En las ilegalmente militarizadas cárceles mexicanas no se aplica la pena de muerte...oficialmente. Aquí los reos considerados peligrosos son asesinados furtivamente por las enfermizas autoridades ladinas que toleramos. Así a sido por cinco siglos, y más ahora. Cuentan con la complicidad de la Igle$ia, de Televi$a y TvAzteca, de los periodiqueros y concesionarios de estaciones de radio, del Ejecutivo, del Congreso y de la Corte Suprema.
Asesinar reos es más horrible que aplicar abierta y rutinariamente la pena de muerte, pues propicia que las autoridades se conviertan en jueces y verdugos al asesinar selectivamente. Aunque eso es precisamente lo que los judíos mexicanos adoran, la clandestinidad en sus crímenes, como la continua e impune matanza y descuartizamiento de mujeres jóvenes no-ladinas en el país. No sé en dónde aprenden los cabrones ese tipo de conducta, pero así actúan siempre.
El sistema judicial actual permite a las autoridades asesinar reos no-ladinos a conveniencia, y dejar a salvo criminales ladinos. Sin embargo, aquéllos que habitualmente critican la pena de muerte en México no se quejan de estos asesinatos, prueba de que no son sinceros, de que en realidad son marionetas del Gobierno trabajando para mantener el status quo tan favorable a las autoridades ladinas.
El nuestro es entonces un sistema judicial hecho a la medida de los conquistadores. Son los gachupines quienes tienen la sartén por el mango mientras indígenas y mestizos sufren las peores penas en presidios. Indudablemente tal sadismo les proporciona placer inmenso a los judíos en el poder, de otra manera no se explica que estando abolida la Inquisición en México desde hace mucho tiempo, imperen todavía en el poder judicial las mismas técnicas brutales de los vaticanos, tales como el interrogar a detenidos desde la media noche (somnolientos) y por días enteros sin darles respiro (fatigados es más fácil que se contradigan), y sin permitir la presencia de sus abogados (así les pueden aplicar los militares torturas varias cuando se les antoje sin testigos incómodos). Simultáneamente, las autoridades relevan convenientemente a sus interrogadores (ellos si pueden comer, dormir y descansar como dios manda). ¡Y nadie dice nada! ¿Por qué, si tanto les gusta a los ladinos copiar cosas de los gringos, no importan el sistema judicial americano? Y lo más grave: ¿Cómo es posible que el pueblo aguante sin chistar tanta represión por parte de los gobernantes?
A saber.
El caso es que, contraviniendo la Constitución, hasta la PGR es actualmente una extensión del Ejército. Por eso es tan necesaria la dádiva de concesiones de radio y televisión a ladinos encubridores que no mencionen el asunto al público. Es más fácil que medios impresos como Proceso, Reforma, El Universal y La Jornada obtengan concesiones de radio, que comunidades indígenas aisladas por cinco siglos y necesitadas de licencias de radio comunitarias. La repartición del botín mediatico es para favorecer a judíos gachupines, y el encubrimiento del Vaticano a gobernantes y militares se compra con privilegios e impunidades otorgados a los charros negros (curas pedófilos jineteadores de tarugos). Por eso los obispos en México hablan de política, nunca de abusos gubernamentales, mucho menos de religión.
Con todo, lo peor no es el sadismo del sistema judicial, ni los asesinatos de reos a conveniencia de cuicos y militares, sino la tortura indiscriminada y ampliamente practicada por autoridades militares, municipales, estatales y federales con pleno respaldo de los grupos de poder (espanholes) en la sociedad. Al cabo que quienes la sufren son los "pinches indios," ¿no?
Cada cierto tiempo las organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales denuncian la salvaje tortura en México, pero hasta la fecha nadie ha podido detener tan vergonzosa y criminal práctica. El Gobierno siempre promete enmendarse pero nunca lo hace, pues la tortura es indispensable en México aunque martirizar ciudadanos sea más abominable que la ocupación militar misma. La tortura es peor aún que la tiranía, pues es un crimen de Estado que nos regresa a la época de la caverna, pero ningún panzón obispo mexicano-romano ha elevado jamás protesta ni denuncia alguna sobre tal crimen y a cambio reciben impunidad por crímenes tales como perversiones sexuales y la acumulación desmedida de bienen materiales.
La tortura civil y militar está arraigada en México porque es el instrumento de represión y sometimiento que mejor resultado da a los conquistadores. Torturadores han sido desde el chacal gachupín Hernán Cortés, hasta el actual presidente criollo Prozac Fox, quien pregona libertad y democracia de dientes afuera pero permite la tortura y asesinatos de nativos a manos de militares y autoridades federales. Divida quinientos años por 25, y eso le dará el número exacto de generaciones de sádicos conquistadores gachupines que han aplicado ininterrumpidamente la inhumana tortura en México.
Sí. Como si la parcial y corrupta justicia mexicana no fuera ya suficiente castigo para los conquistados, encima nos torturan los bárbaros ladinos. Porque digo, los criminales no pasan de ser individuos, pero no pandillas enteras de torturadores malignos como son las perversas autoridades mexicanas. Las autoridades pueden arrestar gente sin orden de aprehensión, y no hay poder gubernamental que ponga un alto a tal burla judicial, pues es parte de la conspiración gachupina para mantener dominado y explotado al país. Pero las detenciones arbitrarias no son suficiente, y los detenidos son torturados brutalmente para que acepten crímenes de los que frecuentemente son inocentes. Después son echados a los perros de Televi$a para que los exhiban a la nación y al extranjero como culpables sin jamás haber sido vista su causa por algún juez ni mucho menos contar con asesoría legal.
Ese infierno judicial permitimos los mexicanos, ese infierno nos merecemos. El buey, después de todo, acostumbra lamer su propia coyunda.
Gracias a los arrestos sin orden de aprehensión y a la tortura, las autoridades mexicanas pueden proteger a los ladinos criminales, pues así es fácil producir culpables por docenas por un mismo crimen. Así hacen, por ejemplo, en Ciudad Juárez cuando de asesinatos de mujeres se trata. Ninguno de los catedráticos en derecho que presumen nuestras "gloriosas" universidades es capaz de entender que en una república la evidencia es la reina de las pruebas, pero en México la reina de las pruebas es la confesión...extraída por medio de torturas. Éste es un crimen espantoso ante los dioses y ante los hombres, pero los judíos mexicanos se precian de desafiar las leyes terrenas y las divinas por igual. Aunque este crimen es achacable también en gran parte a nosotros, ya que solamente naciones incivilizadas, ignorantes y retrógradas permiten el crimen judicial que padecemos sin siquiera un quejido de protesta.
Y los resultados de tener autoridades militarizadas no se hacen esperar. Hace apenas unos días, en Matamoros, Tamaulipas, una pandilla de militares armados con equipo bélico de alto poder utilizado exclusivamente por las fuerzas armadas, pero vestidos totalmente de negro para esconder su identidad y encapuchados como asaltantes en camino real, allanaron con lujo de brutalidad un hotel.
El asalto fue de madrugada, como ya sabemos gustan operar las vampirescas autoridades militares mexicanas. Llegaron en gran número de vehículos, rodearon por fuera el hotel para que no saliera nadie, y sin dar explicaciones a los asustados empleados del hotel abrieron violentamente uno por uno todos los cuartos y levantaron a los todavía somnolientos huéspedes.
Como corresponde a un país ocupado militarmente, los changos verdes encapuchados llevaron después a los huéspedes, 50 en total, tal y como estaban, semiencuerados, a los patios. Ahí procedieron a interrogarlos, ya que aparentemente los asaltados habían llegado en grupo desde Chihuahua, y los encapuchados del comando militar querían saber por qué eran tantos los viajeros y qué buscaban en la ciudad de Matamoros. Ya sabemos que en México no hay libre tránsito de ciudadanos como lo indica la Constitución, pues donde mandan militares la ley no aplica nunca. Pero resulta que los huéspedes únicamente llegaron a la ciudad para solicitar visas de trabajo en el consulado americano. Los malo es que militares y gobernantes judíos mexicanos están histéricos temiendo un alzamiento armado de ciudadanos contra los oligarcas en el poder en cualquier momento. Con decirle que hasta el ruido del viento en las hojas de los arboles espanta a los cabrones. (Y luego se espantan y chillan los generaletes verdes cuando la gente lincha a los abusivos sardos.)
Acto seguido, metieron en vehículos cerrados propios para el transporte de prisioneros a los viajeros, y se los llevaron con rumbo desconocido. Horas después, uno a uno fueron regresando los espantados secuestrados una vez que los militaretes se convencieron por interrogatorios posteriores de que los ciudadanos no eran dizque "terroristas." Bendito sea dios.
Huelga decir que los asaltantes-secuestradores no se identificaron nunca ante nadie, conducta habitual de los militares changos verdes mexicanos (aunque esta vez iban vestidos de negro). De paso, ya que siempre andan muertos de hambre, los militares les robaron algunas cositas a los huéspedes, tales como baratijas y relojes de a cinco dólares. Y los prudentes huéspedes, asustados por posibles represalias, decidieron no denunciar el hecho ante las "autoridades." Y hacen bien, pues los militares controlan todo y no llegaría a ningún lado su denuncia. Pero solamente porque los "bravos machos mexicanos" lo permitimos.
Huelga decir que cuando se supo lo del asalto, las autoridades civiles y militares negaron al unísono saber del asunto.
Es por eso que, en mi opinión, los reos asesinados en cárceles de "alta seguridad" como lo fue el hermano del Chapo, son en realidad ejecuciones ordenadas por militaretes mexicanos. Siempre han sido los militares poco más que matones uniformados pagados por el pueblo, y no saben hacer otra cosa que quitar vidas. Póngalos al frente de instituciones penales y lo único que hacen es lo que aprenden en las escuelas castrenses: Matar civiles indefensos. Y no hay civiles más indefensos que los reos en prisiones federales.
Es decir, si usted pone un perro bravo a cuidar la puerta de la casa, no se sorprenda si muerde a quien se acerque pues morder es lo que mejor hacen los perros. Y matar es lo que mejor hacen los changos verdes mexicanos. ¿Resultado? Reos en cárceles federales asesinados por órdenes militares.
Porque a ver. Resulta que horas después del asesinato del hermano del Chapo Guzmán, salen los columnistas ladinos, desde el periodiquero fronterizo Blancornelas hasta los sesudos "analistas políticos" capitalinos, a decirnos la misma cantaleta: Que el asesinato es producto de "guerras entre traficantes." Hágame el favor. Ya debieran haberse aprendido las autoridades y sus escritores a sueldo otro mantra más original y menos estúpido. La excusa es demasiado uniforme y rápida para ser espontánea, ya que la información de penales federales hacia el exterior no fluye en minutos ni en horas. A lo que voy es que los "intelectuales" a sueldo del Sistema fueron informados exactamente de lo que deberían decir sobre el asunto. Esa impresión le quieren dar a la ciudadanía los generaletes verdes, la de que los reos dominan las prisiones.
Y tan son un grupo compacto los judíos mexicanos en el poder, que AMLO, tan judío y tan ladino como Prozac Fox, salió inmediatamente a apoyar la tesis de los narcos matándose unos a otros en penales federales. Dijo que él solicitaría gustoso la ayuda del Ejército para poner orden en los penales capitalinos. Juar, juar, juar.
Para no quedarse atrás en la "cargada," la Cámara de Diputados también se declaró partidaria de que el Ejército tomara el control en las cárceles mexicanas. Bonita pandilla de ladinos chupa-sangre, ¿eh? O sea, el asesinato del reo fue realmente estratagema para que el Ejército tomara plácidamente el control de los penales federales ahorita, y de los penales estatales después. Porque "coincidentalmente," horas después el Ejército fue autorizado a tomar el control de los penales federales mexicanos.
Y tan "desprevenidos" estaban los militares, que inmediatamente comisionaron a seis mil militares para la vigilancia interna y externa d elas prisiones. O sea, se salieron con la suya los militaretes y los gobernantes, y nos militarizaron las prisiones.
Naturalmente, como corresponde a un país bajo la bota militar, ninguna dependencia del Gobierno se molestó en informar a la ciudadanía sobre los alcances y duración de tales operativos. El Gobierno había prometido no militarizar las prisiones, pues es ilegal, pero ya sabemos que los funcionarios hijos de puta siempre hacen lo contrario de lo que nos dicen. Los militares tampoco tienen que dar explicación alguna a quienes les pagamos sus salarios. A lo más que llegaron fue a sacar escueta notita diciendo que los penales serían "permanentemente reforzados." No necesitan más explicaciones, pues ni el "poder" Judicial ni el Legislativo tienen ascendencia sobre el Ejecutivo, menos sobre los militares. Bueno, legalmente si la tienen, pero jueces y congresistas cagan verde en los pantalones en cuanto los changos verdes les mientan la madre. Juar, juar, juar.
Volvamos a la estúpida excusa del Ejército, aquello de que "los reos controlan las cárceles federales." Si usted ha visto las imágenes que Televi$a pasa de vez en cuando mostrando reos en penales mexicanos de alta seguridad, notará que esos lugares no son sitios de recreo ni clubes sociales. Los internos son tratados inhumanamente y vigilados con agresivos perros bravos, guardias armados hasta los dientes, cámaras de vídeo, y ni siquiera les permiten ni hablar si no se los ordenan. Todo eso es ilegal y va contra los derechos humanos, pero los animales vestidos ladinos que nos gobiernan no entienden de eso. De pilón, el personal de las prisiones vigila muy de cerca a los prisioneros, quienes no pueden moverse a discreción y son trasladados de una área a otra fuertemente vigilados. ¿Cómo diablos va un prisionero en esas circunstancias ya no a introducir una pistola al lugar, sino portarla en su persona?
Si cada reo es minuciosamente revisado corporalmente antes de salir de su celda para evitar que lleven armas peligrosas o mensajes a otros, si sus celdas son vigiladas por circuito cerrado día y noche pues la luz eléctrica es permanente, y además constantemente les chequean sus pertenencias para descubrir objetos extraños, ¿a quién van a sobornar? Ni siquiera el hermano del ratón atómico, Raúl Salinas, pudo esconder un par de minúsculas pastillas Valium en su celda, mucho menos podrían los prisioneros esconder pistolas, y menos aún caminar con ellas en la mano por los pasillos para disparar sobre otros internos. Esto es, a menos que las autoridades del penal lo permitieran y pusieran en manos de ciertos reos las armas siguiendo un plan determinado, digamos para que un reo asesine a otro por órdenes de los militares.
Solamente un retrasado mental podría imaginar entonces que un preso en un penal de alta seguridad podría "comprar" al personal del mismo. Que el cínico procurador y generalete, (m)Acedo de la Concha, salga con la mamada de que los reos sobornan al personal de guardia y que el narco Osiel Cárdenas "controla Almoloya" es una falacia diseñada para que el público acepte la militarización de las cárceles. ¿Cómo haría usted para sobornar a cientos de guardias federales? Por favor. Nada más la cárcel federal en Almoloya, auténtico campo de concentración al estilo gachupín mexicano, contaba hasta hace días con 500 policías Federales de la PFP, 100 custodios, más 30 elementos revisando a cuanto ser humano intentaba cruzar las angostas entradas al penal.
Un reo en cárcel de alta seguridad ni siquiera puede pedir ayuda no-programada a los guardias o doctores, mucho menos podría sobornar a tanta gente que trabaja en los penales. Tales sobornos estarían vídeograbados pues hay cámaras hasta para vigilar a los prisioneros cuando defecan. Dicen los principios chinos de estrategia: "No es posible sobornar a todos y cada uno de los guardias en prisión." Si tal cosa no es posible ocasionalmente, mucho menos lo es permanentemente.
De ahí que la única conclusión sea que los asesinatos de prisioneros se ordenan desde altas instancias militares con fines malignos. Eso de que la PGR investigue al personal de los penales cuando ocurren asesinatos es solamente una cortina de humo para cubrir la espalda a los militares que están detrás de la muerte de prisioneros. Por eso la gente, a pesar de lo que digan columnistas y recitadores de noticias a sueldo del Ejército buscando culpar a los narcos, no confía en las autoridades para nada. Es más, de plano a la gente le ha dado últimamente por linchar a cuicos abusones.
El apestoso nivel de corrupción de las autoridades en los penales mexicanos es reflejo exacto del nivel de corrupción en el Gobierno. Los "intelectuales" en los medios solamente se exhiben a sí mismos como lacayos al servicio de funcionarios y militares al pretender lavarnos el cerebro con eso de que "los narcos mandan en los penales federales." O son estúpidos que se tragan sin cáscara las mentiras que les endilgan los departamentos de información gubernamentales, o nos desinforman porque son pagados para hacerlo.
Precisamente la razón por la que los narcos jamás han estado al servicio de los guerrilleros mexicanos, a pesar de su poder económico y de armas, es porque los militares y los funcionarios federales controlan el lucrativo negocio del narco detrás de bambalinas. Lo hacen dejando trabajar a narcos ladinos para enriquecerse y especialmente para evitar "alzamientos" de indios. Así matan las autoridades dos pájaros con una piedra, aunque este manejo requiere de los militares una sutileza de primer grado para evitar verse involucrados en investigaciones de los gringos. Zedillo, al final de su sexenio, prefirió encarcelar al generalete verde Rebollo antes que permitir que su propia familia política fuera denunciada por narcos y los investigara la DEA.
La repartición de atole con el dedo a través de los medios continuará pues a través de la cantaleta de que todo se debe a "guerras entre narcos," pero a mí nadie me quitará de la cabeza la sospecha de que los generaletes verdes y personal de Presidencia están en el mero vórtice de los asesinatos y de la militarización de las cárceles.
Y como nos amenaza burlesca y sádicamente Prozac Fox, "lo mejor está por venir." Porque mucho me temo que la ultraderecha católica fascista en el poder, apoyada por la Banca y los medios, está preparándose militarmente para evitar largarse voluntariamente del poder en 2006. Para ello utilizarían los mochos ladinos, si fuera necesario, la fuerza de las armas.
Sí, lo que estoy diciendo es que podría no haber elecciones presidenciales dentro de dos años, sino sucesión presidencial panista a güevo.
A nosotros, nativos mexicanos, nos conviene que el país se militarice porque así tendrían indígenas y mestizos entrenamiento militar de gratis, pero para los ladinos tal cosa será horrible.
Lo advertí desde mis primeras columnas: A los conservadores hubo que sacarlos a balazos del poder a principios del siglo XX y no nos convenía que los panistas ganaran el poder. Lamentablemente lo peor que podía pasarnos nos pasó, y veo que para sacarlos ahora de Los Pinos después del 2006, posiblemente habrá que repetirles la estrategia a los mochos.
Está usted en su derecho si no me creé, pero cosas peores se han visto en México.
Por lo pronto ya tenemos a los apestosos militares hasta en la sopa.
Para órdenes y/o informes, comunicarse por correo electrónico a visionpf@direct.ca.
* Master, Estrategia Militar China
E-mail: visionpf@direct.ca
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