio aunque sea en perjuicio del público. La costumbre, usted sabe. Igual que hacen en sus países, esta gente antepone sus propios intereses a los de la comunidad mexicana en los USA. Su objetivo es explotar y controlar el entretenimiento latino y que se hinchen los aficionados aztecas.
Pero la lógica nos dice que si el público que ve los partidos de México, y consume los productos anunciados durante los mismos, es tan grande que genera millones de dólares en publicidad a las cadenas de televisión, entonces ese mismo público se merece las narraciones originales, aunque los presentadores y comentaristas de medio tiempo de tales partidos fueran televisos locales.
No es posible que esos juegos sean narrados por argentinos, uruguayos, colombianos, chilenos, etcétera. Porque imagínese: Si el fútbol de marras fuera argentino y el gran público televidente en los USA fuera también argentino, y los consumidores de los productos que patrocinan los juegos televisados fueran argentinos, puede estar usted seguro que no permitirían que les quitaran el sonido original a las transmisiones y se los narraran "en mexicano." Igual si el público fuera uruguayo, chileno, colombiano. Ya hubieran puesto el grito en el cielo, contrario a la pasiva mexicanada que se traga lo que le avienten sin protestar.
Porque a mi no me parece, ni como consumidor ni como televidente, que los juegos de mi país se los tenga que escuchar a un argentino, uruguayo, chileno o colombiano. No tengo nada personalmente contra narradorres de otra nacionalidad, serán muy buenos y el sereno, pero yo prefiero y merezco lo mío antes que lo de otros, como estoy seguro harían los aficionados de cualquier nacionalidad que no sean los nacos mexicanos que frecuentemente andamos por acá.
Y me provoca tirria que los narradores de Miami (los peores, por supuesto, tenían que ser dos mexicanos ignorantes importados que ya están peor que los narradores de otras etnias. Con decirle que hasta tenemos al otrora mosquita muerta Fernando Schwartz [Telemundo], pegando alaridos espantosos cuando cae un gol, en homenaje a los rugidos del principal narrador argentino. Se salva de la quema Jesús Bracamontes [Univisión-Galavisión], convertido de verdad en sobrio y buen comentarista) estén emboscando constantemente al televidente con escalofriantes gritos. Lo hacen para mostrar "personalidad," cuando lo que demuestran es una incultura escalofriante.
Alguna vez se quejó ante los gritones narradores de Telemundo un televidente americano, criticando sus tercermundistas aullidos, y el comentarista colombiano se justificó diciendo: "Es cuestión de cultura." Exactamente. Sin querer le atinó ese cuate. Es problema de la cultura de ínfimo nivel de los tercermundistas ladinos. Emigran a los USA cargando con sus miserias intelectuales únicamente para seguir atrasando a la mexicanada con su ignorancia.
Por lo pronto, hoy es día de fútbol. Ya mandé a la domadora y a los chiquilines a Disneylandia. Qué vayan a joder al pinche Micky Mouse.
Le doy sabroso sorbo a mi cheve (que a propósito es de diferente marca a la que anuncian los irritantes televisos gritones de circo, pues con algo teníamos que desquitarnos), y me dispongo a ver un partido de fútbol mexicano por Univisión. Pero eso si: Ya le quité el sonido al televisor y escucharé la narración por radio.
Y que vayan a chinchuliar a su antecesora los cavernarios narradores de Miami, y los patrocinadores cerveceros y hamburgueseros de las retransmisiones.
CARTITA ABIERTA A LA RUTILANTE NUEVA EMPERATRIZ LADINA DE MÉXICO, PLUS FUTURA CANDIDATA MILAGROSA A LOS GLORIOSOS ALTARES CATÓLICOS MEXICANOS, MARTA-DE-FOX (NO ES CÁBULA, ASÍ SE LLAMA LA ÑORA): Querida mía (my dear pues), úrgeme decirte que al igual que tu simpatiquísimo viejo, Chente One, me has dejado altamente sorprendido con tus recientes y reveladoras declaraciones y acciones.
Si tu adorado ordeñador de vacas y madrugador marido nos ha resultado un hábil malbaratador de bienes nacionales (como todo buen encomendero gachupín con botas que se precie de serlo), tu envidiable destreza propia para meter constantemente tu piececito descalzo en la bacinica política me deja literalmente mudo (speechless).
Veo con mis ojitos redondos por el azoro, oh Serenísima Alteza de Tepalcate, que no sólo tienes la virtud de responder obedientemente y en silencio a los chiflidos de arriero con que públicamente reclama tu atención el mero-mero-maromero de los mexicanos (y mexicanas), sino que en espeluznante y creativa alucinación propia lograste imaginar a Fox como nadie de nosotros podría haberlo hecho aunque quisiéramos: Dizque como "Almirante Supremo."
Y no podríamos la indiada visualizar a tu ranchero Fox cual altivo almirante, temblorosa mano derecha metida bajo la solapa de su colorido y condecorado uniforme y de pie sobre la proa de una lanchita tricolor, dirigiendo su navegación a "buen puerto" mientras los ululantes y fríos vientos de alta mar le hacen los mandados a su enorme sombrerote de orate napoleónico, por la sencilla razón de que tan viril pero fantasiosa imagen es constitucionalmente imposible.
Vuesa irrefutable Majestad debe comprender que cuando se copió la Constitución mexicana de la gringa, ni vuestros ancestros legisladores ladinos imaginaban que haríais "almirante supremo" a Fox por obra y gracia de vuestros inquietos ovarios. Mucho menos se sabía que el mismo Fox comulgaría, digo, estaría de acuerdo, con esa descabellada, hilarante y ridícula idea.
Verás, Emperatriz de Ensuciapies: Entiendo perfectamente que ignores los puntos finos del protocolo de Gobierno. Comprendo que entre la obligación de dar clasesitas de inglés y las diarias idas a misa, no hubo mucho tiempo libre en tu lejana vida pre-monárquica para empaparte en los principios de ceremonias civiles. (Peor está tu secretaria judía de Asuntos Indígenas, Xóchitl Galvez, quien posó como "india-güera mexicana," cabecita envuelta en carísimo rebozo de seda y todo, para hilarante portada en el ladino semanario Milenio, palero de tu Gobierno.)
Pero hombre, Marta, también estoy seguro que alguien habrá en el gabinete que entienda algo de protocolo, y ya podrías preguntarle antes de abrir tu locuaz boquita.
Porque sucede que si el presidente es comandante supremo de las Fuerzas Armadas, es únicamente porque ningún militar puede tomar por sus pistolas la decisión de empezar o terminar una guerra. (Aunque creo que tu si lo harías si llegara el caso, porque a Fox no le veo lo supremo por ningún lado.) Por eso el titular del Ejecutivo es oficialmente jefe supremo de la changada verde, pues es temporalmente (6 años) el ciudadano Número Uno. Pero eso no significa que Fox pueda ser almirante supremo, ni mariscal del aire supremo, mucho menos secretario de la defensa supremo. (Si acaso, mandilón supremo.)
Alguna vez el entonces presidente y commander-in-chief gringo, Jimmy Carter, también se creyó "general supremo" y personalmente dirigió desde la Oficina Oval al comando del aire que penetró en Irán tratando de rescatar a los rehenes de la Embajada Americana. Y así le fue: Los iraníes le achicharraron rápidamente los helicópteros y a sus pilotos. Y eso que Carter tenía ya experiencia de mando militar, pues fue capitán de buques en la Armada americana. Imagínate entonces a Fox, que ni servicio militar obligatorio hizo por andar vendiendo en su camioncito Coca-colas en los pueblos, apareciendo súbitamente como "almirante supremo" por obra y gracia tuya.
De dar risa, ¿verdad?
Pero ése es precisamente el problema de los nuevos ricos, Marta: Ustedes se vuelven locos por titulitos de lo que sea, aunque luego resulten falsos. (Como el de tu maestría en inglés, de Cambridge.) Por eso prácticamente amenazas que vas a co-gobernar, aunque eso no sea posible legalmente. Bien dicen en mi pueblo y en la comarca: "Quién nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver."
Si. El pobre, cuando enriquece, suele hacer toda clase de barbaridades. Especialmente en Los Pinos.
Porque eso de ir a Perú en representación oficial de Fox, para la toma de posesión de Alejandro Toledo, fue una barbaridad política. No es que no se puedan mezclar los papeles de la familia con los actos oficiales de Gobierno, es que el protocolo señala que el indicado para tal ocasión era el secretario de Relaciones Exteriores, Castañeda. Aunque este cuate taimadamente guardó silencio ante tu barrabasada y dejó que, como los mayates, te enredaras solita con la cuerda. Y nada ni nadie puede ocultar la mala leche de Fox en este embrollo. Porque el presidente viaja con cualquier pretexto a todas partes, hasta para tragar tamaladas, pero con tal de darle "cámaras" a su vieja, o sea a ti, Marta, te mandó como personaje segundón a Perú en representación de México, menospreciando así al nuevo presidente peruano.
De seguro Toledo no va a olvidar el ninguneo.
Todo eso es el resultado de tener como pareja presidencial a un par de provincianos(as) poco versados en política internacional y que confunden sus sueños privados de grandeza con asuntos de Gobierno, provocando el escarnio y la burla mundial. Ustedes dos nacieron para echar a perder. Me recuerdan el comentario del hambreado Napoleón Bonaparte a uno de sus ayudantes militares, de regreso a París después de fracasar estrepitosamente en su fallido intento de someter a Rusia, los dos hombres con la nieve hasta las orejas y los dientes castañeteándoles horriblemente por el frío: "De lo sublime a lo ridículo, sólo hay un paso."
Eso, eso, eso.
Y ahora quieres sublimarte diplomáticamente, por si no supiéramos ya quién manda en Los Pinos. Si, con lacerante desprecio a los indígenas que diariamente mueren de hambre, has decidido derrochar el dinero de los mexicanos en otra extravagancia, aparte de toallas y remodelaciones sobrevaluadas: Se te ha antojado ahora organizar una "junta suprema" de las esposas de varios mandatarios, en México, con gastos a cargo del erario. Evidentemente a ustedes en Los Pinos les gusta quedar bien con dinero que no es suyo de ustedes. Al fin que unos mexicanos humildes más, muertos por hambre, no te quitarán el sueño, pues llevas toda tu vida viéndolos perecer y hasta callo has de tener ya. Pero con tantos antojos, ¿no estarás por ventura embarazada? Digo, porque cosas más raras se han visto en los océanos.
Ah, mi querida Marta, difícil es para el ser humano saber cuál es exactamente su lugar apropiado en la sociedad, mucho más para los frágiles egos que controlan el Gobierno. Por eso digo que contigo y con Fox co-gobernando desde el trono tricolor, más vale que Dios nos agarre confesados.
"Y confesadas," agregaría asomando su cabecita detras del respaldo de la silla presidencial el infantiloide Vicente, ejemplo viviente de que la educación escolar católica, como todo lo que explotan los charros negros, es un timo.
BATEA DE BABAS PANISTAS: Dice el panista ex-gobernador de Baja California, y hoy flamante cuanto inútil Comisionado de Asuntos Migratorios para la Frontera Norte (¿y eso qué es?), Ernesto Ruffo, que debemos evitar ver a Mentirosillo Fox como hombre todopoderoso, "ya que ni es rey, ni es mago."
Pues que se lo explique Ruffo a Marta-de-Fox, porque ella es la que ve así al presidente, no nosotros.
La indiada sabemos de sobra la clase de pícaro que es el presidente, y Ruffo puede estar plenamente seguro que no lo consideramos ni rey ni mucho menos mago. Y si le exigimos a Fox las promesas que hizo durante la campaña, es porque el fue quien se creyó todopoderoso prometiendo a diestra y siniestra. Y ahora no quiere cumplir, demostrándonos que ni es todopoderoso, ni rey.
NI PARA ECHAR A PERDER TIENEN GRACIA: En México, los no-ladinos no ganamos para vergüenzas.
Los ladinos que gobiernan todo lo que deja dinero en México, empezando por Mr. Fox, y terminando con el entrenador de la selección de fútbol nacional, Javier Aguirre, hacen sus tarugadas en otros países y luego corren a casa. Y claro, uno es el que paga en la calle los reclamos de gente de otras nacionalidades provocados por nuestros estúpidos gachupines.
Lea esto y avergüéncese nomás (puesto que soportamos todo con la cabeza gacha y sin protestar), de las estupideces de Aguirre. Si los principios chinos de la naturaleza afirman que el animal más estúpido es el marrano, Aguirre lo rebasa con creces.
Resulta que por la incapacidad técnica de Aguirre, México perdió la final de la Copa América contra Colombia. Pase. En fútbol igual se gana y se pierde. Lo intolerable del asunto es que el muy canijo quiso esconder su falta de talento alegando que la Copa América estaba "arreglada" para que la ganara Colombia.
Como era de esperarse, el presidente de Colombia, Andrés Pastrana, protestó por el estercolero verbal de Aguirre. Sobre todo, dijo, porque "Si algún equipo recibió el apoyo de los colombianos fue precisamente México. Siempre se sintieron como en su casa y debió haber sido el equipo que más contento se fue de nuestro país por el respaldo, afecto y cariño de los colombianos."
Pero explíquele eso a un marrano gachupín como Aguirre.
De seguro entre los diseños de los perversos colombianos, para quedarse con la Copa a la mala, fue obligar a Aguirre a que llevara jugadores ladinos gachupines impuestos por su patrón Burrillo, como al inútil de Ignacio Hierro. Y que llevara jugadores medrosos como el Chivo Mercado (todo mundo sabe lo valiente de los chivos) que se la pasó lanzando balones al Conejo Pérez (otro animalito valiente que gritaba que le dieran la pelota a el en lugar de avanzar contra Colombia) desde exactamente cincuenta metros cuando la portería enemiga estaba del otro lado. Seguramente Colombia hipnotizó a Aguirre para que parara sobre la cancha a un equipo defensivo y sin aspiraciones de ganar nada. Culpa también sería de Colombia que el güey de Aguirre sacara al Cabrito, que cuando menos estaba metido en el juego, y metiera a Victorino que nunca supo a qué entró. También fue parte del diseño de los cafeteros el que Aguirre exija derroche de energías a los jugadores mientras los directivos quieren que éstos se partan la madre en el campo sin pagarles un cinco, a cambio solamente de tener el "orgullo" de vestir la camiseta nacional.
Y claro, teniendo de presidente a otro salvaje con botas que igualmente nunca aprendió reglas de cortesía, ni para cuándo obligue Fox a Aguirre a que pida una disculpa pública al pueblo de Colombia. Mucho menos dará una disculpa a Colombia el canciller Castañeda, que fue a la escuela pero nunca aprendió la responsabilidad de su puesto, aprendió a medrar. Y del secretario de Gobernación, Creel, ni hablar, ellos están en lo suyo, chingando indios. Son animales vestidos todos ellos.
Ningún ladino mexicano tiene la sensibilidad para evitar herir a un pueblo que, como el colombiano, hizo lo mejor que pudo contra la adversidad y organizó bien y ganó bien la Copa. De pilón trataron con mucha consideración a los mexicanos. Todo para que venga un pendejo invitado a decirles que son unos sucios solamente porque no tuvo el mismo la capacidad para ganar. Árbitro o no árbitro, nada justifica el bárbaro insulto de Aguirre a una nación que trabajó duro para lograr su cometido y para dar una imagen limpia al exterior.
Ojalá los colombianos entiendan que los mexicanos no-ladinos somos un pueblo reprimido y gobernado por ladinos gachupines, pero no secundamos su conducta animal hacia otros pueblos.
Huelga decir que la FMF, nido de ladinos mexicanos bárbaros, tampoco tomará cartas en el asunto, pues para ellos la bestial conducta de Aguirre es la conducta habitual y esperada de un representante de México en el extranjero.
Como México no hay dos.
* Master, Estrategia Militar China
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