En una república de verdad, las intromisiones, amenazas y peroratas fuera del ámbito que tiene asignado en el Gobierno el secretario de la Defensa, el generalete Clemente Vega, hubieran sido causa de fulminante despido por su jefe militar directo, el presidente. Según nos cuentan (aunque ya sabemos que no es cierto), el presidente sería el supremo de los changos verdes, es decir, el Chango Mayor.
Yo más bien creo que los generaletes toleran, a lo más, a los presidentes. Ya vivimos hace veintitantos años un incidente en el que un iracundo secretario de la Defensa le disparó, por fortuna sin consecuencias porque ni para disparar tienen gracia, a un presidente que espantado se escondía tras su sillón. Sin embargo, aunque fuera nomás por guardar las apariencias "democráticas," debiera existir el orden. Pero no. Uno de los defectos más horribles en los generaletes mexicanos es no saber cuál es su lugar en el circo tan bien armado que es el Gobierno.
La función del secretario Vega, entonces, no es andar sermoneando civiles con bravuconadas de matón de cantinucha. Después de todo, el pueblo le paga por trabajar su ámbito castrense, no por meterse donde no lo llaman. Es una estupidez militar y civil que Vega trate de influenciar ilegalmente a la justicia civil buscando ayudar a criminales en uniforme. Como a los niños que se portan mal, el Congreso debiera arrancarle a este militarete un par de estrellitas de latón de las muchas que se pone en la gorra. Es lo que más les duele. (Es hilarante el mal gusto de los militares mexicanos al cargar terribles pistolones en tiempos de paz, y por el exceso de cromo en sus chaquetas. Usualmente las condecoraciones militares se ganan en el campo de batalla y son motivo de orgullo para quienes las reciben, pero los changos verdes nuestros no han ido últimamente a ninguna batalla, y a las que iban y fueron las perdieron.)
Lo que el secretario Vega ha dicho es tan grave que en cualquier otro país sería considerado traición a la patria. Al menos de una degradación no se escaparía. Opino entonces que alguien tendrá que apiadarse y decirle a este matón payaso que el Ejército no es su negocio particular ni debe (aunque pueda) utilizarlo como factor de intimidación contra políticos ladinos como el presidente Embustero Fox, los maricones supremos de la Corte y los cobardes diputados-senadores del Congreso.
Lástima que en México los hombres tengan ovarios en lugar de güevos y que las mujeres tengan güevos en lugar de ovarios. Aquí el mundo está de cabeza y el país en manos de asesinos en uniforme. Por eso Mariquita Fox corrió a esconderse bajo las faldas de la segunda dama ante la hostil arremetida verbal del cuate Vega (juar, juar, juar). Fox no contestó ni pío, lo cual demuestra la verdadera razón por la que Marta dirige al país. Mucho menos se atrevió el secretario de Gobernación, Santiago Pinocho Creel, a poner en su lugar al general peleonero. El miedo no anda en burro y Pinocho olvidó su tan cacareado amor por la legalidad y la fuerza de la ley. Eso habrá que dejarlo para cuando se pueda. Sus patéticos arranques de macho mexicano vestido de charrito son puro oropel. La vida, después de todo, no retoña, y en esta "democracia" de zarzuela más vale ser prudente y dejar que el rijoso Vega diga lo que quiera aunque exhiba a la dizque "república" como lo que es: Una dictadura que durará hasta que los militares quieran. Por eso dicen en China: "Los gobernantes civiles no sirven para nada."
¿Pero, qué es lo que el secretario de la Defensa, Clemente Vega, dijo que lo exhibió como bruto ignorante de la ley o al menos como aprovechado del uniforme militar?
Pues dijo lo siguiente.
Uno. Dijo el gestoso militar (que no tiene nada de) Clemente, que a los gobernantes y magistrados civiles más les vale optar por la "conciliación y el perdón" y subordinarse a los militares "por un proyecto de país (léase impunidad a los changos verdes) antes que se nos vaya la Nación (¿pa'dónde?) de las manos."
Y para que no hubiera duda alguna, advirtió: "En estos momentos es necesario saber perdonar pues la patria (la definición de patria para los militaretes ladinos es Ejército e impunidad militar) está por encima de todo."
¡Pa'su madre!
Lo que Vega está literalmente exigiendo es que o declaran inocentes a los militares implicados en la perfectamente bien llamada guerra sucia, o el Ejército les arrebatará el juguetito llamado Gobierno a los funcionarios civiles (con todo y los miles de millones de dólares que se roban los cabrones cada semana).
(La involuntaria zurrada que se dio Fox ante las mentadas de madre del generalete le dejó cara y pantalones amarillos, juar, juar, juar. A ver, que les eche Fox mentiras a las bayonetas tal y como lo hace frente al pueblo.)
Dos. Dijo Vega que "El Ejército está en todo el territorio nacional, sabemos todo lo que sucede, aunque no nos corresponde a nosotros entrar a los terrenos de la política."
¡Ñaca!
¿No que no tenían los changos verdes espias pastoreando a gobernantes y ciudadanos como yo lo he aseverado repetidamente, y como lo había negado sistemática y enfáticamente Vega? Cae más pronto un generalete mentiroso que un borracho en muletas, ¿verdad?
Y si "todo lo saben" los changos verdes, ¿entonces por qué calla y encubre el Ejército crímenes y abusos de poder de los gobernantes, empezando por el sucio enriquecimiento ilegal de la maligna parejita presidencial? Eso se llama complicidad, encubrimiento y traición al Pueblo.
Porque lo que Vega está confirmando y aceptando es que el Ejército tiene (ilegalmente, pero aléguenle) dossiers de las aventuras aventureras de los gobernantes, incluidos el presidente y su familia, por no decir de los miembros de los tres Poderes y de la mexicanada en general.
De manera que si los gobernantes hacen enojar a los changos verdes, como dice Vega que está ocurriendo, entonces aténganse a las consecuencias. Ya lo había dicho el secretario meses antes: "La justicia y la Constitución marcan el desempeño de misiones complicadas (¿cómo cuáles tú, aparte de secuestrar, torturar y asesinar civiles?) en beneficio del país. No podemos disimular y no participar (manteniéndonos) en un esquema de lejanía."
Hhmmm... No es pues suficiente que les den a los militares su mochada de la rapiña que significa el saqueo ladino al país. Demandan además impunidad absoluta para los criminales uniformados, so pena de "arrimarse" peligrosamente a los ricos cotos de poder civil.
Ay, dolor, cómo chingas.
Tres. Dijo también el mal-encarado de las cinco estrellitas bajo un pollito, Vega, que más les vale a los políticos y gobernantes "no repetir errores de división entre los mexicanos como los que sufrió el país en 1847, cuando en el cerro de Chapultepec se dejó demostrada la calidad de los hombres que defendían no precisamente al Castillo, sino que defendían a la patria precisamente (lástima que hicieran tan mal trabajo, pues los gringos izaron la bandera de las barras y las estrellas y bajaron la mexicana, la que supuestamente traía enredada un niño héroe pero que milagrosamente fue encontrada por los invasores en el asta). Cómo estaba la patria en aquéllos momentos es lo que no debe repetirse."
Y luego soltó Vega a quemarropa el cañonazo de la casa: "Aunque las Fuerzas Armadas tienen las armas (a la mejor por eso se llaman así, tú) carecen del poder político (¿pero no por mucho tiempo, siñor soldado?)."
¿Acaso se va a oponer Mariquita Fox a las demandas del generalete, quien además le recuerda que los soldados están armados hasta los dientes? Si así es, más vale que Fox esté preparado a que le piquen el culo con las bayonetas a la parejita presidencial y los echen del trono.
Pero Fox será ladrón y mentiroso, más no pendejo. Por lo tanto, preparémonos a que los supremos de la Corte y demás magistrados declaren inocentes a los militares que exterminaron civiles en amplia violación a su autoridad. Y eso sería terrible para el país, pues los crímenes contra la humanidad no prescriben.
Ciertamente los guerrilleros malcontentos que enfrentaron a los soldados pudieron haber violado la ley (está por verse si los ciudadanos tienen derecho a levantarse contra gobernantes tiranos). Pero los changos verdes traicionaron a su uniforme militar abrogándose irracionalmente y a discreción decisiones de vida y muerte contra ciudadanos mexicanos en clara violación a la ley y a la Constitución, ese librote al que tanto dicen respetar los generaletes pero que tanto violan.
Los militares no solamente son delincuentes peores que los guerrilleros porque pervirtieron su función, sino que la guerra sucia sirvió para que los inhumanos oficiales descendientes de Hernán Cortés dieran rienda suelta a sus cobardes instintos genocidas y bárbaros.
Se podrá otorgar amnistía o perdón a los guerrilleros, pero no a los militares. La situación de ambos bandos ante la ley es diferente, pues los guerrilleros mataron soldados en combate, pero no fueron a exterminar familias enteras y hasta pueblos de los "alzados," como gustan llamar los changos verdes a quienes ponen en peligro su sabroso bistec. Eso fue genocidio y crímen contra la humanidad.
Además, los militares han tratado desde entonces de ocultar cobardemente sus crímenes en complicidad con los presidentes en turno. La violencia militar contra una rebelión es entendible hasta cierto punto, pero aquí las autoridades federales fueron más criminales que los malcontentos. A militares y policías se les paga por arriesgar la vida defendiendo a los ladrones ladinos en el poder, pero van más allá y masacran siempre al pueblo para mantener sus sabrosos cotos de poder y rapiña. Por eso es patético ver a la mexicanada aplaudiendo a sus verdugos uniformados cada 16 de Septiembre.
¿Qué les habían hecho las madres, abuelos, primos, hermanos e hijos de los alzados a los militares para ser tratados con tanto odio? ¿Qué les hicieron a los militares familias enteras de campesinos que merecieron cada uno un tiro en la cabeza para luego ser encostalados y tirados al fondo del mar? ¿Cómo se atreven los changos verdes a equipararse con los "alzados" en cuestión de derecho a una amnistía?
Gustan los militares mexicanos hablar de "honor," "lealtad," y sandeces similares, pero en realidad son cobardes, matones y malagradecidos, pues a la menor provocación exterminan a niños de cuna, a ancianos, a mujeres, a jóvenes en su mayoría desarmados quienes de pilón los mantienen. Sus huecas y miserables excusas ("sólo obedecíamos órdenes") no las confirman sus hechos. Muchas cornetitas y tambores, muchas banderitas, muchos cánticos militares, pero al final no pueden disimular que son asesinos desalmados y sádicos de nacimiento, traidores al pueblo.
Lo que los militares mexicanos llevaron a cabo no fueron operaciones propias de la milicia, sino genocidio avalado y encubierto totalmente por gobernantes y curas. La materialista Igle$ia católica ayudó al genocidio delatando y excomulgando a los campesinos descontentos. No en balde el hediondo y panzón arzobispo, Norberto Ojón Rivera, salió descaradamente en apoyo del generalete Vega alegando taimadamente que dizque "El perdón tiene muchas expresiones. Esperemos que finalmente se dé el perdón (a los militares criminales) para poder llegar a la paz que deseamos." ¿Qué diablos tiene que ver la paz con la impunidad a criminales? Obviamente el cura sinvergüenza también amenaza con que habrá violencia militar si los criminales no son exonerados.
Además, mienten Mariquita Fox, los curas y los militares cuando alegan que el Ejército es "del pueblo y para el pueblo." Puro atole con el dedo.
Si el ejército estuviera con el pueblo entonces en 1968, después de la matanza de estudiantes ordenada por el chacal LEA a través de su ventrílocuo el presidente Gustavo Díaz Ordaz, los generaletes hubieran echado a este último del trono con una patada en el culo. En lugar de eso, los militares prefirieron conservar sus canonjías, privilegios y mochadas protegiendo al genocida presidente y a su siniestro cómplice Echeverría. Pero como varios columnistas y todos los televisos están pagados para cantarles falsas loas a los soldados, o peor, están muertos de miedo ante las bayonetas, ni quién diga la verdad por estos rumbos. Por eso la guerra sucia que siguió a la matanza de Octubre-68 fue encubierta en los medios, especialmente por Televi$a, y los militares criminales fueron recompensados con oro a manos llenas.
¿Ejército del pueblo? Bah, simples perros falderos de los gobernantes. Por eso exigen impunidad. (Lo peor es que militares y funcionarios mexicanos son judíos gachupines que siempre están quejándose de los campos de concentración alemanes, pero que en Ladinoamérica han causado más exterminios que las plagas medioevales, y siguen matando mujeres en Juárez).
No es de extrañar pues que con los sustos que a cada rato les mete el secretario Vega a los gobernantes, nadie se oponga a que declaren inocentes a los criminales en uniforme. Les recuerda Vega a los gobernantes, "Tenemos 300 mil hombres pendientes de la gran responsabilidad de la patria." (En realidad, contando a espías y militares vestidos con otros uniformes, como los de la AFI, el Ejército tiene más de un millón de efectivos, así que podría fácilmente tomar el poder del país, lo malo para ellos es que ni los gringos ni el Vaticano los dejarán hacerlo.)
Con esos truenos, ni quién duerma. ¿Verdad, Mariquita Fox?
Y para terminar de darle a la tragicomedia un toque surrealista, salió un funcionario federal baboso y criminal (no hay de otros en este dizque maravilloso país), nada menos que el subprocurador de Delincuencia Organizada (juar, juar, juar) de la PGR, un tal José Luis Santiago, a decir que los militares genocidas que participaron en la guerra sucia "merecen la amnistía." Hágame el cabrón favor. El grandísimo hijo de puta ladino terció: "Hay que perdonar, dejar rencores que por mucho tiempo hemos arrastrado y no han tenido solución".
Hombre, pues entonces todo está fácil. Si la solución es perdonar criminales para que, según el imbécil subprocurador y el maligno secretario Vega, se borre la imagen de que "México está desunido," entonces no se hable más, estoy de acuerdo: Ábranse las puertas de todas las cárceles federales, estatales y municipales, y que todos los criminales sean inmediatamente perdonados y dejados libres. Así estaremos todos "unidos y en concordia," con secuestradores, ladrones, mocha-dedos, violadores sexuales y militares asesinos "amnistiados."
Hijos de su pu...
Lo que ni militares ni gobernantes ladinos mexicanos entienden ni quieren oír es lo que los demás vemos y oímos: Que el Cielo les está preparando a todos ellos un "alzamiento" de a deveras, pero silencioso. Hasta un ciego puede percibir que hoy día la ciudadanía está hasta el gorro de los crímenes de los ladinos, pero más harta está de su cachaza para auto-otorgarse impunidad tal y como se ve en Congreso, Ejército e Igle$ia.
El terreno para la violencia callejera está más que abonado por los mismos ladinos, pues el reyecito Fox es un ladrón debilucho, su ladrona vieja la emperatriz de Los Pinoles anda ciega de soberbia y avaricia, el gabinete anda robando lo más que puede (¿verdad, Parásito de Hacienda Francisco Díaz Gil?), senadores y diputados federales están a sueldo y a la orden del presidente, los magistrados de la Corte Suprema aceptan sobornos presidenciales para vivir como reyes, los gobernadores y alcaldes tienen licencia para robar a su gusto, los curas encubren a todos los ladinos corruptos para que sus propios crímenes sexuales les sean perdonados, los jueces traen a la ley de cabeza vendiéndola al mejor postor, los sufridos pobres pasaron ya a ser oficialmente miserables con los mochos panistas en el poder, la administración de lo queda en las arcas de Gobierno después de los robos desde Los Pinos es deficiente y a favor de amigochos...así que el país literalmente pende de un hilito.
O sea, el desastre nacional puede reventar en cualquier momento y en cualquier parte. Como dicen en China, "Las semillas del derrocamiento han caído en terreno fértil y presagian su llegada."
Uno de los secretos de gobernar estriba en detectar y solucionar a tiempo los problemas que agobien al pueblo. Increíblemente, el gobierno de Mariquita Fox se ha empeñado en hacer las cosas al revés, cerrando los ojos a la realidad y concentrándose el gabinete en llenarse las talegas de dinero malhabido.
Por eso el resentimiento popular está por incendiar Los Pinos...y los ladinos cantando y bailando. Ni cuenta se dan de lo que ocurre a su alrededor.
Bendito sea dios.
A VER, EXPLÍQUENME ESTO: Los televisos exigen pruebas a los que hablan mal de los ladinos en el gobierno. Pero las autoridades actúan sin pruebas, por eso emplean soplones y ofrecen recompensas a chismosos como durante la Inquisicion, secuestran sin órdenes de arresto, los cuicos andan encapuchados y sin identificarse, y de pilón hasta torturan detenidos. Y ahí no dicen nada los televisos. Es decir, el mexicano ladino no necesita pruebas para acusar, ¿pero el indígena y mestizo sí las necesita? Pues qué cabrones tan demócratas.
* Master, Estrategia Militar China
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