Recientemente alguien me mencionaba lo difícil que es hallar información pública acerca de los rituales militares. No hay ningún secreto en eso.
Veamos por qué. La humanidad progresa pero los mejores inventos acaban en manos de los militares. Los gobiernos tienen el dinero suficiente para adquirir lo mejor en equipo bélico.
Así ha sido siempre.
Es más, el hombre ni siquiera sabía hablar todavía (se comunicaban entre sí nuestros antepasados del paleolítico con eróticos pujiditos) cuando ya mataba alegremente prójimos con garrotes, piedras y ocasionalmente hasta con quijadas de burro. O de elefante, vaya uste' a saber. O a lo mejor los burros de entonces tenían el tamaño de los elefantes de hoy.
Después aprendió el hombre a copiar de los animales movimientos para golpear con pies y manos a los más dejados. Vinieron luego los dardos, la honda, y el arco y la flecha. Con estas armas mataban bestias salvajes y también uno que otro sangrón greñudo aunque fuera hermano de tribu.
Cuando el hombre aprendió a hacer casitas más o menos de verse y a sembrar la tierra, la vida era bastante pasajera para él. Pero se les ocurrió a los chinos inventar esa cosa de la propiedad privada y el impuesto sobre la renta y con eso desataron en serio las guerras. Las matazones se generalizaron para desposeer a los que tenían tierra fértil y también para apoderarse de territorios que tuvieran mayor número de pagadores de impuestos para acrecentar ``la base tributaria.''
Con la avaricia humana fuera de control, la violencia se generalizó. Los súbditos que no defendían la propiedad privada propia andaban apoderándose de la de otros. Los gobernantes que no estaban a la defensiva andaban atacando otros países.
Al acelerarse el crecimiento demográfico creció el tamaño de los reinos y se acrecentó su riqueza. Los grupos armados crecieron en número hasta ser ejércitos formalmente organizados y financiados directamente por los gobernantes. Eran ejércitos formados con gente joven y dispuesta a matar y a dejarse matar por unos pesillos o ``por el amor a la patria.''
La guerra fue la primera profesión del mundo y el hombre supo pronto que aún sufriendo grandes pérdidas humanas y materiales la guerra deja ganancias a los victoriosos. Los grandes ejércitos son indispensables para ser fuerte y debilitar la posición de los enemigos.
Pero el tener ejércitos poderosos requiere armamento sofisticado para eliminar gente al por mayor, en masa y rápido. Por eso la lanza, la espada, el carro de guerra, la ballesta y hasta la pólvora se desarrollaron a gran velocidad en China. Salían a campaña ejércitos de cientos de miles de soldados y regresaban media decena de sobrevivientes.
Las guerras prolongadas produjeron la estrategia militar china y otros muchos inventos militares. Por mencionar un ejemplo, el tanque o carro de guerra hecho de madera fue empleado en China por primera vez en combate hace más de 18 siglos.
En China el hombre también logró el invento militar más letal y menos conocido hasta la fecha: los taoístas se alcanzaron hace mucho más de dos milenios la interesante puntada de inventar los rituales militares chinos.
Los taoístas han inventado conceptos religiosos y militares novedosos tales como la alquimia (la de a deveras no la de los europeos) y la aplicación de los principios del I Ching en el campo de batalla. Los rituales militares fue para ellos un invento más, pero sus consecuencias para el ser humano aún no se contabilizan.
Aunque los rituales religiosos taoístas ya existían desde hace más de cinco mil años, al desarrollar rituales especiales para afectar ejércitos y países enteros con ayuda divina los taoístas se sublimaron.
¿Y cuál fue el principio de ocultismo chino tan demoledor que los taoístas descubrieron?
Pues que los inventos militares de hoy pueden ser superados mañana o en el siglo o milenio siguiente, pero los rituales militares sigue siendo tan poderosos como cuando se descubrieron. Todo porque la naturaleza del más allá y el poder de los dioses y demonios no cambia.
Con esos rituales un sólo hombre puede influenciar positiva o negativamente a millones de gentes. Lo mismo da si el blanco es uno o más países, o gigantescos ejércitos, o transnacionales, o el sistema financiero de un país, pues no hay fuerza humana que detenga al poder divino. Un país puede bombardear a otro y las probabilidades de destruir a quien efectúa los rituales son muy remotas pues quizás el taoísta ni siquiera está en el país atacado.
Como punto de referencia pregúntese esto: ¿la victoria militar vietnamita sobre el coloso militar invasor fue realmente sólo el trabajo de campesinos machete en mano, o fue ayudada con rituales militares?
En cualquier caso, poca gente en China tiene acceso a tales rituales, los cuales eran y son secretos de Estado. Es mucho más fácil adquirir legal o ilegalmente secretos nucleares, que hacerse de la metafísica militar. Desde hace dos milenios este conocimiento quedó fuera del alcance del público excepto para taoístas de sectas secretísimas.
A veces los rituales militares ``desaparecen'' por décadas o siglos, para luego surgir inesperadamente y ayudar las causas militares, económicas y políticas más inesperadas. Cuando el tiempo y el lugar lo requieren, resurgen para cambiar la suerte de ejércitos, países, y grupos étnicos, o para proteger un país de ataques militares de otros países.Y es que siempre hay al menos dos o tres personas que poseen tales rituales y aunque no los utilicen, los enseñan a personas escogidas cuidadosamente. Estos rituales nunca se escriben y el método se transmite solamente ``de boca a oído,'' de master a discípulo.
Afortunada o desafortunadamente, según desde el punto de vista de cada persona, los principios de ocultismo militar no son aceptados en Occidente debido al culto al pragmatismo que nos rodea y que nos impide imaginar la existencia de un método metafísico militar. Aquí lo que creemos es lo que vemos.
Y lo que vemos es que el armamento militar es más mortífero conforme pasan los años y que hay excelente tecnología al servicio de los ejércitos: tanques con misiles teledirigidos, letales ametralladoras, satélites espías y de comunicaciones, cazas militares que vuelan a mayor velocidad de la del sonido, submarinos nucleares que pueden permanecer sumergidos por mucho tiempo, enormes portaaviones, artefactos nucleares de distintos calibres, misiles intercontinentales.
Hasta la desinformación militar es excelente hoy día ya que los ejércitos no dejan que civiles con cámaras de televisión ingresen en áreas de combate y así los generales nos cuentan lo que quieren. También les a dado a los generales durante los últimos veinte años por decir que sus ejércitos jamás tienen bajas. Así los soldados van cantando y bailando a la guerra creyendo ingenuamente que regresarán vivos.
Sin embargo la tecnología en sí no lo es todo. Los bombarderos de la fuerza aérea de la OTAN tienen problemas hoy día en Yugoslavia para soltar bombas (sobre blancos especiales que los pilotos deben visualizar primero) debido al mal tiempo local que es el que determina cuántos ataques aéreos se hacen cada día sobre Yugoslavia. Los generales europeos ignoran que uno de los usos menores de los rituales militares es precisamente cambiar o despejar el mal tiempo, o al revés: provocar el mal tiempo para dañar al enemigo.
Por eso y por más, estos rituales no están al alcance del público de ningún país. No es que la gente no deseen tales rituales, sino que es difícil saber quién tiene buenas intenciones y la cautela nunca está de más.
Mi maestro de estrategia militar, un general chino que estuvo ligado militarmente en su juventud con Mao Tse-tung y Chiang Kai-shek antes de sus divergencias, decía, ``Los rituales militares tienen miles de años de antigüedad y miles de años de práctica. Actualmente pocas personas los conocen porque está empezando una era de destrucción brutal de vidas humanas dirigida hacia ciertos países y grupos étnicos débiles. El ser humano está alcanzando nuevos niveles de crueldad y mata cada vez más y con más gusto. Únicamente los países y personas destinados a obtener estos rituales tendrán posibilidad de escapar y contraatacar con éxito a sus verdugos.''
Decía también mi maestro que la violencia militar es cíclica: el país o grupo étnico que asesina al débil hoy, será asesinado mañana ya que cuando el débil toca fondo el Cielo le manda infaliblemente a su salvador. De ahí la necesidad de mantener vivos los rituales militares y ya dará muestras de necesitarlos el país o la persona indicada.
Precisamente porque es difícil distinguir entre el interés y la honestidad o la amistad, no les dan rituales a los curiosos únicamente porque los piden. Para ilustrar este principio mi maestro contaba una fábula infantil acerca de un gato y un tigre con la finalidad de advertir que nunca hay que confiar en la sonrisa del tigre, que nunca se puede estar seguro del rostro detrás de la máscara.
La historia del gato y el tigre, si mal no la recuerdo después de varias décadas de haberla oído, va más o menos así: hace mucho tiempo el tigre estaba enfadado porque podía cazar presas mayores pero no las de tamaño pequeño. ¿Su problema? El grosor de sus propias patas que aunque fuertes, le impedían saltar con agilidad. Envidiaba abiertamente la agilidad y habilidad con que el gato podía saltar en todas direcciones y sin antes denunciar sus intenciones.
Impresionado por esa habilidad del gato, el tigre humildemente le pidió que le enseñara sus técnicas de flexibilidad para cazar saltando con ligereza única.
Pero el gato sabía que el tigre es de mal corazón y que enseñarlo sería peligroso pues una vez que supiera saltar bien podría ceder a la tentación de matar a su propio maestro, por lo tanto no era prudente aceptar. Pero el tigre se humilló aún más, y le aseguró al gato que si lo enseñaba, nunca sería ingrato con su generoso maestro.
El gato se cansó por fin de tantos ruegos y halagos, y terminó prometiendo enseñar al tigre. Desde entonces todos los días, de mañana a tarde, el gato instruía al tigre, en lo alto de una montaña, sobre los puntos finos de su arte.
Hasta que un día llegó el momento en que el gato no tenía más que enseñarle acerca del método de saltar y así se lo dijo al tigre. El tigre no creyó tal cosa y le suplicó al gato que le enseñara más, pero éste aseguró haberle entregado todo su conocimiento.
Convencido de que no había más lecciones que aprender, el tigre decidió que si ya lo sabía todo, no había razón para que dos animales con la misma habilidad existieran. Para ser el único de los animales con la habilidad del gato y sin competencia alguna, debía eliminar a su maestro. No había de otra más que comerse al minino.
Haciéndose el sorprendido, el tigre le dijo al gato que algo raro estaba en al copa en un árbol cercano y al voltear éste hacia arriba el tigre saltó sobre el para encajarle colmillos y garras en su cuerpo y acabar con el. Pero aún más rápido fue el gato. Reaccionó dando un salto relampagueante levantando las cuatro patas del suelo y de ahí trepó al árbol poniéndose fuera del alcance del tigre.
El tigre miró al gato con resentimiento, pues le había mentido y sabía más de lo que le enseñó. El gato miró al tigre con burla, pues le había mentido y se lo quiso comer, aunque en vano.
El tigre se relamió los bigotes de frustración y le dijo, ``Si me hubieras enseñado ese salto estarías ahorita en mi estómago. Realmente eres buen maestro pues te has guardado lo mejor. Eres más listo que yo y mereces vivir.''
Para evitar conflicto similar nadie enseña los rituales militares por estos rumbos. Y menos ahora que parece avecinarse un nuevo tipo de guerrilla que usará rituales militares. Ya no hará falta matarse en el campo de batalla a balazos muriendo como moscas y dejando viudas y huérfanos. Los rituales desde casita diezman igualmente al enemigo, especialmente cuando éste no tiene ni idea de cómo contrarrestarlos.
Así, aunque los rituales militares son eternos quien insista en aprenderlos a pesar de que este conocimiento no está en su destino tendrá que aguantarse las ganas. Aunque viéndolo bien, nunca es bueno desear lo que otros tienen y nosotros no tenemos porque sólo sufriremos y ni así lo lograremos.
Pero para gente menos ambiciosa, el ritual básico taoísta es suficiente para resolver el 99% de sus problemas personales. Y con ese alto porcentaje de probabilidades cualquiera puede ser hasta campeón.
CUCHILLITO DE PALO: Hay que admitir que los curas saben adaptar sus tácticas políticas a los tiempos. Para que la indiada no cuestionemos los candidatos criollos de costumbre para próximo Presidente, dicen los curas suavemente en conferencias de prensa que el próximo Supremo deberá ser ``honesto.'' Con el increíble cuento de que ``velan por los intereses del pueblo'' le allanan el camino al próximo presidente dando la impresión que la Iglesia lo aprobó y no tenemos por qué cuestionarlo. (¿De a cómo sería la mochada que les dará el próximo gobierno a los vaticanos?
Pero mientras los curas excomulgan neoindígenas criminales alegremente, nunca han excomulgado a nadie en el poder, exceptuando a Calles. Claro que éste fue pleito interno entre Gobierno e Iglesia por la riqueza, no por discrepancia moral. La evidencia de los hechos de la Iglesia no avala a los vaticanos como jueces morales ni la ley permite que religiosos se inmiscuyan en la política. Y aunque el contubernio de curas con políticos es tan claro como ilegal, se saldrán con la suya en este país de gente predispuesta a dejarse engañar por quien sea.
¿Hasta cuándo, Señor?
EL "TERCER OJO" MILITAR: Difícil enemigo para los ejércitos de la OTAN está resultando ese cuate Milosevich.
El ataque no es la mejor defensa y para comprobarlo el serbio ``desapareció'' sin dejar rastro y literalmente de la noche a la mañana un contingente de miles (más de 50,000) de refugiados kosovares que estaban hacinados en la frontera con Albania. Y ningún general occidental se dio cuenta de lo que pasó pues estaban ocupados bombardeando Belgrado.
¿Qué hizo Milosevich con tanta gente y para qué los quiere? Quién sabe. Algunos dicen que usará a los kosovares como escudo si las tropas de la OTAN invaden Yugoslavia. Lo único que sí sabemos es que el serbio aplicó otra táctica militar para los textos de estrategia y les volvió a bajar los chones a los generales europeos. Cero y van dos a favor de Milosevich.
Quién sabe qué les enseñarán en las academias militares a los militares europeos, pero estrategia, lo que se llama estrategia militar nomás no. Si usted es estudioso de la estrategia militar, notará que los siguientes son los errores infantiles que (de acuerdo a los principios militares chinos) han cometido hasta la fecha los generales de la OTAN.
1. Creyeron que con avioncitos y bombitas Milosevich se espantaría y se rendiría en unas horas. Dicho de otro modo, no tienen información militar correcta acerca de Yugoslavia ni con la reciente horripilante experiencia en Bosnia.
2. Atenidos a que tienen aviones por cientos, no se preocuparon por cuantificar correctamente y de antemano las fuerzas militares serbias. Todavía ahorita no saben en realidad con qué armamento y con cuántos efectivos cuenta el ejercito serbio.
3. La información militar de los generales occidentales acerca de la capacidad estratégica personal de Milosevich es nula o mala, lo cual es prueba inequívoca de falta de neuronas. Dicen en China que ``la información es el secreto de ver el futuro.'' Lástima que nadie se los ha dicho a los estrategas de la OTAN.
4. Lanzaron ataques aéreos contra Yugoslavia sin saber tampoco dónde exactamente están emplazadas las mejores fuerzas serbias.
CONCLUSIÓN: Con tales generales mal futuro le espera a la OTAN cuándo enfrenten ejércitos bien hechos como los de Rusia o China. Quizás por eso las profecías militares chinas aseguran que al principio del siguiente milenio la bandera china ondeará en las principales capitales del mundo.
PRINCIPIOS CHINOS DE DINERO: Antes que se inventara el dinero la gente intercambiaba objetos y servicios en cantidades iguales. El ``cambalache'' era tan equitativo como vaciar líquido de un envase a otro sin perder nada. El sistema era limitado pero práctico. Al inventarse el dinero, su función provocó la necesidad de que productores y consumidores se convirtieran en oponentes. El dinero hizo posible que el comercio se extendiera a gran escala e hizo posible que los gobiernos hagan su propio dinero.
El secreto de tener mucho dinero es primero ser comerciante y no consumidor, y luego asegurarse de que pocos consumidores se conviertan en comerciantes. Esto lo logra fácilmente la clase adinerada manteniendo los principios de dinero fuera del alcance de los pobres. Así es como el rico se convierte en más rico cada día que pasa. Al pobre ya sabemos lo que le pasa.
Sí, para que el dinero fluya a las manos de los ricos, el pobre tiene que comprar en las tiendas grandes y votar por gobernantes de la clase adinerada. Y aunque ahora el dinero está tomando muchas formas para gastarlo, tales como tarjetas de crédito, cheques y demás, los principios chinos de dinero aseguran que sus característica esencial no cambia: es muy difícil ganarlo y muy fácil gastarlo.
* Master, Estrategia Militar China
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